El gobierno de India levantará este mes la prohibición de la venta de sal no yodada, aparentemente por presión de los comerciantes de sal, y este anuncio causó gran preocupación en la comunidad médica.
Expertos en salud advirtieron que la medida revertirá los logros de un exitoso programa internacional de salud pública para prevenir las enfermedades causadas por la deficiencia de yodo, entre ellas el bocio y el retardo mental.
Al menos 200 millones de indios son propensos a esas enfermedades, y 70 millones padecen bocio, señaló N. Kochupillai, director del departamento de endocrinología y metabolismo del Instituto de Ciencias Médicas de Toda India.
La deficiencia de yodo es la causa más común de retardo mental evitable, y también puede provocar abortos y muerte perinatal. Los niños nacidos de madres con deficiencia de yodo también pueden padecer problemas neuromusculares, auditivos y de habla.
Aunque el proceso de yodización existe desde la década de 1920, en 1990 solo de 10 a 20 por ciento de la población mundial utilizaba sal yodada.
Tras la Cumbre Mundial de la Infancia de 1990, que reclamó esfuerzos especiales para reducir la deficiencia de micronutrientes, ese porcentaje subió a más de 70 por ciento.
Se estima que el uso de la sal yodada protege cada año a unos 85 millones de recién nacidos de una pérdida significativa en su capacidad de aprendizaje.
En China, donde la cobertura de sal yodada aumentó de 54 a 94 por ciento entre 1995 y 1999, la incidencia de bocio cayó de 20,4 a 8,8 por ciento en el mismo período.
La Iniciativa de Micronutrientes, una organización multilateral, cree que la meta de la yodización universal de la sal se alcanzará para el 2010, 10 años después del objetivo fijado en la Cumbre de la Infancia, pero la campaña se considera igualmente un gran éxito de la salud pública internacional.
"Desgraciadamente, la propuesta del gobierno de India es perjudicial para la salud pública, porque el yodo es un nutriente esencial para la supervivencia y el desarrollo humanos", lamentó Kochupillai.
"La experiencia ha demostrado reiteradamente que el retiro de la exigencia de yodización de la sal provoca el retorno de enfermedades por deficiencia de yodo y daño cerebral en niños y niñas", agregó.
La venta de sal yodada en India comenzó en 1962, y la producción de esa sal aumentó de 300.000 toneladas en 1983 a 4,2 millones en 1997.
Ese aumento no fue fácil, dado que apenas 850 de unas 10.000 plantas procesadoras de sal común de India están registradas legalmente. La sal de marca, elaborada por grandes empresas, representa menos de un quinto de la producción total.
La industria casera de la sal, defendida por Mahatma Gandhi contra los impuestos del régimen colonial británico, tiene la ventaja de costar un tercio del precio de la sal de marca, que se vende a 20 centavos el kilogramo.
Según Kochupillai, el 40 por ciento más pobre de la población, es decir 400 millones de personas que ya padecen deficiencias nutricionales, serán las que más adquieran la sal no yodada, de menor costo.
Sin embargo, líderes políticos de varios estados costeros protestaron contra la prohibición de la venta de sal no yodada, arguyendo que atenta contra el sustento tradicional de decenas de miles de personas.
Ram Vilas Paswan, ministro de Comunicaciones, declaró en el parlamento que la prohibición solo ayudó a los grandes fabricantes que pueden solventar la importación de yodo, el proceso de yodización y el envasado de la sal.
Pero los críticos afirman que la prohibición perjudica más a los comerciantes e intermediarios que a los productores tradicionales de sal.
Antes de la prohibición, muchos comerciantes hacían grandes ganancias mediante la compra de sal casera a muy bajo costo y su reventa en las ciudades por un precio muchísimo mayor.
El gobierno justificó su decisión en que "una medida de salud pública no debe aplicarse mediante disposiciones estatutarias" y que "la obligatoriedad en tales asuntos de opción individual no es deseable".
Pero los expertos en salud pública discrepan. "Si fuera como dice el gobierno, tampoco debería ser obligatoria la vacunación ni la cloración del agua de consumo", replicó Kochupillai.
Lo mismo opinó el médico V. Ramalingaswami, uno de los pioneros de la investigación sobre el hipertiroidismo y de la vinculación de esta enfermedad con la deficiencia de yodo en los años 50.
"En el contexto indio, no es posible librar el uso de la sal yodada al criterio individual, porque sería necesario invertir mucho dinero en educación y salud pública", observó Ramalingaswami. (FIN/IPS/tra-en/rdr/mu/mlm/he/00