El presidente de Irán, Mohammed Jatami, realizó una polémica visita a Alemania, cuyo fruto fue la decisión del gobierno de Gerhard Schroeder de recomponer las relaciones bilaterales.
La resolución fue adoptada pese a discrepancias en la coalición de gobierno ante la invitación a Jatami. Schroeder la mantuvo contra la opinión de 175 parlamentarios de varios partidos, que lo exhortaron en una declaración a retirarla como protesta por la situación de los derechos humanos en Irán.
También Israel pidió la anulación de la invitación, debido a que 10 judíos fueron condenados este mes en Irán, acusados de espionaje.
El gobierno alemán pretende respaldar la lucha de Jatami, considerado un reformista, contra los mullahs tradicionalistas, que conservan aún considerable poder.
"No apoyar a los refomistas que rodean a Jatami favorecería a los radicales" religiosos, advirtió el ministro de Relaciones Exteriores, Joschka Fischer.
Alemania también confía obtener ventajas económicas mediante la recuperación del comercio con Irán, cuyo volumen es ahora la mitad del registrado en 1992.
Schroeder anunció la semana pasada en una conferencia de prensa conjunta con Jatami que se multiplicarán por cinco los créditos para las inversiones alemanas en Irán, hasta los 490 millones de dólares.
La visita de Jatami, la primera de un líder iraní a Alemania desde la que realizó en 1967 el entonces sha Reza Palevi, fue importante para Irán, que intenta lograr, por la vía de su acercamiento a la Unión Europea (UE), el mejoramiento de sus relaciones con Estados Unidos.
Washington rompió sus relaciones diplomáticas con Irán en 1979, cuando los guardias de la revolución islámica ocuparon la embajada estadounidense en Teherán.
Días antes del arribo de Jatami algunos rumores pusieron en duda su visita, considerada por los exiliados iraníes una tentativa del gobierno iraní de presionar a Alemania para que ponga freno sus actividades en este país.
Y, en efecto, Irán ha dicho que aguarda de Alemania "las medidas necesarias" para controlar las protestas de los exiliados.
Diez iraníes armados invadieron el consulado alemán en Amsterdam, poco antes de la visita de Jatami, exigiendo la cancelación de la invitación como protesta por "las dos décadas de represión" en su país. El incidente aumentó la preocupación de las autoridades alemanas a iraníes.
Los comentaristas destacaron que la intranquilidad de Alemania ante la visita fue evidente en todas las etapas del programa, que no tuvo fecha fija hasta último momento, para facilitar la suspensión, si fuera necesario.
Unos 4.000 policías fueron movilizados en Berlín para mantener a raya las manifestaciones callejeras. "El gobierno alemán hizo un sucio acuerdo con los mullahs (iraníes) para prohibir las protestas, pues temía el malestar de Jatami", aseguró Hussein Abadeni, del disidente Consejo Nacional de Resistencia de Irán (NCRI).
El NCRI afirmó que Jatami es poco más que un títere en manos de los religiosos tradicionalistas.
Unos 20.000 exiliados iraníes se manifestaron el lunes contra Jatami en la puerta de Brandenburgo, de Berlín, y el NCRI asegura que la policía impidió la llegada a la ciudad de otros 10.000.
"Tenemos en nuestro poder cientos de cartas que la policía alemana envió a nuestros miembros en toda Europa para advertirles que serían encarcelados y condenados al pago de fuertes multas si se presentaban en Berlín", agregó Abadeni.
"Integrantes de nuestra organización en Holanda, Bélgica y Francia volvieron a su lugar de residencia cuando ya habían llegado a la frontera alemana, y autobuses procedentes de Munich, Stuttgart y Nuremberg (tres ciudades de Alemania) fueron detenidos", aseguró Abadeni a IPS.
La policía detuvo el último fin de semana a varios disidentes en Berlín. La mayoría fueron puestos en libertad el martes 11.
Alemania suspendió el viernes 14 la aplicación de los acuerdos que permiten el libre tránsito entre los países de Europa occidental, y restableció los controles fronterizos hasta la finalización de la visita del presidente iraní, quien llegó a Berlín en helicóptero, para eludir a los manifestantes.
El presidente iraní y los clérigos tradicionalistas fueron a comienzos de la semana pasado el objetivo de violentas demostraciones en Teherán en demanda de reformas.
Fuentes diplomáticas señalaron que Jatami puso en evidencia su debilidad política al permitir la violencia de los derechistas Vigilantes de la Revolución contra los manifestantes, mientras la policía era incapaz de restablecer el orden.
Las mismas fuentes comentaron que dirigentes religiosos criticaron en Teherán el viaje de Jatami, por entender que podría poner a Irán a merced de los gobiernos occidentales.
La UE es el principal proveedor de Irán, un país que mantiene elevados pasivos ante bancos alemanes. Alemania es también un vínculo determinante para el mejoramiento de las relaciones de la UE con Irán.
Un tribunal de justicia de Alemania dictaminó en 1997 que el asesinato de cuatro disidentes iraníes en un restaurante de Berlín fue ordenado por gobernantes iraníes, entre los que identificó al ayatolá Alí Jameini, líder espiritual del país.
El fallo judicial indujo a todos los países miembros de la UE, con la excepción de Grecia, a retirar a sus embajadores de Irán, aunque éstos luego regresaron.
La elección de Jatami hace tres años y la designación de un nuevo gabinete determinaron el reemplazo de la mayoría de los funcionarios acusados por el tribunal alemán, excepto Jamenei.
El posterior acercamiento entre Alemania e Irán fue obstaculizado por la amenaza de sentencia de muerte contra el empresario alemán Helmut Hofer, acusado de mantener relaciones sexuales con una mujer iraní, un delito según la ley islámica de aquel país.
Pero Hofer fue puesto en libertad en enero y quedó entonces allanado el camino para la reapertura de la embajada de Alemania en Teherán. También se reanudaron los vuelos directos entre los dos países.
Europa se ha beneficiado del embargo comercial impuesto a Irán por Estados Unidos. Francia, el segundo comprador europeo de petróleo iraní, fue el primero en dar la bienvenida a Jatami, el año pasado.
"Confiamos en que el aumento de las relaciones con Europa mejoren en último término las relaciones de Irán con Estados Unidos", dijo el canciller iraní Kamal Kharrazi.
"Tarde o temprano, el fortalecimiento de los lazos entre Irán y Alemania llevarán a Estados Unidos a entender que debe revisar su política ante Irán", afirmó Kharrazi.
Abadeni advirtió que "los derechos humanos han sido scrificados en nombre de las relaciones económicas. La visita ha envalentonado a los mullahs, que creen contar con apoyo occidental".
"La economía de Irán está al borde del colapso y el régimen confía en la inversión extranjera para reanimarla. Pero los mullahs son parte del problema, y no la solución", dijo Abadeni. (FIN/IPS/tra-en/ys/sm/ff/ip/00