A no ser sus rostros, estampados en los carteles de campaña electoral, es muy poco lo que la población de Zimbabwe conoce acerca de los candidatos de la oposición, aunque está dispuesta a votarlos en los comicios parlamentarios del próximo fin de semana.
Farai, por ejemplo, de 26 años, no sabe quién es el candidato del Movimiento por el Cambio Democrático (MDC) en su distrito electoral, aunque está decidido a votar al partido opositor en las elecciones del sábado y domingo.
"Sí, lo que no conoces puede matarte, pero en este caso yo sé qué es lo que va a matarme a mí y al país: votar por el partido gobernante", dijo enérgicamente Farai, un desempleado de Harare que sólo consiguió dos empleos mal remunerados desde que terminó la secundaria en 1991.
"Estamos cansados de ellos y de sus mentiras, y no los votaré", agregó, en referencia al Frente Patriótico de la Unión Nacional Africana de Zimbabwe (ZANU-PF), el partido que ha estado en el poder desde la independencia del país en 1980.
Casado y con dos hijos, Farai votará por primera vez en su vida. "Solía decir que era una pérdida de tiempo votar ya que el ZANU-PF ganaría de todas formas, pero ahora muchos dicen que van a votar al MDC, así que me registré. Mi voto puede hacer la diferencia", dijo.
Un amigo de Farai, apodado "Zim dólar" por su amor al dinero, también está desempleado en la populosa localidad de Warren Park, en Harare. "Tenemos que echar al presidente (Robert) Mugabe y a su partido del poder", dijo Zim.
"Si el nuevo partido nos falla también lo echaremos. Esta vez no dejaremos que desordenen el país mientras nosotros nos quedamos quietos mirando, como hicimos con el ZANU-PF. Será mucho más fácil sacar al MDC del poder que a Mugabe", aseguró.
Esta conversación se repite en muchas localidades urbanas donde los votantes explican que, aunque no saben si el MDC será realmente mejor, de todas formas lo votarán sólo para expulsar al ZANU-PF.
Entre los candidatos del MDC hay antiguos dirigentes estudiantiles, abogados, sindicalistas y activistas de derechos humanos. La mayoría son poco conocidos y nuevos en el panorama político de Zimbabwe.
Estos candidatos no difundieron más su imagen por temor a ser asesinados o golpeados por partidarios del gobierno.
Aquellos que sí lo hicieron, especialmente en el medio rural, debieron huir de sus hogares. Las casas y las haciendas de muchos candidatos opositores fueron incendiadas y sus familias acosadas.
La semana pasada, una delegación del Grupo Observador de la Comunidad Británica visitó el pueblo de Kariba y no pudo ubicar a Luke Sigoble, el candidato del MDC por ese distrito electoral, quien había huido temiendo por su vida.
Sigoble está oculto desde que se registró como candidato hace tres semanas. Fue golpeado por partidarios del ZANU-PF en abril durante una escalada de violencia que terminó con dos muertos del MDC.
Treinta y dos personas fueron asesinadas en hechos violentos por motivos políticos desde marzo y muchas más resultaron heridas, pero aún no se detuvo a nadie por los crímenes. De los muertos, sólo uno pertenecía al partido gobernante.
Miles de dólares en propiedades han sido destruidas durante la campaña de las elecciones parlamentarias, las quintas del país desde 1980.
Los partidiarios del MDC supuestamente habrían provocado algunos hechos de violencia, pero los informes sobre estos incidentes son poco convicentes.
El ZANU-PF se enfrenta a grandes dificultades para obtener el apoyo popular, por lo cual recurrió a la fuerza.
En zonas urbanas y rurales, la gente es obligada a asistir a los actos del partido oficialista, mientras se confiscan los documentos (presuntamente por veteranos de la guerra de liberación) a conocidos partidarios del MDC para que no puedan votar este fin de semana.
Liderado por el ex secretario general del poderoso Congreso Sindical de Zimbabwe (ZCTU), Morgan Tsvangirai, el MDC compite con un total de 120 candidatos contra el ZANU-PF, que mantiene 150 bancas en el parlamento desde la independencia.
Es la primera vez que un partido de la oposición presenta candidatos en todos los distritos electorales del país.
Sin importar cuál sea el resultado, Mugabe aún seguirá dos años en el poder, ya que las elecciones presidenciales están previstas para 2002, pero Tsvangirai cree que la presión pública lo obligará a renunciar si su partido es humillado en las urnas este fin de semana.
Hasta el momento, el voto rural podría permitir que el ZANU-PF se aferre al poder.
En la eventualidad de que su partido pierda las elecciones legislativas, Mugabe todavía puede gobernar por encima del parlamento. A través de la polémica Ley Electoral, el presidente puede nombrar 30 legisladores.
A pesar de que más de cinco partidos políticos participan de la campaña electoral, sólo el ZANU-PF y el MDC tienen reales oportunidades de triunfar.
Los comicios se realizarán bajo la estricta vigilancia de 16.000 observadores nacionales y extranjeros y un gran número de periodistas. (FIN/IPS/tra-en/lm/sm/rp/aq/ip/00