AMERICA LATINA: Persiste déficit de vivienda pese a gasto social

La inversión social en vivienda aumentó en América Latina en la última década, pero persiste en la región un alto déficit habitacional que plantea la necesidad de políticas integrales de hábitat, según expertas de Cepal.

Joan Mac Donald y Daniela Simioni señalaron que estas políticas integrales deben incluir la superación de la pobreza, mayor eficiencia en la gestión urbana, incremento de la productividad de las ciudades y la sustentabilidad del ambiente urbano.

Las expertas advirtieron que la acelerada urbanización afecte el ambiente y multiplica los impactos de los desastres naturales provocados por fenómenos climáticos y que han golpeado a varios países de la región en los últimos años.

La Cepal (Comisión Económica para América Latina y el Caribe), con sede en Santiago, dio a conocer un estudio de Mac Donald y Simioni sobre el plan de acción regional adoptado en ocasión de la Segunda Conferencia de Naciones Unidas, Habitat II, celebrada en Estambul en junio de 1996.

De acuerdo con estudios en cuatro países citados por las investigadoras, 78 por ciento de los hogares de Bolivia, 35,5 de Colombia, 31,4 en Chile y 27 por ciento de los de Uruguay sufren aún problemas habitacionales.

La construcción formal de viviendas, que aumentó en la última década gracias a un mayor gasto social hacia el sector, cubre anualmente sólo una pequeña parte de las necesidades habitacionales de los países.

El problema se agrava por la existencia de "un mercado inmobiliario que en muchos países opera sin contrapeso" y que "ha tendido a expulsar a los pobres de los mejores barrios para concentrar en ellos a los sectores de mayor ingreso", señalaron las expertas.

La población más rica se ve favorecida así por "niveles de equipamiento, vivienda y servicios que se distancian cada vez más de aquellos que se ofrecen al resto de la población urbana", agregaron Mac Donald y Simioni.

No obstante estos rasgos de inequidad, las grandes ciudades ofrecen en la región las mayores posibilidades para permanecer fuera de la pobreza, por los mejoramientos que experimentaron durante la década de los 90 en su oferta de bienes y servicios.

Uno de cada cuatro latinoamericanos vive hoy en ciudades, y en las grandes metrópolis la pobreza es menor que en los pequeños centros urbanos, mientras los mayores índices de indigencia están en las áreas rurales más postergadas.

Las expertas destacaron que las grandes ciudades ya no crecen "al ritmo vertiginoso" de las décadas anteriores, como consecuencia de los cambios demográficos que se registran en América Latina y el Caribe.

La reducción del número de hijos por familia, los descensos y retrasos de la nupcialidad, el aumento de los hogares monoparentales y en especial con jefatura femenina caracterizan la transición demográfica latinoamericana.

De acuerdo con las actuales tendencias, la velocidad de crecimiento de la población urbana se reducirá paulatinamente y para el año 2030 será del orden de uno por ciento anual, según el estudio de Cepal.

Según Mac Donald y Simioni, esta caída en el crecimiento de las metrópolis "podría facilitar en los próximos años la absorción de carencias de servicios y viviendas acumuladas en los centros medianos y menores".

La propuesta de políticas integrales de hábitat apunta a corregir tanto el déficit habitacional como las inequidades sociales y espaciales en las ciudades, haciéndose cargo de nuevas tendencias en el desarrollo urbano y económico.

Las investigadoras indicaron que las actividades productivas y la población urbana tienden a concentrarse en la región hasta conformar regiones económicas que sobrepasan las áreas metropolitanas tradicionales.

El ejemplo más claro de lo anterior es el área metropolitana de Sao Paulo, en Brasil, que llega por el norte hasta Belo Horizonte y Río de Janeiro, y por el sur a Curitiba y Porto Alegre, apuntaron Mac Donald y Simioni.

Ningún país latinoamericano alcanza una cobertura universal de servicios sociales a su población, pero en la última década mejoró la infraestructura sanitaria en agua potable, saneamiento, desagües, tratamientos de aguas y recolección y disposición de residuos.

En contraste con estos avances, se acumulan los problemas de contaminación urbana, debido sobre todo al aumento en el uso de automóviles, pese a las avanzadas leyes ambientales adoptadas en varios países.

"Ciudad de México, Sao Paulo y Santiago de Chile tienen niveles de contaminación atmosférica alarmantes y se prevé que Buenos Aires, Río de Janeiro y Bogotá presentarán problemas similares en el futuro", dijeron las investigadoras.

Otra amenaza ambiental está creada por la demanda de suelo para el crecimiento urbano, con el aprovechamiento de tierras inapropiadas para asentamientos humanos, lo cual incrementa los riesgos de desastres naturales.

Los daños causados por el fenómeno de El Niño en Ecuador, Perú y Costa Rica, así como por los huracanes Georges y Mitch en el Caribe y América Central confirman la aseveración del estudio.

Los últimos ejemplos de estos impactos son los aluviones de fines de 1999 en Venezuela y las inundaciones de junio en la zona central de Chile. Estas últimas, originadas en la falta de inversiones para recolección de aguas en las urbes.

Mac Donald y Simioni señalaron que se requieren "claros compromisos políticos, locales y nacionales" para revertir estos fenómenos y contar con ciudades más seguras, porque, de lo contrario, "las catástrofes cobrarán un número aún mayor de vidas y daños materiales". (FIN/IPS/ggr/mj/dv en/00

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