El candidato opositor Vicente Fox, un empresario devenido en exitoso político, pidió en 1997 a una amiga que anotara en su agenda: "El 2 de julio del 2000, en mi cumpleaños 58, gano la Presidencia" de México. El vaticinio podría cumplirse.
Alejado de aires intelectuales, informal, pragmático y acostumbrado a lograr lo que se propone, Fox es el primer candidato opositor con posibilidades ciertas de acabar con 71 años ininterrumpidos de gobiernos del Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Herramientas de mercadotecnia y administración de empresas, ideas extraídas de libros de superación personal y una voluntad para llegar a donde quiere con más prisa que pausa parecen ser algunos de los motores de Fox.
Ninguna meta es inalcanzable, afirma este candidato, antiguo repartidor de refrescos cuyo impulso lo llevó a la Presidencia de la empresa Coca-Cola para México y América Central, la administración de una hacienda familiar, un diploma en Harvard, el Senado y la gobernación del estado central de Guanajuato.
Fox se afilió a fines de 1987 al Partido Acción Nacional (PAN), donde su personalidad parece desentonar con el ambiente conservador, moralista y católico predominante, y logró la candidatura presidencial de 2000 luego de una campaña interna en la que no jugó limpio, según algunos de sus correligionarios.
"Fox no es panista. Representa la incursión del grupo empresarial en la política a través de Acción Nacional", sostiene Jorge Ortiz, ex militante, consejero y diputado del PAN.
Los detractores de Fox lo consideran contradictorio, grosero, inconsistente y demasiado informal, mientras sus seguidores admiran su capacidad de trabajo, su optimismo y sus dotes de organizador. Unos y otros coinciden en su carisma y en que llega a la gente.
Adueñado de las banderas del cambio y la democracia, que antes parecían exclusivas de la centroizquierda, y con una intensa campaña publicitaria, el candidato sostiene que es el momento de acabar con los gobiernos de PRI, pues sólo así México emergerá hacia el éxito, la superación y la felicidad.
La fuerza de su candidatura y la posibilidad cierta de que pueda derrotar al PRI atrajeron a su campaña a algunos intelectuales que antes apoyaron a la izquierda, a ex comunistas, ecologistas y algunas feministas, a las que pometió no convertir su oposición al aborto en política de Estado.
El PAN lanzó a Fox como su candidato en la coalición Alianza por el Cambio, con el Partido Verde Ecologista.
En la campaña, múltiples las banderas ideológicas fueron acogidas por Fox. El candidato afirma que su plan es un hacer un gobierno de transición y plural, con los "mejores hombres y mujeres del país".
Pero no todos le creen. El candidato del centroinzqeuirdista Partido de la Revolución Democrática (PRD), Cuauhtémoc Cárdenas, sostiene que la personalidad de Fox, con quien alguna vez intentó una alianza, es incongruente y representa un peligro para el país.
El PRI y el PRD pusieron en el centro de su campaña los ataques al candidato, destancando cada una de sus contradicciones e investigando a su familia, en busca de cualquier elemento para golpearlo.
Pero Fox siguió firme y su plan de campaña tuvo escasas variaciones.
Desde que empezó su lucha no abandonó los pantalones vaqueros, las botas, el sombrero, el cinto con una hebilla que lleva su nombre y el bigote bien recortado. Sin embargo, ya cerca de las elecciones, se puso traje y corbata, pero no abandonó la botas.
Según el proyecto Milenium, elaborado por empresarios amigos de Fox pero no reconocido por el PAN, esta candidatura partió de un detallado plan estratégico de mercadotecnia elaborado en febrero de 1998, con la idea de "vender" al personaje Fox y su promesa política: sacar al PRI de la casa presidencial.
La campaña electoral se desarrolló de acuerdo con las etapas previstas en ese proyecto, que indicó la necesidad de destacar las diferencias del "candidato" con el resto de los "productos" y posicionarlo en el "mercado", adueñándose de las banderas de la izquierda.
Nacido en el capital, pero criado en la niñez en un rancho (hacianda) familiar del estado de Guanajuato, Fox se considera un hombre exitoso y ganador y niega tener contradicciones o ser un simple producto de mercado.
Sus detractores exhiben como pruebas de su supuesta incongruencia declaraciones a medios estadounidenses, que luego desmintió, sobre su plan de privatizar la empresa estatal petrolera Pemex.
Sus rivales también destacaron un discurso en Estados Unidos, en que afirmó que como gobernador impulsó en Guanajato la capacitación de jardineros debido a la gran cantidad de indocumentados mexicanos que emigran al país vecino para trabajar en ese oficio.
Otro punto destacado por por sus adversarios fue la afirmación en la televisión de que el sector petrolero mexicano fue nacionalizado en 1936, cuando en realidad eso había ocurrido dos años después.
"No hay ninguna contradicción en mí. Soy una persona íntegra, centrada y honesta que hará un buen gobierno", replicó Fox a los golpes de sus rivales.
Más allá de los ataques y contraataques, Fox, un descendientes de españoles e irlandeses que se declara partidario de la libre empresa, se proyecta como el favorito para derrotar por primera vez al PRI y abrir una nueva etapa en la historia de México. (FIN/IPS/dc/mj/ip/00