Los tonos de conflicto que volvieron a perturbar las relaciones entre Guyana y Venezuela tienen su origen en un proyecto para competir en el pujante mercado aeroespacial con el cohete BA-2, que será lanzado en 2002.
El cohete diseñado por la empresa Beal Aerospace, descrito como un vehículo de carga pesada de grandes dimensiones, espera conquistar una cuota importante de un mercado alimentado por planes de diversas empresas para lanzar más de un millar de satélites comerciales la primera década del siglo XXI.
Pero el proyecto de instalar una base de cohetes en una zona de humedales, aprobada por el gobierno de Guyana, chocó con un centenario reclamo territorial de Venezuela ocasionando una escaramuza diplomática, mientras crece la preocupación por el destino de un frágil ecosistema.
En la última semana el proyecto de la base de satélites de Beal provocó un anuncio del presidente de Venezuela, Hugo Chávez, advirtiendo que no permitirá la instalación en la zona reclamada por este país, y una seguidilla de pronunciamientos sobre el asunto por parte de la cancillería.
En la última declaración de este lunes, la cancillería venezolana manifestó preocupación por una eventual "cesión parcial de soberanía", pues la custodia de la base podría involucrar a funcionarios de Estados Unidos, ya que implica el uso de tecnologías de avanzada cuyo uso es regulado.
Desde el 19 de mayo, cuando se concretó la firma de un acuerdo entre Guyana y Beal Aerospace, la base de cohetes gravita sobre las relaciones entre los dos países, renovando el conflicto territorial que tradicionalmente condiciona la cooperación bilateral.
Venezuela se preocupa por destacar que las relaciones entre las dos naciones son cordiales y por asegurar que está descartada la vía militar, pero el asunto sirvió para que el gobierno reafirmara el reclamo y para que Chávez asegurara que se territorio "es venezolano".
El conflicto sobre el denominado Territorio Esequibo también tocó las fronteras del debate relacionado con las elecciones del 30 de julio y provocó el anuncio de reuniones entre negociadores y cancilleres de ambos países durante las próximas semanas.
Guyana, por su parte, ha planteado en forma reiterada que el acuerdo con la empresa aeroespacial estadounidense es un asunto interno, y en junio había calificado las advertencias venezolanas como un "acto inamistoso".
La disputa por el territorio Esequibo tiene más de un siglo y fue heredada por Guyana cuando obtuvo su independencia de Gran Bretaña en 1966. "Los benditos imperios son los culpables", comentó Chávez al recordar el carácter histórico de la controversia.
Un laudo arbitral firmado en París en 1899, que Venezuela califica de "nulo e írrito", otorgó a la colonia británica de aquel entonces la soberanía sobre 156.000 kilómetros cuadrados del Territorio Esequibo, que en la actualidad equivale a las dos terceras partes del territorio de Guyana.
La perturbación causada por la base de cohetes afloró justamente cuando los dos países retomaban negociaciones bajo una gestión de buenos oficios de la Secretaría General de la Organización de las Naciones Unidas, encargada al diplomático Oliver Jackman, de Barbados.
Pero los cohetes no sólo complicaron la negociación territorial. El anuncio de la construcción de una base en humedales aislados, considerados zona natural de gran importancia para la protección de las costas y para el hábitat de numerosas especies de fauna.
Mientras, los indígenas que habitan la región entre el río Waini y el océano Atlántico reclaman porque no fueron consultados y desconocen cuál será el destino de sus tierras.
La Asociación de Pueblos Amerindios (APA) se opone al proyecto pues afectaría a una decena de comunidades que defienden sus derechos al territorio y a sus recursos. La APA ha advertido sobre la necesidad de realizar detallados estudios de impacto ambiental antes de proseguir.
Según ha trascendido el proyecto firmado con Guyana deberá ser endosado por la agencia de protección ambiental estadounidense (EPA), así como por las autoridades de ese país involucradas en la exportación de tecnología misilística, antes de que Beal pueda materializar su inversión.
La inversión para la empresa aeroespacial para habilitar la base sería de unos 100 millones de dólares. La compañía también pagará un canon de arrendamiento y entre 25.000 y 50.000 dólares por cada lanzamiento exitoso desde el 2002, cuando estará listo el nuevo cohete.
Beal es una empresa fundada en 1997 con el expreso propósito de aprovechar una renovada demanda de vehículos de lanzamiento de satélites impulsada en gran medida por el auge de la industria de las telecomunicaciones.
Uno sólo de esos proyectos, el de la empresa Teledesic, contempla el lanzamiento de casi 300 satélites para conexiones de Internet hasta la denominada órbita de baja altura, LEO por sus siglas en inglés.
El BA-2, que tiene el segundo motor de combustible líquido más grande que se haya construido.
La instalación de una base de cohetes en Guyana es calificada como el resultado de una región aislada, con buenas condiciones para efectuar los lanzamientos. También se negocian otras instalaciones similares en Florida y en Anguilla, un territorio británico de las Indias Occidentales.
Según se ha informado en esta capital, la propuesta de Beal para instalar una base en la isla Sombrero de Anguilla ha bordeado el fracaso ante las críticas de grupos ambientalistas británicos.
En el caso de los humedales de Guyana, la empresa aeroespacial asegura que trabajará con las autoridades ambientales de esa nación anglófona de Sudamérica para desarrollar un vasto sistema de protección de la vida silvestre en la zona. (FIN/IPS/lc/mj/ip en/00