Unos 12 millones de niñas y niños de México fueron convocados para este domingo a una fiesta cívica, en temprana capacitación como ciudadanos, el mismo día en que los adultos eligirán el próximo gobierno.
La llamada Consulta Infantil y Juvenil 2000 pretende enriquecer el desarrollo democrático mexicano, gobernado por el mismo Partido Revolucionario Institucional desde hace 71 años, además de tomar el pulso de la percepción social de los menores de edad.
El Instituto Federal Electoral (IFE) promueve la participación de niños y adolescentes de entre seis y 17 años, en un ejercicio sin precedente por su magnitud para fortalecer los valores cívicos en ese segmento de la población.
Esta experiencia pretende ser el detonante de una política social pública que incida para resolver los problemas de la infancia en el país, según el organismo responsable de supervisar los procesos electorales.
Para los comicios de este domingo, los más vigilados de la historia mexicana, unos 60 millones de ciudadanos fueron llamados a elegir presidente, renovar las 500 bancas de la Cámara de Diputados y las 128 del Senado.
En esa misma jornada, unos 12 millones de niños y jóvenes fueron convocados a acudir a las 15.000 casillas ubicadas en parques, plazas, jardines y centros deportivos y culturales en todo el territorio nacional.
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y organizaciones no gubernamentales participarán también en esa tarea de educación cívica, que se propone generar una demanda social de democracia y capacitar a los futuros ciudadanos.
En la organización de la consulta, que se hará a través de cuestionarios divididos en grupos de seis a nueve años, de 10 a 13 y de 14 a 17 años, participarán 45.000 voluntarios capacitados para atender casillas de manera semejante a las elecciones generales.
De esta manera, el mayor electorado empadronado de los países de habla hispana será acompañado por una legión de niños y jóvenes, que tomarán la palabra en asuntos sobre su vida cotidiana, necesidades, derechos y obligaciones.
Pero el camino para dotar de una educación cívica suficiente a los futuros ciudadanos mexicanos supone una labor ardua.
La población infantil de México es la que más desconfía de sus dirigentes políticos entre sus pares de América Latina, según una encuesta regional divulgada el mes pasado por Unicef.
El trabajo, realizado a fines del año pasado, reveló que 40 por ciento de los menores mexicanos encuestados no identifica como líderes a los políticos nacionales, 15 por ciento más que el promedio de la región.
En una escala de uno a tres, las niñas y niños mexicanos consideran ser importantes en primer lugar para su madre y en último para el presidente del país.
Los menores de este país, al igual que en el resto de América Latina, admiran poco a los líderes políticos y elevan a nivel de ídolos a cantantes y deportistas.
En México, donde reina la desconfianza en las instituciones, estas opiniones no hacen otra cosa que reflejar una característica de toda la sociedad, explicó a IPS Ana Fernández, investigadora del departamento de Política y Cultura de la Universidad Autónoma Metropolitana.
Los menores de edad mexicanos "sólo se hacen eco de la problemática de desconfianza aguda hacia los políticos, un mal social generalizado. La confianza deber ser ganada a pulso a partir de ahora", señaló Fernández.
En ese sentido, la actividad del domingo representa "un importante ejercicio práctico de educación cívica", además de que permitirá "obtener un perfil más claro del pensamiento de los niños", afirmó la investigadora.
"La parte medular de esta experiencia no será conocer los problemas de la infancia mexicana, ya plenamente identificados, sino dar voz a los menores y hacerlos partícipes en una fiesta cívica en la que intervendrán como en un juego", explicó.
Los niños mexicanos reclamaron, en la encuesta de la Unicef, antes que nada que el gobierno cumpla lo que promete, más ayuda a los pobres, más empleo, mayor interés en la juventud y soluciones a los problemas de educación y corrupción en el país.
En su definición de nación ideal, 30 por ciento de los menores entrevistados dijeron que desean un país "sin gente mala", 20 por ciento anhela un México sin contaminación y nueve por ciento pidieron una nación "con mejor economía y sin pobreza".
La primera experiencia en consultas infantiles a nivel nacional tuvo lugar en 1997, cuando ese sector de la población se pronunció sobre sus derechos.
Los menores votaron en esa oportunidad en primer término por su derecho a la educación. Un estudio de la Unicef señala que más de un millón de niños y adolescentes mexicanos de entre seis y 14 años no asisten a la escuela.
El año pasado egresaron de secundaria cerca de 5,3 millones de alumnos, 2,8 millones de los cuales accedieron a la educación superior, según la misma fuente. (FIN/IPS/pf/dm-mj/ip ed/00