AMERICA CENTRAL: La región más violenta

América Central es la región más violenta del continente americano y una de las más inseguras del mundo, según advierten agencias internacionales y se comprueba todos los días en la información de la prensa.

La violencia es de tal magnitud que ha reducido la expectativa de vida de los 35 millones de centroamericanos. Los linchamientos y otras formas de asesinato, los asaltos, secuestros y robos aumentan a ritmo acelerado, especialmente en El Salvador y Guatemala.

Más de dos millones de armas están en poder de la sociedad civil que, ante la impotencia de las autoridades para restablecer la seguridad pública, ha decidido tomar la justicia en sus manos.

"La inseguridad y la violencia están devastando a América Central", afirmó a IPS Laura Chinchilla, ex ministra de Seguridad de Costa Rica y asesora del proyecto regional de justicia del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

Chinchilla asegura que si bien la región ha hecho reformas y logrado algunos avances en materia de seguridad, no hay políticas integrales para combatir el crimen y la violencia.

El Salvador y Guatemala presentan el peor escenario, según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que los incluye entre los cinco países más violentos del mundo.

"La inseguridad es tan alarmante y la falta de la acción de la justicia es tal, que en los pueblos del interior (de Guatemala) se da otro fenómeno muy frecuente, el linchamiento", señaló a IPS Emilia García, de la asociación guatemalteca de derechos humanos Grupo de Apoyo Mutuo (GAM).

El GAM calcula que en el primer semestre de este año se perpetraron en Guatemala 257 asesinatos, de los cuales 26 fueron linchamientos y sus víctimas, supuestos delincuentes.

"El problema es que en estas ejecuciones no se logró comprobar si los acusados realmente eran culpables. Muchos fueron asesinados a golpes o quemados vivos luego de ser rociados con gasolina", dijo García.

Una de cada tres familias de El Salvador ha adquirido un arma para defenderse de los delincuentes, de acuerdo con encuestas.

"Esto termina siendo un factor de mayor inseguridad, no sólo para la gente que tiene el arma, sino para quienes lo rodean", observó esta semana Miguel Cruz, académico de la salvadoreña Universidad Centroamericana José Simeón Cañas.

Cruz destacó que entre más armas haya en manos de civiles, mayor será la criminalidad y la violencia común, como ocurre en El Salvador y Guatemala.

Los especialistas en seguridad consultados por IPS señalaron que varios factores han contribuido a la violencia en América Central, como las guerras de los años 80, que dejaron una huella sociológica, de patrones de comportamiento muy agresivos.

La tasa de homicidios llega en América Central a 58 cada 100.000 habitantes, mientras que en otros 20 países del continente americano investigados por el BID, es de 30 cada 100.000.

Los asaltos y robos a bancos han obligado a muchas empresas a redoblar los dispositivos de seguridad, aunque a veces de modo exagerado. El guatemaltecto Manuel Rodríguez mnifestó disgusto luego de cambiar un cheque en un banco, por los requisitos de control que debió cumplir.

"Los guardias ahora nos tratan a todos con sospecha, como si fuéramos delincuentes", dijo Rodríguez, quien detalló que para entrar al banco se debe pasar por controles minuciosos y se prohibe ingresar con ciertas pertenencias.

Algunas empresas de Guatemala utilizan detectores de mentiras para la contratación de personal, por temor a la infiltración de delincuentes. El uso de esos aparatos ha aumentado en los últimos meses y compañías especializadas ofrecen el servicio por 150 dólares.

La violencia se vincula con la generalizada pobreza y con la presencia de miles de antiguos guerrilleros y paramilitares que, sin medios de vida, se han incorporado a pandillas de criminales.

"La globalización ha traído a América Central un espíritu de consumismo, pero el problema es que un gran segmento de la población no tiene recursos económicos y el delito resulta una forma de acceso rápido al dinero", explicó a IPS el sociólogo costarricense Jorge Hidalgo.

La violencia es un dolor de cabeza para gobernantes y para los encargados de la salud pública, que destacan su impacto en indicadores sociales. Al respecto, el PNUD dio a conocer un estudio concentrado en Costa Rica, pero cuyas tendencias pueden ser comunes a todo el istmo.

El estudio se denomina "La violencia en Costa Rica: Visión desde la salud pública" y sus autores, Guido Miranda y Luis del Valle, advierten que la violencia reduce la esperanza de vida de los costarricenses.

La expectativa de vida de la población masculina de Costa Rica disminuyó casi un tercio de año. Así mismo, las muertes violentas causaron en los seis años considerados por Miranda y Del Valle la pérdida de 24.000 años de vida.

La población centroamericana también es testigo de otro delito en incremento: el secuestro. Y también en este caso, El Salvador y Guatemala son los países más afectados, aunque sólo se trata de estimaciones, dado que no se dispone de información estadística completa.

Guatemala es el segundo país del mundo en cantidad de secuestros, después de Colombia, pues sólo en 1997 en ese país se registraron 1.739 casos, de acuerdo con la colombiana Fundación País Libre.

En Guatemala la cara del secuestro es la de Elver Gabriel Alvarado, más conocido como "Lito", el hombre más buscado y más temido por ese delito.

Integrante de una banda conocida como "Los Pasaco", Lito ha obligado incluso al presidente guatemalteco Alfonso Portillo a enviar a su familia a Canadá, después de recibir varias amenazas de muerte.

"Estamos indefensos, ese es el sentimiento que se vive en la calle, porque si el presidente, que tiene todo el aparato policial y militar a su servicio tiene miedo de los secuestradores, ¿cómo nos vamos a sentir el resto de la población", indicó a IPS la politóloga guatemalteca Carmen Padilla.

Varios jueces de instrucción de El Salvador pidieron esta semana al Congreso, respaldados por los gremios empresariales, que se autorice el espionaje telefónico como arma contra los criminales.

Para algunos analistas, la espiral de violencia germinó durante décadas y fue alentada por gobiernos dictatoriales que causaron el empobrecimiento extremo de las mayorías.

Los especialistas consultados coinciden en que la violencia acentúa la fragmentación social en América Central, una zona del mundo de apenas 523.000 kilómetros cuadrados y de acentuada pobreza estructural. (FIN/IPS/nms/ff/ip/00

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe