El Mercado Común del Sur (Mercosur) decidió investigar, aprovechar mejor y proteger el acuífero Guaraní, una de las mayores reservas mundiales de agua subterránea y un recurso compartido que abre nueva área de cooperación en la región.
El acuífero se extiende por 1,3 millones de kilómetros cuadrados en los cuatro países del bloque, en un área que abarca el estado de Sao Paulo y el centro-oeste de Brasil al noreste de Argentina, pasando por el este de Paraguay y la mitad norte de Uruguay. Dos tercios están en jurisdicción brasileña.
El recurso, cuyo tamaño equivale al territorio de Perú o a la suma de España, Francia y Gran Bretaña, podría abastecer a 360 millones de personas, más que la población total de América del Sur.
"Vale más que oro" para el futuro de un mundo que ya sufre escasez de agua en varias regiones, sintetizó Ernani Rosa Filho, autor de un proyecto preliminar que cuenta con el apoyo del Banco Mundial y movilizará a los cuatro países para definir una gestión sostenible e integrada para esa riqueza.
Sus reales potencialidades y características aún son ignoradas en la mayor parte.
Sin embargo, sus aguas ya abastecen total o parcialmente más de 400 municipios del estado de Sao Paulo, donde el acuífero es menos profundo.
Pocos conocen que entre los principales ingresos turísticos de Uruguay provienen del aprovechamiento de las aguas termales del acuífero Guaraní, señaló también como ejemplo Rosa Filho, profesor de la Universidad Federal de Paraná, en el sur de Brasil.
Representantes de los cuatro países se reunieron con técnicos del Banco Mundial la semana pasada en Santa Fe, Argentina, para iniciar las actividades conjuntas cuyo objetivo es la protección ambiental y un mejor uso sostenible de esos recursos hídricos.
En esa reunión se resolvió conformar un Consejo Superior, con tres representantes gubernamentales por cada país, para orientar los trabajos y se fijó un plazo de ocho meses para diseñar un anteproyecto, definiendo las investigaciones a realizarse en cada país en los próximos cuatro años.
El Banco Mundial, a través de su brazo ambiental, el Global Environmental Facility, donará 14 millones de dólares para esta etapa de ampliación del conocimiento científico del acuífero, cuyo costo total se prevé en 25 millones. Las universidades de la región cumplirán importante papel en eso.
Pero el programa contempla otras dos dimensiones, la concertación institucional y campañas de comunicación, por un lado, y seguimiento de la ejecución, por otro.
Las organizaciones no gubernamentales deberán tener una fuerte presencia en esas actividades, como "instrumento del diálogo con la sociedad" civil, y para fiscalizar la aplicación de los fondos, reclamó Leonardo Morelli, presidente del Grito de las Aguas, una red de 18 grupos ambientalistas del sur de Brasil.
Cuando se definan las obras de protección y exploración, como el saneamiento básico en algunas áreas, las inversiones podrán ascender a mil millones de dólares, suma que exige alguna forma de control social, arguyó el activista.
La preocupación del Grito de las Aguas son los riesgos de contaminación del acuífero, en especial donde sus aguas afloran. Este es el caso de la cría de cerdos y de la minería de carbón en Santa Catarina, uno de los estados del sur brasileño, explicó.
Morelli celebra por ahora el asiento obtenido en la reunión de Santa Fe y en el Comité que hará la gestión del proyecto, aunque como "minoría de las minorías", ya que las organizaciones no gubernamentales del resto del bloque aún no tienen esa participación.
El acuífero Guaraní lleva el nombre de los pueblos indígenas que en el pasado ocupaban ese territorio, aunque aún es conocido por otras denominaciones, como Botucatú-Piramboia en Sao Paulo.
Su vulnerabilidad a la contaminación es más acentuada donde sus aguas afloram y son muy utilizadas. Es el caso de Ribeirao Preto, ciudad de medio millón de habitantes en el interior del estado de Sao Paulo, totalmente abastecida por el también conocido como acuífero Gigante del Mercosur.
Pero la protección ambiental exige profundizar un conocimiento que es muy desigual entre los países y entre los ocho estados brasileños que comparten el recurso, observó Ricardo Hirata, profesor de hidrogeología de la Universidad de Sao Paulo.
Hirata explicó que hay áreas donde el acuífero se encuentra a más de mil metros, alejado del riesgo de cualquier contaminación, pero también de la posibilidad de aprovechamiento previsible, por el costo excesivo.
La calidad del agua, comprobada como buena y potable en muchas partes, es aún una cuestión no resuelta en términos generales. Hay puntos donde presenta demasiado fluor, pero no se conoce toda su ubicación y extensión, además del origen del problema.
Sin embargo, Rosa Filho destacó las inmensas potencialidades que ofrece este recurso natural, desde las termas para turismo al abastecimiento urbano y la industria.
Hay zonas donde el agua presenta temperaturas elevadas, superiores a los 50 grados, favoreciendo tanto proyectos turísticos como industriales que podrían ahorrar la energía necesaria para el calentamiento del agua o de ambientes.
La construcción de hoyos dentro de las ciudades puede reducir a 20 por ciento el costo de captación de aguas, respecto de manantiales y ríos lejanos, ya que se ahorra en transporte y en la falta de tratamiento donde el acuífero presenta buena calidad, precisó dijo Rosa Filho. (FIN/IPS/mo/dm/en/00