/Mujeres líderes/ ECUADOR: La música contra la violencia

María de Lourdes Jaramillo estuvo entre los fundadores de la Orquesta Sinfónica Nacional de Ecuador (OSN) y fue su primer violín durante 38 años, pero tras jubilarse gana sólo 25 dólares mensuales.

Uniendo la sensibilidad humana a un carácter disciplinado y persistente, hizo del violín una pasión y luego de seis años de haberse jubilado es todavía una de las referencias más importantes de la Orquesta Sinfónica.

"Frente a tanta violencia que hay en el mundo, se necesita que los niños canten más, amen la música, eso puede ayudar a construir un mundo de paz", aseguró la violinista.

Jaramillo estudió violín desde los siete años y se formó en el Conservatorio Nacional de Música, donde constituyó la primera Orquesta Femenina del país.

"Fue una linda experiencia porque en esa época una orquesta de mujeres parecía un atrevimiento", aseguró.

En esos años era raro que una mujer tocara el violín o integrara una orquesta. "Una vez debía presentarme con el coro de unos sacerdotes y me mandaron sacando diciendo que una mujer tocando violín ahí no servía", afirmó.

A principios de los años 50 terminó sus estudios y como había obtenido varios premios de solista fue becada por la Casa de la Cultura Ecuatoriana para que integrara desde ese momento en la que sería la Orquesta Sinfónica Nacional de Ecuador.

La fundación de la Orquesta fue un anhelo de todos los músicos y, en particular, del Sindicato de Artistas Músicos del que Jaramillo había sido fundadora.

"El conservatorio tenía una orquesta pero no cumplía la finalidad de una Sinfónica, entonces participé en esa lucha tenaz para su creación", argumentó.

En el primer directorio participaron destacados intelectuales de la época, como los escritores Jorge Icaza y Benjamín Carrión, entonces presidente de la Casa de la Cultura, pero ninguna mujer.

La Orquesta Sinfónica Nacional se inició en 1956 con 42 músicos y en su primer programa figuraron la Sinfonía No. 35 en re mayor de Mozart, el concierto en re menor para violín y orquesta de Tartini y una rapsodia de Chabrier. A los conciertos de los primeros años asistía muy poco público.

"El comienzo exigió mucha persistencia y recién a partir de los años 80 la Orquesta tuvo un público, que no se pierde los conciertos y aplaude las presentaciones. Cuando me retiré en 1994, me fui contenta al ver que el trabajo de tantos años había servido para que se diera ese cambio", señaló Jaramillo.

Jaramillo fue venciendo las dificultades con dedicación. "En los comienzos me sentía sola, pues era la única mujer, no tenía otra compañera con quien intercambiar ideas. Ahora cambió mucho, pero también el rol de la mujer se modificó y ésta pudo integrarse a nuevos espacios", afirmó.

La falta de fondos permanentes no permitió que existiera un número suficiente de músicos y no había incentivos para dedicarse a la música.

"Las dificultades económicas acompañan a la Orquesta desde su fundación. Recuerdo que ya en 1958 tuvimos que declarar una huelga para llamar la atención del gobierno", dijo Jaramillo, quien subrayó que muchos de los mejores músicos dejaron la Orquesta para irse al exterior por motivos económicos.

Entre los músico destaca a Luis Humberto Salgado, "quizás el mejor músico y compositor que ha tenido Ecuador, José Ignacio Canelos, Luciano Carrera, "gran flautista, reconocido internacionalmente", Carlos Bonilla y Gerardo Guevara.

De los directores, la violinista destacó al catalán Ernesto Xancó, "con una destacada formación musical y humanista", quien ayudó a fundar la Orquesta y la dirigió dos veces, Ricardo del Carmen, un guatemalteco que "se caracterizó por su trato especial hacia los músicos y músicas" y Gerardo Guevara.

"Una mujer directora fue Carmen Mora, la única que he tenido, y que también ayudó a abrir espacios en el mundo de los hombres", aseguró.

Jaramillo fue durante 25 años profesora de violín en el Conservatorio Nacional de Música. "Compartir con los jóvenes es algo muy lindo y muchos de mis alumnos están haciendo carrera destacada en el exterior, sobre todo en Europa", señaló.

Se dedicó especialmente a los niños y realizó algunos cambios en lo pedagógico.

"La enseñanza del violín es muy delicada, especialmente al inicio, hay que trabajarlo con mucha dedicación. Lo fundamental en el comienzo es que amen la música. No sabemos si ese niño va a tener vocación para violinista, pero hay que lograr que ame la música", expresó.

En julio de 1994, en el Teatro Sucre de Quito, Jaramillo recibió una placa de sus compañeros en roconocimiento por su labor de tantos años al servicio de la música nacional.

Además de haber sido la única mujer entre los fundadores de la Orquesta Sinfónica Nacional, abrió el camino para que otras mujeres se integraran a ella.

Con 74 años y tras seis de haberse jubilado, Jaramillo cobra una pensión de 25 dólares mensuales, lo que la obliga a seguir dando clases particulares.

"Mi caso no es el único ejemplo de la injusticia con que son tratadas quienes sirvieron a la música durante una vida ayudando a construir la cultura del país", concluyó la violinista. (FIN/IPS/kl/ag/cr/00

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