Una grave sequía en Asia central y meridional amenaza la vida de más de 60 millones de personas en Afganistán, Tajikistán, Pakistán, India e Irán, advirtió la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Es esencial una respuesta inmediata de los donantes para impedir que "este devastador desastre natural cause una pérdida mayor de vidas y medios de vida", urgió Carolyn McAskie, coordinadora de Ayuda de Emergencia de la ONU.
"La generosidad de la comunidad internacional es vital para contener la actual crisis y evitar una tragedia", agregó.
La sequía provocó una pérdida significativa de ganado y cultivos, además de un rápido deterioro de las condiciones sanitarias en las comunidades afectadas, y podría causar grandes desplazamientos de población dentro y a través de fronteras nacionales.
En previsión de una crisis mayor, seis organismos de la ONU formaron un Grupo de Tareas contra la Sequía para coordinar la ayuda humanitaria y entregar los alimentos y otros artículos, además de adoptar medidas para prever y mitigar los efectos de la sequía.
El grupo está integrado por representantes de la FAO, Unicef, la Organización Mundial de la Salud, la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios, el Alto Comisionado para los Refugiados y el Programa Mundial de Alimentos (PMA).
De todos los países afectados, la sequía en Afganistán fue descripta como "la mayor causa de preocupación en la comunidad humanitaria".
Tras 22 años de conflicto civil y en medio del colapso de su economía, los afganos enfrentan un grave déficit de cereales y escasez de agua segura para consumo humano, según la ONU.
El PMA y la FAO estimaron que el déficit alimentario en Afganistán alcanzará el año próximo un récord de 2,3 millones de toneladas, más del doble del antiguo récord del período de 12 meses anterior.
Entre tres y cuatro millones de los 21,9 millones de afganos serán gravemente afectados por la sequía, mientras ocho a 12 millones serán moderadamente afectados, advirtieron los organismos.
La ONU ya pidió a los donantes 67 millones de dólares solo para aliviar el impacto de la sequía en Afganistán.
Tajikistán fue catalogado como el segundo país más perjudicado de la región. Tras una evaluación de la situación agrícola en ese país, el Grupo de Tareas de la ONU concluyó que la producción de trigo será 30 por ciento inferior a la del año pasado.
El gobierno tajiko solicitó unas 100.000 toneladas de trigo para alimentar a su pueblo.
Mientras, en Pakistán, la sequía en las provincias de Baluchistán y Sindh son consideradas las peores en la historia de la nación, ya que afecta a 2,2 millones de personas y a 16 millones de cabezas de ganado.
En India, el gobierno estimó que casi 50 millones fueron perjudicados por la sequía en dos estados. Aunque las autoridades no pidieron ayuda internacional, adoptaron medidas de emergencia y entregaron suministros.
Sin embargo, la llegada de la estación lluviosa mitigó los efectos de la sequía y satisfizo las necesidades inmediatas de agua, señaló la ONU.
En Irán, 18 de las 28 provincias sufrieron daños por la sequía, en algunos casos muy graves. El gobierno estimó que 60 por ciento de la población rural en esas 18 provincias padece escasez de agua potable.
Teherán asignó 290 millones de dólares de sus propios recursos para hacer frente a la sequía, mientras la ONU trabaja estrechamente con el gobierno para supervisar la situación y desarrollar soluciones a largo plazo.
Mientras, el secretario general de la ONU, Kofi Annan, escribió en un informe publicado esta semana que la respuesta de los donantes a los desastres naturales a menudo es despareja geográficamente y por sectores.
El foro mundial realiza esfuerzos para fortalecer los pedidos de sus agencias, de modo que la comunidad de donantes pueda responder con mayor objetividad a los requerimientos.
"Aunque se alcanzó cierto éxito, se precisa mucho trabajo para estimular a los gobiernos donantes a apoyar lo que puede ser percibido como actividades de transición o de rehabilitación temprana, pero que son componentes esenciales de una respuesta eficaz a corto plazo", destacó Annan.
Entre las medidas adoptadas para mejorar la respuesta a los desastres se incluye la designación de asesores regionales en Asia, América Latina y el Pacífico.
Según la ONU, la eficacia de estas medidas quedó demostrada en la respuesta a los deslizamientos de tierra en Venezuela, el maremoto ocurrido en Vanuatu el año pasado, el terremoto en China y las tormentas de nieve en Mongolia, el pasado febrero, y la sequía en Paraguay en marzo. (FIN/IPS/tra-en/td/da/mlm/dv/00