La Expo 2000, la primera muestra mundial que tiene lugar en Alemania, se concentrará en la ciencia y la tecnología al entrar en su sexta semana.
La exposición comenzó el 1 de junio y terminará el 31 de octubre en la ciudad de Hanover. Su tema es "Humanidad – Naturaleza – Tecnología: Surge un nuevo mundo", y su contenido se orienta según las pautas de la Agenda 21, surgida de la Cumbre de la Tierra (Río de Janeiro, 1992).
Un récord de 180 países y organizaciones participan de la muestra para presentar sus ideas sobre el futuro. Más de 50 países construyeron sus propios pabellones, y el resto se presenta en los salones de exhibición.
La exposición incluirá cientos de espectáculos culturales, desde el festival nocturno de luces "Flambée" hasta la puesta en escena de "Fausto" por Peter Stein, desde jóvenes orquestas de todo el mundo hasta muestras de arte contemporáneo.
Esta semana comenzará una tercera ronda de discusiones con expertos y gente común en lo que se ha denominado "diálogo global". Un total de 10 debates con una duración de tres días ha sido programado hasta fines de octubre, cuando cierre la exposición.
El diálogo global "Ciencia y Tecnología – Pensando en el Futuro", que tendrá lugar este martes, pretende ser una plataforma intercultural e interdisciplinaria para un debate a escala mundial sobre la capacidad de la ciencia y la tecnología de mejorar la vida humana en el futuro.
"Gobierno Responsable en una Sociedad Globalizada" fue el tema de la ronda anterior de discusiones, que tuvo lugar entre los días 1 y 3.
La ronda fue organizada por la Sociedad para el Desarrollo Internacional (SID), con sede en Roma, en asociación con la Fundación Heinrich Boell de Alemania y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
También participaron en la organización varios organismos de la ONU, como el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Mujer.
El secretario general de la SID, Roberto Savio, explicó los antecedentes para la elección del tema y dijo que en 1992 la Cumbre de la Tierra realizada en Río de Janeiro marcó la aparición de una nueva conciencia.
Admitió que la condición finita del mundo relaciona pueblos en muchas formas de interdependencias sociales, políticas y culturales. Y el reconocimiento de las limitaciones de su base ecológica demandan una nueva "asociación global", dijo.
De todos modos, los estímulos emanados de Río necesitan ser traducidos en nuevas formas de organización sociopolítica.
Los participantes en general acordaron que el relativo fracaso en el seguimiento de la Cumbre de Río y la aplicación de su Agenda 21 subrayó la necesidad de ir más allá de los estados nacionales y apuntar a una asociación entre movimientos sociales, organizaciones cívicas, sector privado, agencias multilaterales y gobiernos.
Desde Río de Janeiro, las tendencias negativas de la globalización que están en marcha y su impacto ambiental han vuelto esa alianza todavía más crucial.
El tipo de procesos e instituciones que funcionarán en las próximas décadas podrían determinar si se dará una auténtica asociación global, coincidieron los asistentes.
Las discusiones determinaron un acuerdo: si las convenciones de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) se convierten en realidad, los derechos de cada mujer y cada hombre de llevar una vida digna serán respetados y promovidos.
Si la protección de los medios de subsistencia de la gente se transforma en el objetivo principal de una acción política, entonces el agua, la tierra, las pesquerías y las selvas serán tuteladas y compartidas equitativamente.
Si la economía sirve a esos objetivos, los ciudadanos podrán decidir democráticamente sobre el uso de recursos financieros.
"Esto puede parecer un sueño, pero un gobierno responsable en una sociedad global exige eso y mucho más", acordaron los participantes.
"Corresponde a la gente expresar nuestras visiones y hacer que las instituciones que deciden nuestras vidas -gobiernos estatales, grandes compañías transnacionales, la ONU, el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, la Organización Mundial de Comercio- respondan a la voluntad de paz y bienestar de las comunidades mundiales", dice la declaración del SID.
Otro documento señaló que una mujer que trabaja en una plantación de bananas en el Caribe, un campesino de Tanzania que produce café para exportar, un fabricante de autos estadounidense, una doméstica asiática en Europa y un comerciantes que vende por Internet forman parte de la economía global.
Sin embargo, como ciudadanos, están confinados en sus comunidades políticas.
"Esa división debilita al ciudadano y es un desafío al concepto de gobernabilidad, tal como lo conocemos en el marco de nuestras instituciones políticas", expresó.
Destacó que derechos humanos, seguridad social, desarrollo económico, justicia de género, identidad cultural y preservación del ambiente natural están cada vez más determinados por fuerzas anónimas "en algún lugar del mundo".
Las instituciones políticas nacionales carecen de influencia, especialmente si no forman parte del poderoso Grupo de los Siete (G-7) países más industrializados.
Agencias intergubernamentales como la ONU ofrecen pocas perspectivas para la evolución de una sociedad global, en tanto sean solo un medio para aumentar la expansión de algunos estados.
También fueron significativos los temas abordados en el primer diálogo del 19 al 21 de junio, organizado por el Instituto Ambiental de Estocolmo, en asociación con el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), el Consejo de la Tierra, el Centro de Recursos para Africa Austral y la Agencia Alemana de Cooperación Técnica.
Ese debate involucró una combinación única de industrias, instituciones financieras, gobiernos, ONG, medios, organismos internacionales y académicos de todo el mundo.
Entre sus participantes figuraron el rey Carlos Gustavo XVI de Suecia, Carl Topfer, director ejecutivo del PNUMA, Anil Agarwal, director del Centro para la Ciencia y el Ambiente de Nueva Delhi, Mohammed El-Ashry, titular del Fondo Mundial para el Ambiente, y Heidemarie Wieczorek-Zeul, ministra alemana de Cooperación Económica y Desarrollo.
Las áreas específicas de discusión fueron la administración de ecosistemas integrados, recursos de agua potable, recursos forestales, y energía renovable y sustentable a través del mercado. (FIN/IPS/tra-en/raj/da/ego/mlm/dv/00