Grupos defensores de los pequeños agricultores criticaron la decisión del gobierno de India de permitir la realización de pruebas de algodón transgénico, y advirtieron que la medida podría arruinar a miles de campesinos.
Lo más objetable del permiso otorgado a la empresa estadounidense de biotecnología Monsanto es que el algodón modificado genéticamente ya fue rechazado en varios países occidentales, según los críticos.
El Ministerio de Ambiente y Bosques informó este mes que la Compañía de Semillas Híbridas de Maharashtra (Mahyco) "fue autorizada a realizar pruebas en terreno y generar datos sobre seguridad ambiental relativos al algodón transgénico en varias regiones del país".
Las pruebas serían realizadas por una empresa conjunta formada por Mahyco y Monsanto, que poseen la patente del algodón manipulado genéticamente.
Otro motivo de preocupación para los activistas es que el gobierno no confió la tarea a sus propias instituciones de investigación agrícola.
"Desde el comienzo hasta el fin, el asunto de Monsanto y Mahyco fue tratado en secreto", declaró Michelle Chawla, activista de Greenpeace contra los productos transgénicos.
Chawla consideró cuestionable la decisión del gobierno porque fue adoptada sin consultas ni debates públicos, y señaló que la Unión Europea y países de otras regiones prohibieron la plantación y la importación del algodón modificado genéticamente.
Greenpeace se unió a grupos de agricultores para reclamar el retiro del permiso a Monsanto, arguyendo que cualquier decisión sobre pruebas de algodón transgénico debe ser precedida por un debate público acerca de su posible impacto sobre la agricultura y el ambiente.
"La intención (del gobierno) consiste en ampliar el cultivo de algodón transgénico sin esperar el resultado de los estudios socioeconómicos y de bioseguridad", acusó la activista Vandana Shiva.
La medida de Nueva Delhi constituye un nuevo intento por introducir el monocultivo, que ya demostró ser desastroso para decenas de miles de campesinos, señaló Shiva, y destacó que la fuerza de la agricultura india consiste en sus innumerables minifundios y en la inmensa riqueza de su biodiversidad.
El último intento por introducir el monocultivo de algodón terminó en tragedia en 1998, cuando cientos de cultivadores del estado sureño de Andhra Pradesh se suicidaron porque no podían pagar sus deudas.
Los campesinos habían contraído grandes deudas para adquirir costosos pesticidas que se les aconsejó rociar sobre sus plantaciones de algodón híbrido. Sin embargo, el producto no protegió a los cultivos contra una peste de gusanos que destruyó todas las cosechas.
El desastre de Andhra Pradesh fue causado por dos especies de gusanos, heliothis y spodoptera. Según Shiva, pruebas de laboratorio demostraron que ambas especies son capaces de adquirir resistencia a los pesticidas a partir de una bacteria introducida en el algodón transgénico.
"Desastres como el que llevó a los suicidios en Andhra Pradesh podrían reiterarse con la plantación en gran escala de cultivos modificados genéticamente", advirtió la activista.
Shiva consideró que el permiso otorgado a Monsanto para generar datos sobre la bioseguridad del algodón equivale a "confiar a la industria automotriz estudios sobre la contaminación vehicular o a la industria tabacalera estudios sobre el cáncer de pulmón".
Los oponentes del algodón transgénico recordaron que agricultores del estado de Texas, Estados Unidos, entablaron una demanda judicial contra Monsanto luego que una peste de gusanos atacó 18.000 hectáreas plantadas con ese algodón.
Los activistas sostienen además que la empresa biotecnológica estadounidense realiza ilegalmente pruebas de sus semillas de algodón transgénico en India desde 1998. (FIN/IPS/tra-en/rdr/mu/mlm/dv/00