Un puño cerrado es el emblema de Otpor (Resistencia), organización opositora de creciente popularidad en Serbia comparada por los analistas con el sindicato Solidaridad, cuya acción fue decisiva para la caída del comunismo polaco en 1989.
Liderado por estudiantes y formado por unos 20.000 activistas procedentes de todos los estratos de la sociedad, Otpor empapeló en los últimos dos meses las calles de Serbia con afiches llamando a la resistencia contra el presidente Slobodan Milosevic, la represión y la pobreza.
El puño cerrado aparece en escarapelas y camiseta. Un elenco de actores en pleno se quitó en una ocasión sus vestimentas al finalizar la obra que representaban en el Teatro Nacional, en Belgrado, para exhibir las camisetas de Otpor.
La socióloga Zagorka Golubovic comparó a Otpor con el Solidaridad, el sindicato liderado por Lech Walesa que, desde su surgimiento en los astilleros de Gdansk, luchó con éxito contra el régimen prosoviético en los años 80.
"Como Solidaridad en aquella época, Optor dice que no tiene intención de asumir el poder. Tambien quiere incorporar a las masas con el fin de preparar el terreno para que se produzcan cambios más amplios", agregó.
"La posibilidad de una resistencia mayoritariamente popular y, sobre todo, el reiterado propósito de un cambio no violento es lo que asusta al régimen", dijo Golubovic.
"Nuestro objetivo es despertar la mente de todos los individuos en Serbia, abrir los ojos a la gente de manera que vean que las cosas pueden cambiar", dijo Milja Jovanovic, integrante de Otpor.
"Despues de 10 años de guerras, empobrecimiento sin precedentes y aislamiento, ha llegado el momento de que todos en Serbia se despierten y sean concientes que se puede resistir cualquier cosa que el régimen prepare para nosotros. Por eso elegimos el puño cerrado como nuestro símbolo", expresó.
"Somos muy jóvenes para saber si la vida fue buena con Tito, que murió hace 20 años", comentó, por su parte, Kristina Peric, de 24 años, en referencia al mariscal Tito, máximo líder de Yugoslavia hasta su muerte en 1980.
"Somos una generación que creció bajo Milosevic, opuesta al desastre al que nos empujó. Además, somos una alternativa al régimen y a la oposición, que apenas está unida, porque la gente ya no confía en nadie", afirmó Peric.
La vida ha sido difícil bajo Milosevic. Los serbios vivieron las guerras de secesión de la federación yugoslava, los bombardeos de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) por el maltrato de Belgrado a los albaneses de Kosovo, y sanciones internacionales que dejaron la economía en ruinas.
Sin embargo, ninguno entre la docena de partidos opositores han sido capaces de provocar la caída de Milosevic.
Otpor fue fundado por estudiantes de Belgrado en noviembre de 1998, en respuesta a una ley universitaria que proscribió a los profesores críticos al gobierno.
Sus manifestaciones no violentas, en las que se apela al humor, atrajeron a multitudes en todo el país.
"Vienen de todas parte sin importar la edad", apuntó Ivan Marovic, portavoz de Otpor. En las últimas semanas, académicos e intelectuales se unieron públicamente al movimiento.
"El movimiento quiere permanecer tal como es. No tiene dirigentes u organismo de gobierno en el sentido tradicional. Otpor debería ser siempre un estado de ánimo pero jamás un partido político", explicó.
El gobierno respondió a la creciente popularidad del grupo con una campaña de demonización. Así, lo ha calificado de "la mano de la OTAN" y "organización terrorista", y tildó a sus activistas como "Hitler Jugend" (Juventud Hitleriana, en alemán).
El asesinato de Bosko Perosevic, jefe de gobierno de la provincia de Vojvodina y alto dirigente del gobernante Partido Socialista el 13 de mayo en Novi Sad, fue atribuido a Otpor, si bien el autor, detenido en el lugar, fue reconocido como un perturbado mental sin conexión con el movimiento.
Luego del atentado, las autoridades arrestaron a entre 20 y 40 miembros de Otpor por día, y tomaron huellas digitales hasta de niños de 10 años. "Por supuesto que no somos terroristas. Somos un grupo no violento", afirmó Marovic.
El dirigente señaló que Otpor es financiado por "gente que quiere el bien del país".
"Pequeños empresarios imprimen afiches y camisetas, o fabrican gratuitamente distintivos. Un miembro de Otpor cedió al movimiento un departamento de su propiedad, en los suburbios de Belgrado, para ser usado como sede", agregó.
El movimiento tambien recauda dinero entre serbios que abandonaron el país desde 1991. "Desean una época mejor para su patria y no vacilan en ayudarnos con lo que pueden", dijo Marovic.
"El régimen teme a Otpor, que ejerce una presión constante, espontánea e imprevisible, sin parangón con otros movimientos a los que Milosevic pudo enfrentar, desunir o confundir. Otpor es un fenómeno insólito que Milosevic no puede borrar. Por eso trata de reprimirlo", observó el analista político Ivan Torov. (FIN/IPS/tra-eng/vpz/da/ego/mj/ip/00