Los últimos tramos de la campaña para las elecciones de México de este domingo transcurrieron en medio del nerviosismo de los mercados financieros debido al virtual empate entre los dos principales candidatos a la Presidencia.
La propaganda en los medios de comunicación, los actos y las declaraciones políticas se interrumpieron el miércoles para que 58,8 millones de electores, de los cuales sufragarán poco más de 40 millones, reflexionen su voto, de acuerdo con las leyes electorales.
Las últimas encuestas dan una leve ventaja al oficialista Francisco Labastida (entre 41,2 y 43,6 por ciento) sobre el opositor Vicente Fox (entre 37,7 y 40,7 por ciento). En un lejano tercer puesto figura el centroizquierdista Cuauhtémoc Cárdenas, con entre 14,5 y 18,4 por ciento.
Este domingo, entre las ocho de la mañana y las seis de la tarde, los ciudadanos elegirán a su nuevo presidente entre una terna de cinco. El ganador se conocerá a las tres o cuatro de la madrugada del próximo lunes, según el independiente Instituto Federal Electoral (IFE).
Según las encuestas, entre 10 y 20 por ciento del electorado se manifiesta indeciso, pero incluso 12 por ciento de los ya resueltos por algún candidato podrían cambiar su voluntad a último momento, advirtió el diario Reforma.
Las abstenciones oscilarían entre 22 y 29 por ciento del electorado, según el diario.
Así, podría triunfar, aunque por escaso margen, cualquiera de los dos favoritos: Labastida, del gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI), y Fox, de la coalición Alianza por el Cambio, integrada por el conservador Partido Acción Nacional y el Verde Ecologista.
Pero no se descarta una sorpresa de Cárdenas, del Partido de la Revolución Democrática (PRD).
La diferencia mínima entre los favoritos es un fenómeno sin precedentes en un país donde el PRI, en el poder desde 1929, siempre ganó por amplio margen, aunque en procesos inequitativos o claramente fraudulentos, según la oposición.
En las elecciones presidenciales de 1994, Ernesto Zedillo ganó por una diferencia de ocho millones de votos (23,5 por ciento) y en 1988, su antecesor, Carlos Salinas, lo hizo con 3,2 millones (19,2 por ciento).
Luego de 71 años de gobiernos ininterrumpidos del PRI, la jornada de este domingo, punto culminante de un proceso que como nunca antes fue abierto y competitivo, será el momento de una inflexión histórica, según los observadores.
El carismático Fox, ex gobernador del estado central de Guanajuato y ex directivo de la empresa Coca-Cola, es el primer opositor que logró empatar o superar en las encuestas previas a las elecciones a un candidato del PRI.
Existe una posibilidad real de que pierda el oficialismo, aunque también podría ganar otra vez. Pero ya nada será igual en México, pues la oposición se proyecta más fuerte que nunca, según observadores.
Terminaron, quizá para siempre, los años en los que el PRI, el partido político con más años en el poder en el mundo, hacía y disponía sin problema sobre cualquier asunto, coinciden analistas.
Ante la incertidumbre de quien ganará, abonada por denuncias de la oposición sobre coacción y compra de votos en contra del PRI, los mercados financieros reaccionaron con nerviosismo.
La moneda local, sujeta al libre mercado, se devaluó ocho por ciento en relación con el dólar desde el día 1 de junio.
Además, desde abril habrían salido del país entre 1.000 y 2.000 millones de dólares de capitales extranjeros, cifra que, sin embargo, no se considera relevante, pues las reservas estatales se sitúan en 30.000 millones de dólares.
En la próxima elección se escogerá presidente, pero también a tres gobernadores, entre ellos el de la capital, se renovará el Poder Legislativo federal y 10 estatales. Se designará, además, 419 alcaldes, y por primera en la capital se escogerán delegados para cada una de los 16 distritos en los que se divide la ciudad.
El 1 de septiembre asumirán los legisladores y en diciembre el presidente y las autoridades estatales.
El PRD de Cárdenas se niega a reconocerse como fiel de la balanza en las elecciones de este domingo, que serán resueltas al parecer el PAN y el PRI. El candidato centroizquierdista calificó de "antidemocrática y autoritaria" los análisis que lo ubican como bisagra para definir el futuro gobierno.
No obstante, en un escenario de victoria de Fox o de Labastida por una diferencia estrecha sobre el segundo, la posición del PRD sería decisiva para legitimar al presidente de México para el periodo 2000-2006, estimaron analistas.
Aunque pocos apuestan por su triunfo, el PRD inyectó a sus seguidores renovadas esperanzas en las últimas semanas de la campaña, si bien hasta el último sondeo de opinión se mantuvo en un lejano tercer lugar.
De ganar otra vez el PRI, en el parlamento habría una oposición sustantiva y agraviada, lo mismo que en los gobiernos locales y en toda la base de la sociedad, estimó el historiador Lorenzo Meyer.
En esas condiciones, los engranajes de la "oxidada maquinaria 'priista' tendrán enormes dificultades para seguir funcionando", añadió. Desde 1989, cuando el PRI perdió su primera elección, siempre reconoció una derrota. Hoy, un tercio de los 100 millones de mexicanos vive en estados gobernados por la oposición.
El rasgo inédito de esta elección "es el nivel de competencia de los partidos políticos", dijo a IPS Manuel de la Rosa, investigador de la Universidad Autónoma de México (UAM).
Pero "después de una larga historia sin encuestas, el abuso en la divulgación de consultas creó un rápido hartazgo y desorientación entre los ciudadanos, que no creen en ellas", comentó a IPS la investigadora Lourdes Fournier, del departamento de Política y Cultura de la UAM.
Un estudio realizado por la UAM en la ciudad de México reveló que, en una calificación de uno a 10, los capitalinos otorgaron 5,3 de credibilidad a las encuestas.
Las mediciones de opinión pública comenzaron a surgir en México a mediados de la década del 80, sin que se divulgaran los resultados. Así, de una tradición "de no encuestas se pasó a la saturación de los ciudadanos", señaló Fournier.
Por otra parte, durante los seis meses que duró la campaña electoral oficial, concentrada principalmente en los candidatos presidenciales, los mexicanos recibieron un bombardeo de propaganda, más equitativo entre el PRI y los opositores que en elecciones anteriores.
La apertura en los medios de comunicación, antes afines al PRI, y el largo proceso político para independizar al IFE del Poder Ejecutivo hacen de estas elecciones las más limpias de la historia, a juicio de los partidos políticos.
En las campañas electorales y en la organización de los comicios se habrían gastado unos 2.500 millones de dólares, calculó la firma local Consultores Internacionales. Los medios de comunicación se llevaron una parte importante de esa suma al elevar los precios de la publicidad política.
Televisa, la principal cadena de televisión del país, cobró más de 16.000 dólares por cada 20 segundos en los horarios de mayor audiencia.
Gracias al financiamiento que otorgó el IFE —algo más de 300 millones de dólares— los partidos pudieron cubrir parte de esos costos. Los tres principales candidatos presidenciales y sus agrupaciones acapararon la mayoría de tiempo y espacio en los medios de comunicación.
Al ser esas agrupaciones los más votados en elecciones previas recibieron más de 70 por ciento del financiamiento del IFE, pero además fuertes sumas procedentes del sector privado, aún no contabilizadas.
Los principales partidos admitieron haber recibido entre tres y cinco veces más financiamiento del sector privado que de los fondos públicos.
"Tenemos quizá el sistema electoral más caro del mundo y contamos con las salvaguardas más estrictas contra el fraude", dijo el analista Sergio Sarmiento.
Las credenciales de los ciudadanos y el padrón electoral en México registra la fotografía del votante y la urna en que se deposita el voto es transparente.
El conteo se realiza con la participación de delegados de todos los partidos, y existen múltiples candados para canalizar sin alteración la información sobre los votos por varias vías informáticas.
Además, se acreditaron 860 observadores extranjeros de 57 países, 415 de los cuales proceden de Estados Unidos. (FIN/IPS/dc/mj/ip/00