Unos 200 hombres, mujeres y niños marcharon en Nepal desde sus lejanos pueblos hacia la capital, en busca de un hogar seguro y huyendo del enfrentamiento entre fuerzas del gobierno y guerrilleros ultraizquierdistas.
El viaje, de 700 kilómetros a lo largo de las calurosas y polvorientas llanuras del suroeste de Nepal, fue sin embargo más fácil que poner fin a la violencia que los expulsó de sus residencias ancestrales.
"Vinimos aquí buscando ayuda, pero los líderes políticos no están interesados en nuestra situación", dijo Anil Yogi, presidente del Foro de Pueblos Afectados por los Maoístas, que llevó 217 personas, 49 de ellas mujeres y niños, a Katmandú.
"¿Cuánto tiempo más van a hacernos esperar? No lo sabemos", agregó.
Los campesinos abandonaron sus hogares para escapar de la insurgencia maoísta que afectó a las regiones más pobres de Nepal desde 1996 y acabó con la vida de más de 1.400 personas.
Caminaron durante 28 días desde Chisapani, en el distrito de Kailali, a Katmandú, donde viven desde las últimas dos semanas en tiendas colocadas a las puertas del Parlamento nacional.
"Los maoístas nos creen informantes de la policía, y la policía nos cree simpatizantes de los rebeldes", se lamentó una de las campesinas, madre de dos hijos, Rupa Devi Jaisi.
Los campesinos fueron amenazados tanto por los rebeldes como por la policía. "Es difícil tener una vida normal en nuestro pueblo. Por eso es que nos fuimos", agregó.
Los maoístas quieren cambiar la constitución nacional para convertir el reino himalayo en una república. El gobierno dice que está dispuesto a conversar con los rebeldes pero dentro de los límites constitucionales, excluyendo así sus demandas.
Dos rondas de conversaciones fueron frustradas porque los rebeldes no quisieron renunciar a su demanda de abolir la monarquía constitucional.
La insurgencia se confinó a los distritos rurales del oeste, los cuales tienen los más altos índices de pobreza y analfabetismo.
Los líderes del campamento popular instalado a las afueras del parlamento, donde los legisladores discuten estos días el presupuesto nacional, quieren que el gobierno los reconozca como "refugiados internos".
"El gobierno tiene que garantizarnos el estatuto de refugiados internos y darnos tierras para establecernos en algún otro lugar. De otra manera, que resuelva el problema de la insurgencia para que volvamos a casa", exigió Yogi.
"En caso de que el gobierno no nos ayude, no tendremos otra opción que cruzar la frontera e instalarnos en India", agregó.
Pero hasta ahora el gobierno los ha ignorado. Las autoridades creen que la gente intenta escapar de la pobreza en sus hogares para buscar una vida mejor en otro lugar.
Aunque no hubo declaraciones oficiales por ahora, fueron publicados varios artículos periodísticos en los últimos días que respaldan esa versión gubernamental.
"No se trata de gente desplazada, sino de campesinos buscando una manera fácil de obtener tierras en Terai (llanuras fértiles del sur)", señaló uno de estos artículos en el diario más importante de Kantipur.
Pero los campesinos niegan esta acusación. Todos ellos tienen tierras propias en sus pueblos y algunos incluso una buena educación. Afirman que se hubieran quedado en sus hogares de no haberse desatado la violencia.
"Nuestras hijas eran violadas cada vez que iban al bosque a recolectar leña, ya sea por los maoístas o por los policías. ¿Por qué otra cosa nos iríamos de nuestros pueblos sino por estas atrocidades?", preguntó Savitri Shahi, una ama de casa de 25 años.
Grupos defensores de los derechos humanos, incluso Amnistía Internacional, acusaron a los rebeldes y a los soldados del gobierno por los excesos en las áreas afectadas por la insurgencia maoísta.
Hasta ahora sólo el ex primer ministro y líder del partido mayoritario en el parlamento, Sher Bahadur Deuba, conversó con los campesinos.
Deuba, que encabeza una comisión gubernamental para negociar con los maoístas, intentó asegurar a los campesinos que el gobierno esperaba una brecha hacia una declaración de paz.
"Los maoístas han enviado tres de sus representantes para dialogar con nosotros. Pronto negociaremos con ellos para que finalice la violencia, de manera que esta gente pueda regresar a su hogar", dijo. (FIN/IPS/tra-en/sp/mu/rp/aq/hd/00