El jefe de gobierno electo de la capital de Argentina, Aníbal Ibarra, anunció hoy los nombres de sus 11 colaboradores directos sin que haya ninguna mujer entre ellos, a pesar de los reclamos del movimiento feminista.
Ibarra asumirá el cargo el 6 de agosto, en compañía de Cecilia Felgueras como vicejefa de gobierno de este distrito, el segundo en importancia del país por cantidad de pobladores y el volumen de su presupuesto, después de la provincia del mismo nombre.
La ciudad de Buenos Aires fue declarada autónoma hace cinco años, por lo cual su gobierno ya no es designado por el presidente de la nación como hasta entonces sino que es elegido por la ciudadanía.
Ibarra consideró que la incorporación de mujeres en la segunda línea de mando, además de los cargos que ellas ostentan en otras áreas oficiales a nivel nacional, permite hablar de una participación "equilibrada", aún cuando las dirigentes de la coalición de gobierno, la Alianza, no opinen lo mismo.
Cecilia Lipszyc, funcionaria del gobierno nacional y feminista, dijo a IPS que la exclusión de mujeres en la primera línea en la capital "es un error político, una torpeza inexplicable".
Lipszyc protestó porque en los últimos días Ibarra se negó a entrevistarse con las mujeres que le reclamaron cambios.
También indicó que la idea, muy difundida y aceptada en Argentina, de que para integrar un equipo de gobierno se requiere en primer lugar "confianza", es una concepción mafiosa y corporativa que no esperaban de Ibarra.
Este concepto de confianza justifica muchas veces el nombramiento de parientes y amigos, explicó.
Con ella coincidió María José Lubertino, directora del Instituto Político y Social de la Mujer, quien comentó a IPS que los cargos a los que fueron incorporadas las mujeres por presión del movimiento feminista son "de segundo orden", y por eso no conforman a casi ninguna de las representantes del sector.
La Alianza, conformada hace cuatro años por la socialdemócrata Unión Cívica Radical y el centroizquierdista Frente del País Solidario, surgió con la idea de cambiar el estilo tradicional de hacer política, tener una actuación más transparente y recuperar la credibilidad de los dirigentes entre la población.
En el marco de ese nuevo esquema, se considera "políticamente correcto" dar una mayor participación a las mujeres.
"Esperábamos otra práctica de un gobierno de la Alianza", sostuvo Lipszyc, quien trabaja en el Instituto Nacional contra la Discriminación.
No obstante, aseguró que seguirán reclamando por sus derechos. "Nadie abdica solo de sus privilegios, las mujeres tenemos que pelear para construir una sociedad democrática", dijo.
En Argentina, las mujeres ocupan 27 por ciento de las bancas de la Cámara de Diputados gracias a una ley de cupos, que obliga a incluir 30 por ciento de candidatas femeninas en los primeros lugares de las listas electorales. En cambio, en el Senado son apenas dos sobre 72, ya que no rige ese requisito.
En el gabinete del gobierno nacional hay sólo una ministra sobre nueve y ninguna en la Corte Suprema de Justicia, también conformada por nueve miembros, mientras que en la justicia federal ocupan cerca de 20 por ciento de los puestos.
Sin embargo, entre las autoridades de la ciudad de Buenos Aires la tendencia parecía ser más favorable, ya que la presidencia del Tribunal Supremo de Justicia es ocupada por una mujer, al igual que la Defensoría del Pueblo.
Esa mayor presencia femenina en la capital, respecto de las reparticiones nacionales, y el haber logrado incluir hace poco más de un año a dos mujeres entre los ocho miembros del directorio del Banco de la Ciudad de Buenos Aires, hizo creer al movimiento femenino que en el nuevo gabinete capitalino habría mujeres.
De hecho, algunas de las candidatas más mencionadas quedaron en la estructura gubernamental, pero en una segunda línea, detrás de un secretario masculino. "Nos quedamos dormidas", se lamentó Lipszyc.
Las esperanzas femeninas estaban centradas además en que Ibarra gobernará junto a una mujer, Fuelgueras, pero aparte de ese cargo, que fue votado por la ciudadanía, las designaciones no incluyeron otra participación de mujeres en el gabinete.
La presión feminista desde distintos partidos y de organizaciones no gubernamentales pareció, en principio, forzar un cambio para incluir a mujeres.
Las dirigentes, que se manifestaron decepcionadas porque para Ibarra "entre los mejores no había ninguna mujer", le recordaron al futuro gobernante que la mayoría de sus votantes fueron mujeres, y consideraron poco democrático no haber incorporado a ninguna entre las principales figuras de su equipo.
A raíz de esas críticas, Ibarra anunció el lunes que incorporaría a cuatro mujeres, pero lo hizo en tres de las cuatro subsecretarías que dependen directamente de su cargo.
Tras el anuncio del nuevo equipo, la propia vicejefa de gobierno se expresó este miércoles "muy contenta" por considerar que la conformación del gabinete "representa a una ciudad diversa como la que nos eligió", refiriéndose a una diversidad política y no de sexo.
Ibarra y Felgueras destacaron que entre los 11 secretarios hay cuatro de la Unión Cívica Radical, cuatro del Frente País Solidario, un socialista que también está en la coalición y dos del opositor Partido Justicialista (peronista). Pero ninguna mujer. (FIN/IPS/mv/dm/ip/00