El candidato a la Presidencia de México Cuauhtémoc Cárdenas ya ganó un sitio en el santoral político de la izquierda, aunque tiene pocas posibilidades de triunfo en las elecciones de este domingo, su tercera participación desde 1988.
Su lucha para democratizar el país comenzó en 1987, cuando contra todas las tradiciones rompió con en el gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI), al que sirvió igual que su padre, el ex presidente Lázaro Cárdenas (1934-1940).
Esa actitud lo elevó a figura central del cambio político que hoy vive este país.
A sus 66 años, el fundador en 1989 del Partido de la Revolución Democrática (PRD) junto con militantes de izquierda, algunos socialdemócratas y ex miembros del PRI, asegura que ahora sí ganará la Presidencia, aunque todas las encuestas indican lo contrario.
Pero eso ya no parece importar. Con el arrastre de Cárdenas, quien mantiene un electorado fiel de alrededor de 15 por ciento de los ciudadanos, el PRD se afianzará en las elecciones de este domingo como la segunda o tercera fuerza política del país, según los observadores.
Las encuestas de opinión de voto indican que, aunque no gane la Presidencia, logrará una importante presencia en el Congreso, seguramente retendrá el gobierno de la capital de México y gran parte de las municipalidades.
Cárdenas ganó la admiración de gran parte de la izquierda pues siguió en su lucha, pese al asesinato de unos 400 militantes del PRD en los últimos años, a los ataques que soportó al enfrentarse con el PRI en épocas en que ese partido tenía todo el poder y por sus críticas constantes al neoliberalismo.
La sola mención del nombre de Cárdenas "produce un efecto hipnótico en la conciencia mexicana", sostiene el historiador Edgardo Bermejo.
Hijo único de uno de los presidentes más queridos y carismáticos de México, el candidato del PRD reúne sólo en su nombre (Cuauhtémoc Lázaro Cárdenas) algunas de las explicaciones del porqué de su importancia, apuntó el historiador.
Cuauhtémoc es el último emperador azteca, "alegoría de resistencia y martirio, Lázaro es el muerto resucitado que simboliza la esperanza y Cárdenas el apellido del más lustre cívico en el Olimpo republicano", señaló.
Cárdenas nació el 1 de mayo de 1934 y su infancia transcurrió en la casa presidencial. Creció bajo la sombra de su padre, pero sus biógrafos sostienen que supo independizarse y adquirir un liderazgo propio.
De profesión ingeniero, tuvo sus primeros roces con el PRI en 1974, cuando ese partido lo desestimó como candidato a gobernador del estado de Michoacán, vecino a la capital y de donde es originaria su familia.
Su padre, a quien el PRI aún le rinde pleitesía, pasó a la historia rodeado de un halo de admiración por haber nacionalizado el petróleo en 1938, expropiando a poderosas compañías estadounidenses y británicas que lo explotaban.
Hasta la fecha, el petróleo sigue en manos del Estado y cualquier mención a su posible concesión a firmas privadas produce acaloradas reacciones.
El presidente Lázaro Cárdenas realizó una intensa reforma agraria, acogió al exilio republicano español y desarrolló un acercamiento inusual con los indígenas. Para los observadores, Cárdenas es quizá el único ex mandatario de México a quien las viejas y nuevas generaciones consideran un buen gobernante.
Su único hijo no pudo mostrarle que también tenía dotes de líder, pues el ex mandatario murió en 1970.
No obstante, vio que Cuauhtémoc se inclinaba por las ideas de izquierda y que incluso participó en 1961 en la creación del Movimiento de Liberación Nacional, en el que confluyeron leninistas, antiimperialistas universitarios y la disidencia ilustrada del PRI.
Dueño de un "anticarisma y fiel a su afán de no esforzarse en agradar y seducir", según el escritor Carlos Monsiváis, Cuauhtémoc Cárdenas terminó esta campaña electoral en un rezagado tercer puesto, detrás del candidato del PRI, Francisco Labastida, y de Vicente Fox, del conservador PAN.
El candidato del PRD, con el argumento de que no vende sus convicciones por nada, se negó a aceptar la invitación de Fox, el mejor ubicado de la oposición, para crear un frente común y derrotar con holgura al PRI, partido que gobierna México en forma ininterrumpida desde 1929.
Fox y el PAN (Partido Acción Nacional) representan la derecha, la reacción, el clericalismo y no merecen el apoyo del PRD, según Cárdenas, quien enarbola un discurso en el que las palabras nacionalismo, soberanía, justicia social y derechos humanos se repiten sin cesar.
Pero algunos militantes de izquierda que dicen estar convencidos que hoy lo más importante es derrotar al PRI, y varios ex miembros del PRD, que dejaron ese partido quejándose del "caudillismo" de Cárdenas, declararon su apoyo abierto a Fox.
En los comicios de 1988, los más cuestionados de la historia del país (el gobierno sostuvo que el sistema de cómputo falló), Cárdenas se atribuyó el triunfo y lideró multitudinarias movilizaciones.
A partir de allí se transformó en una de las referencias del cambio, de la lucha por la democracia. Sin embargo, afrontó una pérdida estrepitosa en las elecciones de 1994, ganadas con amplitud por Ernesto Zedillo, del PRI.
Pero Cárdenas no desmayó y en 1997 se presentó como candidato al gobierno de la capital y triunfó.
En 1999 abandonó ese cargo para postularse a la Presidencia por tercera ocasión, dejando la impresión, según indicaron las encuestas, de haber hecho una gestión deficiente en la capital.
Aunque su imagen como candidato presidencial no levantaba, con la tozudez que sus más cercanos colaboradores reconocen en él, no aceptó las evidencias y se negó a rendirse.
"Cárdenas ha sido en buena medida el hombre de la transición democrática, el terco luchador que ensanchó como ningún otro los límites de la tolerancia del régimen mexicano. Por ello, es hora que le extendamos, a pesar de todo, un profundo agradecimiento colectivo", señaló el senador independiente Adolfo Aguilar.
"Cárdenas logró algo fundamental para el cambio democrático en México: dividir al PRI, hacer que la lucha política no se diera sólo dentro de ese partido para que se dirimiera afuera, en la arena electoral", apuntó el historiador Carlos Tello. (FIN/IPS/dc/dm-mj/ip/00