(Arte y Cultura) CUBA: Trova en el fin del mundo

Una inusual gira de varios meses por toda Cuba llevó al cantautor Jorge García hasta La Máquina, un apartado y casi olvidado pueblo del extremo oriental de la isla.

"Hemos vivido algo que nunca había pasado. Estamos en el fin del mundo. Aquí nunca viene nadie, y el que viene no regresa", dijo a IPS Yordanka Romero, tras casi dos horas de concierto.

Romero, instructora de un proyecto cultural infantil llamado Fantasía, fue una de las más de 100 personas que asistieron al concierto de García, quien llegó acompañado del guitarrista Arsenio Díaz y del también trovador Ariel Díaz.

Arsenio, estudiante de guitarra clásica, y Ariel, representante de la generación más joven de trovadores cubanos, aceptaron la invitación de García para acompañarlo en lo que todos calificaron de "gran aventura".

"Cosas así matan un poco la sed, pero no la sacian", afirmó Romero.

A pesar de que visitó plazas vírgenes como La Máquina y otras muy difíciles de penetrar como Camagüey, ciudad con fuertes raíces culturales a 700 kilómetros de La Habana, García fue buen recibido por públicos que fueron desde 50 hasta más de 300 personas.

"Parece mentira, con el boom de la salsa todavía sonando, a la gente le sigue gustando la canción al estilo de la trova y mira que es difícil soportar a un tipo cantando solo con una guitarra", dijo.

García recorrió más de tres horas subiendo montañas, por caminos que la naturaleza se empeña en hacer desaparecer cada vez que se asfaltan, para llegar lo más cerca posible a la Punta de Maisí, el extremo oriental de la isla a más de 1.000 kilómetros de La Habana.

Los artistas pudieron hacer el recorrido en una "guagua" (autobús), pero el transporte con los equipos de sonido y luces tuvo que quedarse en el llano por las precarias condiciones de la carretera.

Antes de este concierto, los habitantes del La Máquina sólo recuerdan una "cruzada teatral" que atravesó las montañas "hace mucho tiempo" y alguna orquesta de música bailable invitada a los carnavales que se celebran una vez al año.

"Desde el inicio dijimos que queríamos ir a lugares lo más intrincados, adonde nunca llega nadie. Pero cada vez que llegamos a un lugar, nos asombramos al saber que realmente nunca va nadie", comentó García.

Algo así le sucedió al trovador en en Baracoa, una ciudad a 1.069 kilómetros de la capital cubana, que atrae miles de turistas extranjeros cada año por su arquitectura colonial y por su carácter de primera villa fundada por los colonizadores españoles en la isla.

Allí supo que mientras "se desarrolla una cultura en función del turismo, los habitantes no recuerdan un concierto de trova desde aquel que dio Pablo Milanés a inicios de los años 80".

Milanés fundó junto a Silvio Rodríguez y Noel Nicola la Nueva Trova Cubana, un movimiento musical con el cual García se identifica desde que empezó a componer y cantar sus canciones en 1986.

El movimiento pretendía elaborar un nuevo modelo de canción a partir de las raíces de la trova tradicional surgida en el oriente de Cuba en el siglo XIX y que tiene entre sus máximos exponentes a Sindo Garay.

Desde sus inicios, García ha logrado mantener una peña fija en La Habana, ha grabado los discos "Jorge García" (1991), "Más allá" (1996) y "Cambios" (1999), con las piezas más representativas de su obra para el público adulto.

También produjo otros dos de música infantil. Uno de ellos, "Vamos todos a cantar", es un homenaje de la Nueva Trova a la autora de canciones infantiles Teresita Fernández que obtuvo un premio especial del festival Cubadisco 2000 en mayo.

Invitado por Silvio Rodríguez a uno de sus conciertos en Argentina en 1995, el cantautor prefirió este año descartar propuestas en el extranjero en aras de priorizar la realización de 50 presentaciones en su país, la mayoría de ellos en lugares apartados.

La vieja idea recibió fondos para su ejecución a finales del pasado año cuando el presidente de Cuba, Fidel Castro, decidió promover una política destinada a "masificar la cultura".

El término generó polémica y hasta rechazo en algunos medios intelectuales, pero favoreció a un número importante de artistas que vieron renacer, tras una desaparición de una década, la posibilidad de hacer giras nacionales.

En Cuba los productores independientes no existen y, salvo raras excepciones, los músicos se agrupan en empresas estatales que le pagan un salario por sus presentaciones y coordinan sus viajes dentro del país y en algunos casos también en el extranjero.

Respecto de la posibilidad de "masificar la cultura", García afirmó que "falta mucho por hacer y coordinar si realmente se quiere extender la cultura" por todo el país.

"Yo no puedo llegar a La Máquina, hacer un concierto sin cobrar la entrada y que después la empresa disquera quiera vender mi disco allí al mismo precio de La Habana para que nadie pueda comprarlo. Así no se masifica la cultura", explicó.

"Primero habría que masificar la ternura", afirma García, cuyas canciones incluyen temas como el amor, las relaciones de pareja, pero también tristes historias surgidas de la crisis económica que vive la isla desde 1990. (FIN/IPS/da/mj/cr/00

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