La aplicación del hongo Fusarium oxysporum para destruir las plantaciones de coca en Colombia puede acabar con el ecosistema amazónico, según un informe científico reservado.
El experto Jeremy Bigwood y la bióloga Sharon Stevenson detallaron la aparición del hongo, su uso posterior, sus efectos en distintos países y el daño que podría causar liberado en el ambiente amazónico, en una investigación a pedido de la Curia de San Vicente de Caguán a la que tuvo acceso IPS.
El Fusarium oxysporum ya demostró su poder destructor en Perú, según el informe difundido en este poblado desmilitarizado, donde se concentra el diálogo entre el gobierno de Andrés Pastrana y las rebeldes Fuerzas Amadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Zonas de Brasil, Colombia, Ecuador y Venezuela podrían sufrir esos efectos en los próximos meses, agregaron los expertos.
Conjuntamente con el informe, los campesinos de la zona de la intendencia de Putumayo y del departamento de Caquetá presentaron fotos de plantaciones de plátano, yuca y arvejas totalmente quemadas por la utilización del hongo en algunos lugares de esa región.
El gobierno colombiano aseguró que no permitirá la utilización del hongo dentro de su territorio, pero no desmintió las denuncias de los campesinos.
Los campesinos colombianos pidieron que la coca sea eliminada manualmente y sin utilizar el Fusarium oxysporum.
"Si utilizan el hongo, más de 500.000 cocaleros tendremos que irnos a otro lugar porque ya no podremos ni siquiera realizar otra cosechas. Eso ya lo vemos en el Putumayo", dijo a IPS Pedro, un campesino cocalero.
El hongo, creado en laboratorio, fue liberado por primera vez en Hawaii, en la década del 60, donde investigadores estadounidenses estudiaron sus efectos sobre matas de coca que se marchitaban y morían sin un motivo aparente.
Las investigaciones determinaron que el Fusarium oxysporum se transmitía por suelo y agua, y se empeñaron en aislar los agentes químicos de la plaga y en desarrollar su reproducción masiva, con el fin de emplearla contra plantas de coca y otras como la adormidera (amapola), materia prima de la heroína.
A comienzos de los años 90, 25 años después del brote del primer hongo en Hawaii, la epidemia de Fusarium oxysporum llegó a Alto Huallaga, en el oriente de Perú. Los pobladores llamaron a la plaga "seca-seca", porque marchitaba todos los cultivos.
Para los científicos que elaboraron el informe fue mucha coincidencia que uno de los epicentros de la plaga se encontrara cerca de la Base Antidrogas de Estados Unidos en Santa Lucía.
"Los campesinos de la zona se quejaron de que se estaba fumigando sus cultivos desde helicópteros", asegura el informe.
En 1991, en un viaje realizado al Valle del Huallaga, los miembros de la gubernamental Coordinadora Nacional de Derechos Humanos de Perú se sorprendieron de la devastación provocada por la plaga de hongos que marchitaba los cultivos de coca y distintas especies vegetales.
"En casi cada sitio que visitaron tuvieron que enfrentar muchas versiones de aviones de la DEA diseminando hongos por encima de los campos de coca", señala el informe.
Según el documento, en la última década la plaga se extendió hasta Yurimaguas, límite norte de los cultivos de coca en Perú, y más allá de Pucalpa hacia el este.
"Durante este período, revelaciones inquietantes acerca de las características del hongo fueron documentadas por el Departamento de Estado de Estados Unidos por medio de la Embajada en Lima en los informes que presentaba a Washington", argumentan Bigwood y Stevenson.
La Embajada informó que la plaga del Fusarium oxysporum no solo marchitaba específicamente la coca sino a casi todos los cultivos.
"Tres mil campesinos de la zona de Tingo María y Leoncio Prado tuvieron que buscar otros medios de subsistencia a duras penas, incluso lavar oro, cuando la seca-seca atacó cultivos alternativos sembrados en antiguos viveros de coca", según el informe.
La plaga también provocó la emigración de la población selva adentro y hacia otras regiones, en un intento por evitarla.
El gobierno estadounidense contrató investigadores que constataron en sus ensayos que el Fusarium oxysporum mataba también al tomate, achiote y papaya.
El proyecto de convenio entre Estados Unidos y Colombia para la utilización del Fusarium oxysporum dice que el hongo "causa una plaga debilitante y persiste en el suelo durante varios años".
David Strughs, del Departamento de Protección Ambiental del estado de Florida donde se lo quiso aplicar pero fue prohibido, aseguró que "el hongo puede persistir en el suelo durante 40 años".
Strughs aseguró en abril de 1999 que las especies de Fusarium oxysporum son capaces de evolucionar rápidamente.
Las mutaciones genéticas permanentes constituyen el factor más preocupante en la utilización de alguna especie de Fusarium oxysporum como bioherbicida.
"Es difícil, sino imposible, controlar la diseminación de las especies de Fusarium oxysporum. Los hongos mutados pueden provocar plagas en un gran número de cultivos, entre ellos tomate, pimentón y flores", argumento Strughs.
Los cambios genéticos pueden referirse "a las características físicas, toxicidad y la especificidad del huésped, entre otras", señaló el experto estadounidense.
La mutagenicidad ha sido el tema central de estudio en las investigaciones sobre el Fusarium oxysporum y llevó a que la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos prohibiera liberar los hongos mutados en ese país.
El Centro de Investigación Superior de Colombia (Cinep) denunció que en la provincia amazónica de Sucumbíos, en la frontera de Ecuador con Colombia, se están liberando los hongos como a principios de la década del 90 en el peruano Valle del Huallaga.
Según la denuncia difundida por el diario Nuevo Herald de Miami, Washington ya está desarrollando experimentos científicos con el peligroso hongo Fusarium oxysporum en territorio ecuatoriano.
Fuentes militares ecuatorianas confirmaron la información. Los experimentos se han cumplido sin la autorización del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas y fueron detectados con radar, aseguraron.
Sin embargo, el ministro de Medio Ambiente de Ecuador, Rodolfo Rendón, aseguró que su país no permitirá experiencias con el hongo.
Diego Pérez, investigador del Cinep, aseguró tras recorrer la provincia de Sucumbíos que los experimentos se estaban cumpliendo a cinco kilómetros de la capital provincial, Lago Agrio.
Según el informe de Bigwood y Stevenson existen amplias pruebas de la toxicidad de compuestos producidos por las especies de Fusarium oxysporum en animales y seres humanos.
Las toxina Fumonisina B1 producida por el Fusarium oxysporum causa edema pulmonar en los cerdos, cáncer de esófago en los seres humanos y cáncer generalizado en las ratas. Pero algunas especies del Fusarium oxysporum contienen toxinas mucho más peligrosas.
"Se sabe que contienen nivalenola, causa de vómitos, diarrea, sangrado y lesiones en la piel. También contienen desoxinivalenola o vomitoxina que se ha utilizado como agente de guerra química", asegura la investigación.
La fusariotoxina posee niveles de toxicidad todavía mayores, porque el contacto directo puede causar inflamaciones y ha provocado la muerte de todos los animales utilizados en experimentos.
Según los investigadores la fusariotoxina es también considerada un agente de la guerra biológica y puede ir cambiando su toxicidad de acuerdo al huésped que albergue al hongo.
"Es demasiado riesgoso utilizar en una zona cuyo ecosistema suministra gran parte del oxígeno del planeta, infusiones masivas de un hongo que puede mutar cientos de veces, habitar en los suelos varias décadas y producir cantidades indeterminadas de toxinas que afectan la vida y matan gran cantidad de especies", finaliza el informe. (FIN/IPS/kl/mj/ip en/00