El sangriento conflicto entre el gobierno y los rebeldes tamiles de Sri Lanka no perjudicará a la gobernante Alianza del Pueblo en las próximas elecciones parlamentarias, predijeron analistas.
A juzgar por los últimos hechos, el conflicto de 17 años de antigüedad por el control de la península norteña de Jaffna no tendrá fin a corto plazo, y los avances de los rebeldes Tigres de Liberación de Tamil-Eelam dañaron la imagen del gobierno ante los electores.
Sin embargo, analistas políticos creen que la Alianza del Pueblo de la presidenta Chandrika Kumaratunga lleva ventaja sobre su principal rival, el Partido Nacional Unido (PNU), a pesar de la crisis con los tamiles y el aumento del precio de productos esenciales.
La lucha entre el gobierno y los Tigres se acercó el miércoles a Colombo, la capital, con un atentado suicida en que murieron el ministro de Industria, C.V. Gooneratne, y otras 20 personas.
El ataque, a 15 kilómetros de Colombo, tuvo lugar durante una ceremonia oficial en honor a los soldados muertos en el conflicto étnico.
Los srilankeses elegirán un nuevo parlamento entre agosto y noviembre, cuando la actual legislatura complete su mandato. Kumaratunga negó que la elección pueda posponerse debido a la crisis por Jaffna.
La presidenta "lleva la ventaja. Podría posponerlas", comentó Jehan Perera, director de Medios del Consejo Nacional para la Paz, y agregó que el opositor PNU no fue lo suficientemente eficaz en la movilización de las masas contra la gobernante Alianza del Pueblo.
Kumaratunga fue reelegida para un segundo mandato de seis años en los comicios presidenciales del pasado diciembre. La victoria del PNU en las elecciones parlamentarias es considerada improbable pese a la impopularidad del gobierno en este momento.
"El PNU no es mucho mejor, de lo contrario habría ganado las elecciones presidenciales", señaló un analista independiente.
Los partidos opositores temen que el gobierno recurra a medidas de emergencia como las introducidas el mes pasado para posponer las elecciones nacionales o dificultar la campaña de la oposición.
En mayo, Kumaratunga censuró medios de prensa nacionales y extranjeros, y prohibió manifestaciones políticas, protestas y actividades sindicales, arguyendo razones de seguridad.
La censura se debió al comportamiento "antinacional" de algunos periódicos y canales de televisión, explicó la presidenta.
"El gobierno podría recurrir a medidas de emergencia para trabar la campaña de sus opositores. Sin embargo, la Alianza parece tener ventaja porque los votantes prefieren una autoridad fuerte en tiempos de crisis y no quieren una división de poder entre el Poder Ejecutivo y el parlamento", observó Perera.
Hasta el miércoles, el gobierno parecía confiado acerca de la situación en Jaffna.
La semana pasada, el gobierno levantó la prohibición de actividades políticas y alivió la censura a la prensa extranjera, aunque no a los medios nacionales.
Ambas medidas fueron acompañadas por un aumento de la confianza de la ciudadanía en la capacidad del ejército, con nuevas armas y moral renovada, de lanzar contraataques contra los Tigres.
Sin embargo, el abrupto aumento este mes de las tarifas de electricidad, gas y teléfono, precedido por un incremento del precio del gasoil, provocó una intensa indignación de la población.
El gobierno, cediendo a la presión pública, ofreció el lunes un subsidio a las tarifas del gas para las familias de bajos ingresos.
Varios analistas políticos creen que la estrategia de Kumaratunga, aunque a veces implique medidas impopulares, rindió sus frutos.
Cuando los rebeldes tamiles lanzaron una ofensiva en abril y capturaron dos bases militares estratégicas en Jaffna, el gobierno tambaleaba. Kumaratunga estaba en el exterior por un tratamiento médico y sus ministros no sabían cómo manejar la situación. La moral del ejército era baja.
A su regreso, Kumaratunga puso a Sri Lanka en pie de guerra, envió nuevos comandantes al norte y entregó más fondos al ejército, que adquirió armas nuevas y modernas en el exterior.
Mientras, Kumaratunga intenta retomar el proceso de paz y proponer antes de fin de mes al parlamento una reforma constitucional que forme la base de una solución política al conflicto étnico.
Los Tigres luchan por la independencia de la provincia norteña de Jaffna, habitada mayoritariamente por la minoría tamil, arguyendo discriminación por la mayoría cingalesa.
Sin embargo, los analistas creen que la solución del conflicto todavía está muy lejos, con o sin el apoyo de los rebeldes, pese a una propuesta de mediación de Noruega, India y Estados Unidos.
El gobierno preferiría reanudar el diálogo con los Tigres solo una vez que el ejército haya recuperado al menos parte del territorio perdido en el norte el mes pasado, observaron los analistas. (FIN/IPS/tra-en/fs/mu/mlm/ip/00