Italia ha asegurado un flujo importante de ayuda hacia Cabo Verde en los últimos 20 años, tanto en forma directa como a través de programas multilaterales.
La Cooperación para el Desarrollo del Ministerio de Relaciones Exteriores italiano donó 35 millones de dólares a ese país de Africa occidental entre 1981 y 1998, buena parte en el marco de las iniciativas en favor de la región del Sahel.
A ese aporte se agregan seis millones de dólares en ayuda alimentaria, un millón de los cuales se entregaron entre 1998 y 1999.
Italia también destinó en 1998 una parte de su contribución al Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola de la Organización de las Naciones Unidas, con sede en Roma, para la lucha contra la desertización en Cabo Verde, conformada por nueve islas que suman una extensión de 4.033 kilómetros cuadrados y donde viven 400.000 personas.
Mientras, el gobierno italiano mantiene el apoyo al Comité Interestatal Permanente de Lucha contra la Sequía en el Sahel, conformado por Cabo Verde, Burkina Faso, Chad, Gambia, Guinea- Bissau, Malí, Níger, Senegal y Mauritania.
La asistencia al Comité en 1998 alcanzó a dos millones de dólares, para financiar un programa de alerta y previsión de problemas en las cosechas.
Los 16 países de Africa occidental, que suman unos 225 millones de habitantes, se dividen en dos grandes áreas, la del Sahel y la del Golfo de Guinea, compuesta por Benin, Costa de Marfil, Ghana, Guinea, Liberia, Nigeria, Sierra Leona y Togo.
La cooperación italiana destinó 500 millones de dólares para el Sahel desde comienzos de los años 80, en el marco de dos grandes operaciones, cifra que convierte a este país en uno de los principales donantes de esa región africana.
Una de las iniciativas concretadas en Cabo Verde, en el marco de esta asistencia, fue un proyecto técnico para el desarrollo de la construcción en las islas de Sal, Boa Vista, San Nicolás.
El programa permitió mejorar las condiciones de vida del barrio Espartagos, en la isla de Sal, a través de un proceso de autoconstrucción asistida de 70 viviendas económicas, realizadas con materiales producidos en la zona.
Italia también colaboró en un plan de desarrollo y comercialización de fruticultura en las islas de Santiago y Fogo, y en otro de apoyo a microempresas.
Cabo Verde, con un ingreso anual por persona de 1.100 dólares, está entre los países con indicadores sociales medios en el promedio africano.
La esperanza de vida de la población, la mitad radicada en áreas urbanas, es de 67 años y la alfabetización alcanza a 70 por ciento.
Pero Cabo Verde es un país de emigración, ya que en el exterior vive el doble de su población respecto de la que se encuentra en el archipiélago, y los envíos de dinero de los emigrantes representa 20 por ciento del producto interno bruto. (FIN/IPS/jp/dm/dv/00