Los contratos ya firmados anuncian que Brasil aumentará en los próximos tres años al menos 440 por ciento la importación de electricidad, iniciada en junio con la aquisición en Argentina de una potencia de 1.000 megavatios, informó hoy la autoridad reguladora del sector.
No hay límites ni restricciones a la importación de electricidad y la dependencia del suministro externo "no preocupa", dijo a la prensa internacional el director general de la Agencia Nacional de Energía Eléctrica (ANEEL), José Mario Miranda Abdo.
Para 2001 está programada la entrada en el país de otros 1.000 megavatios de electricidad de Argentina, 250 de Bolivia, 70 de Uruguay y 200 de Venezuela. A eso se sumarán 3.000 megavatios, también de Argentina, cuya importación en 2002 y 2003 por Tradener, una empresa del sur brasileño, ya fue autorizada por ANEEL.
Así mismo, la agencia considera la solicitud de cinco empresas distribuidoras para la compra de 3.400 megavatios a varios países vecinos. Una parte de esa potencia adicional podría estar disponible ya en el próximo año.
De concretarse la totalidad de los planes, Brasil estará en condiciones de importar 8.800 megavatios de energía eléctrica dentro de algunos años, 13 por ciento de la actual capacidad instalada en el país, estimada por abdo en 68.000 megavatios/hora.
No se incluye en ese cálculo cerca de 6.000 megavatios de la gigantesca central hidroeléctrica de Itaipú, un flujo de energía que formalmente pertenece a Paraguay, pero es consumida en Brasil.
Los dos países comparten por igual la electricidad generada por la central de Itaipú, instalada en el fronterizo río Paraná, pero el consumo paraguayo de ese flujo de energía es ínfimo.
Brasil negocia la importación de otros 400 megavatios de Paraguay, en una operación triangular. Con una línea de transmisión, Asunción pasaría a abastecerse de energía de Yaciretá, la central que comparte con Argentina, liberando una capacidad equivalente de Itaipú para el consumo de Brasil.
La importación de electricidad es necesaria para atender la demanda, que en la década pasada se incrementó en promedio 4,5 por ciento al año y tiende a aumentar aún más, con la reanudación del crecimiento económico. Algunos analistas creen que el aumento de la demanda será de seis por ciento a partir de este año.
Brasil se halla en un período de transición energética, con la privatización del sector y la diversificación de las fuentes, observó Abdo. ANEEL fue creada en diciembre de 1997, como órgano normativo de Estado, tiene carácter autónomo y sus criterios no siempre coinciden con los del gobierno.
En 1995 estaba paralizada la construcción de 23 centrales generadoras y las obras de 33 proyectos ya autorizados no terminaban de ponerse en marcha. Casi todo el sector estaba en manos del estado.
La crisis económica de los años 80 interrumpió un ambicioso programa de ampliación de la infraestructura eléctrica, diseñado para un país en acelerado crecimiento. O sea, con una perspectiva muy diferente a la que daba la llamda "década perdida".
De los 23 proyectos inconclusos en 1995, se completaron 13, "con dos tercios de capital privado", cinco siguen en obras y se busca soluciones para los otros, señaló Abdo.
Pero el retraso de la construcción de numerosas centrales hidroeléctricas dejó al país bajo amenaza de un déficit energético. El próximo año será crítico para el sector, según expertos independientes.
El racionamiento será inevitable a partir de fines de este año, para evitar apagones, advirtió el físico Luiz Pinguelli Rosa, del programa de posgrado en ingeniería de la Universidad Federal de Río de Janeiro.
El director de ANEEL, sin embargo, pronostica un "abastecimiento normal". Además de la importación y de la finalización de algunas centrales hidroeléctricas, Brasil contará ya en 2001 con la termoelectricidad que se generará con el uso del gas importado de Bolivia.
El programa de aprovechamiento del gas natural contempla la construcción de 49 centrales termoeléctricas hasta 2003, para agregar 15.000 megavatios/hora a la capacidad nacional de generación. Diez o 12 centrales entrarán en servicio el año próximo, antes del plazo fijado, aseguró Abdo.
De ese modo se espera cubrir la brecha entre el crecimiento de la demanda y de la oferta, pero se sacrificará la eficiencia de las nuevas plantas termoeléctricas. El consumo de combustible será alto y electricidad cara, porque la prisa exige una tecnología menos productiva, de acuerdo con los técnicos.
El aspecto principal es que ANEEL está cumpliendo su misión de de fomentar la diversidad de proveedores, la competencia y el equilibrio entre la oferta y la demanda, sostuvo el director de la agencia.
Los actores en el sector eléctrico son ahora múltiples y se puede obtener un "mejor equilibrio y estabilidad", afirmó.
La dirección de ANEEL es designada por el presidente del país, con un mandato de cuatro años que le asegura independencia respecto del gobierno. Además, los distintos directores asumen su puesto en períodos no coincidentes.
Los criterios del gobierno y de ANEEL no son coincidentes. En las operaciones de privatización de activos públicos, por ejemplo, el Poder Ejecutivo busca obtener el mayor precio, mientras que la agencia aspira a un mejor servicio, de bajo costo y fiable..
Un precio de venta excesivo "es perverso para los consumidores, porque para compensarlo, el comprador impondrá tarifas elevadas", explicó Abdo.
ANEEL tiene como misiones asegurar "tarifas justas", calidad y universalización del servicio, defender los intereses del consumidor, arbitrar conflictos y evitar la concentración excesiva de la capacidad de generación y distribución en manos de una empresa o consorcio. (FIN/IPS/mo/ff/en/00