Los presidentes se apropiaron del timón del Mercosur, cautivo en los últimos dos años de problemas económicos, y, con la lógica de las empresas que se fusionan, decidieron consolidar el bloque como herramienta clave para competir en el mundo.
Justo en la mitad del año, la cumbre que finalizó el viernes en Buenos Aires marcó el inicio de una nueva etapa que deja atrás un tiempo de incertidumbre en que el proceso de integración se acercó reiteradas veces al fracaso debido a una recesión económica generalizada y a conflictos sectoriales.
Argentina asumió en enero la presidencia semestral rotativa del bloque y lideró la nueva estrategia de "relanzamiento del Mercosur", que consistió básicamente en sacarlo de la agonía, avanzar en la coordinación macroeconómica, apurar el ingreso de Chile y fortalecer la credibilidad externa de la unión.
Todo este proceso se hizo colocando a la política por encima de la economía.
Al menos así lo definieron los cancilleres y ministros de Economía en las sucesivas reuniones previas a la cumbre concluida este viernes, en los que se adoptaron medidas tendientes a subordinar las controversias comerciales a los más ambiciosos objetivos políticos.
Esta nueva jerarquización, que parecía obvia cuando comenzó el proceso de integración en los años 80, se perdió de vista en los 90, cuando el Mercosur (Mercado Común del Sur) demostró ser un instrumento muy dinamizador del comercio. Pero con la crisis de los últimos dos años, la voluntad política volvió a imponerse.
El presidente de Brasil, Fernando Henrique Cardoso, comentó este viernes al clausurar la cumbre que hasta hace algunos meses no eran pocos los que vaticinaban el fin del Mercosur. Pero celebró que haya quedado de manifiesto que el bloque constituye un proyecto que es también social, cultural y político.
"Con las crisis, la gente pierde su ánimo, pero aquí pasó al revés, con la crisis, renovamos nuestro entusiasmo", advirtió Cardoso, y remarcó que a su juicio, "hubo esta vez un cambio de percepción del Mercosur por parte" de los propios presidentes. Eso fue lo que hizo la diferencia.
"Siempre hablamos de aranceles, de coordinación macroeconómica, y hoy hablamos de sociedades que se unen, de culturas, de voluntad política, y de un espíritu de solidaridad que va más allá de los mercados, que es la integración de la gente", remarcó el brasileño.
Esta idea de inyectar al bloque una mayor dosis de política se advirtió en el documento principal de la cumbre, la llamada "Carta de Buenos Aires".
En el texto, los seis mandatarios del Mercosur ampliado y el gobierno de Bolivia, representado por su canciller Javier Murillo, se comprometieron a trabajar en una política social común convencidos de que el crecimiento económico no alcanza por sí solo para mejorar la calidad de vida en sus países.
Además del compromiso escrito, Cardoso insistió en la necesidad de contar con indicadores comunes para medir el empleo, la pobreza, la educación o la tenencia de tierras "en el Mercosur", y no en cada país por separado.
Esto nunca se hizo hasta ahora, a pesar de que el proyecto integra a países en desarrollo.
Este cambio de percepción permitió que economías más pobres como la de Paraguay sientan que por primera vez sus planteos acerca del déficit social en su país son escuchados por Argentina y Brasil, tal como lo señaló el presidente Luis González Macchi al finalizar la cumbre.
"El Mercosur es antes que nada un proyecto político", coincidió el presidente de Uruguay, Jorge Batlle. Mientras, el chileno Ricardo Lagos, remarcó que ninguno de los gobernantes reunidos en la cumbre acepta la idea de que el crecimiento económico alcanza para erradicar la pobreza.
Pero además de voluntad política y de un clima de renovado entusiasmo por impulsar el Mercosur, los presidentes también entendieron que el bloque puede ser una herramienta ajustada para competir en el mundo en forma mancomunada, y muy atractiva como mercado para el consumo y la inversión.
En este sentido, el presidente argentino Fernando De la Rúa dijo que el Mercosur "debe ser un instrumento fundamental de nuestra estrategia común de desarrollo, para estar protegidos de la vulnerabilidad de los mercados financieros, pero también para salir a buscar juntos terceros mercados", opinó.
Más aún, Cardoso consideró necesario que el bloque tenga una "estrategia de promoción comercial conjunta" en esos mercados, que identifique al bloque con la "marca Mercosur" sin distinción por países.
El mandatario brasileño siempre destacó esta idea, pero ahora parece haber llegado el tiempo de avanzar sobre ella.
En este proceso, Cardoso considera "fundamental" la incorporación de Chile, la economía más abierta de la región, como socio pleno del bloque.
"El Mercosur como herramienta para hacer negocios con terceros países se reforzará y será más relevante en el escenario internacional una vez que sumemos a Chile", dijo.
Todas estas consideraciones fueron coincidentes con los señalamientos hechos por el representante de política exterior de la Unión Europea (UE), el español Javier Solana, quien fue invitado especial a esta cumbre y disertó con los mandatarios en su reunión.
"El Mercosur es y será cada vez más un polo de atracción y un modelo para toda Latinoamérica como la UE lo es para el conjunto de Europa", aseguró, y explicó el proceso por el cuál su bloque se expande para incorporar a los países de Europa oriental y meridional.
Solana consideró "vital" la relación entre la UE y el Mercosur y la existencia de cada bloque en sí.
"La globalización es un reto extraordinario que nuestros países no pueden asumir individualmente. Debemos preparar a nuestras sociedades para una competencia que trasciende las fronteras", recomendó el funcionario europeo.
Por último, el español tentó a los presidentes sudamericanos con un proyecto de Europa ampliada que hoy tiene 374 millones de habitantes pero que prevé tener 545 millones cuando terminen de incorporarse todos los países, "el doble de Estados Unidos y cuatro veces Japón", advirtió.
La UE espera que el Mercosur tenga un vínculo privilegiado con su bloque, antes de llegar a un acuerdo de asociación comercial hemisférica que estaría liderada por Estados Unidos en el Area de Libre Comercio de las Américas.
Al respecto, más distendidos en el cierre de la cumbre, Cardoso propuso que en tren de seguir consolidando la unión de países sudamericanos en terrenos que trasciendan lo económico, podrían armar un combinado de fútbol de la subregión "para derrotar a los europeos".
La iniciativa fue festejada por los latinoamericanos y marcó el clima de nueva cordialidad que reinó en esta reunión. (FIN/IPS/mv/mj/ip if/00