La histórica cumbre de las dos Coreas, prevista para el próximo día 14, se convirtió en un problema diplomático para Japón por causa de sus frías relaciones con Corea del Norte, según analistas.
"Japón es un extraño en la historia que se está escribiendo en Asia oriental", afirmó Kazuhiro Araki, experto del Instituto Moderno de Corea, un gabinete de estrategia privado.
"El gobierno está sintiendo la presión internacional para desarrollar mejores relaciones con la Corea del Norte stalinista", agregó.
La prensa japonesa destacó la visita secreta del líder norcoreano Kim Jong Il a Beijing la semana pasada, que tomó a Tokio por sorpresa.
"Es bien sabido que el dictador norcoreano Kim no está feliz por la liberalización económica de China. Las fotografías de él sonriendo junto a su par chino, el presidente Jiang Zemin, simbolizan una nueva fuerza que Japón debe considerar", explicó el profesor Haruhisa Ogawa, de la Universidad de Tokio.
Mientras la cumbre bilateral es considerada un hito para la paz y la seguridad en Asia oriental, Japón, pese a ser el líder económico de Asia, no tiene buenos vínculos con sus vecinos, las dos Coreas y China.
Pese a hechos pasados como la ayuda alimentaria de emergencia que Japón otorgó a Corea del Norte, persiste entre ambos países el obstáculo de la violenta colonización de la península coreana a comienzos del siglo XX, hasta la derrota de Japón en la segunda guerra mundial.
Otro tema contencioso es la exigencia de Pyongyang de que Tokio le pague una indemnización de guerra. Japón insiste en que el estado de colonización no es guerra.
Además, el programa norcoreano de misiles -en el marco del cual dos misiles balísticos aterrizaron en territorio japonés en 1998- y el secuestro de ciudadanos japoneses por agentes norcoreanos se sumaron a otras cuestiones espinosas y llevaron los lazos bilaterales a su punto más bajo.
La última ronda de negociaciones sobre la normalización de los vínculos con Corea del Norte comenzó en abril, pero se estancó el mes pasado, cuando Pyongyang rechazó un nuevo cronograma que se iniciaría el 22 de mayo.
La decisión de posponer la décima ronda de conversaciones – luego de un lapso de ocho años- hasta quizá después de la cumbre entre Corea del Norte y Corea del Sur fue un golpe para la diplomacia japonesa, que considera a ese país comunista como la mayor amenaza a su seguridad.
Aunque Pyongyang no ofreció una razón oficial para la postergación, algunos funcionarios explicaron que el gobierno precisa tiempo para considerar el resultado de la cumbre de las dos Coreas y el de las elecciones de Japón, fijadas para el 25 de junio.
Hajime Izumi, profesor de estudios coreanos de la Universidad de Shizuoka, afirmó que el Norte pretende utilizar la próxima cumbre para ejercer presión sobre Japón.
"Pyongyang puede estar esperando que Seúl respalde su reclamo de disculpa y compensación económica de Tokio por la última guerra", dijo Izumi en una entrevista con la prensa japonesa.
La mejora de los vínculos con Corea del Norte es crucial para Japón, pero también para Pyongyang, que enfrenta dificultades económicas que la obligaron a entablar relaciones diplomáticas con Italia en enero y a reanudarlas con Australia en mayo.
Además, Corea del Norte se prepara para incorporarse al Foro Regional de Naciones del Sudeste Asiático, el mayor grupo regional de seguridad de Asia-Pacífico, en una medida respaldada por Japón.
"Corea del Norte es el mayor temor de Japón", sostuvo Araki, y añadió que "Tokio está en una posición diferente de Estados Unidos en relación con Pyongyang, porque nosotros somos vecinos".
Ahora, ante la presión generada por la histórica cumbre de las dos Coreas, Japón convirtió en prioridad la restauración de los vínculos bilaterales con Pyongyang.
"Puede ser que el enfoque blando no sea lo mejor para Japón, que necesita eliminar la amenaza a su seguridad como condición para estrechar las manos, pero de todos modos el gobierno sigue adelante", explicó Araki.
El primer ministro japonés Yoshiro Mori visitó Seúl el 30 de mayo para realizar consultas con el presidente surcoreano Kim Dae Jung sobre la política de Japón hacia Corea del Norte.
Mori le pidió a Kim que plantee el tema del programa de misiles nucleares del Norte en la cumbre del 14 de junio, pero Kim se negó por temor a ofender a su homólogo norcoreano.
"Kim Dae Jung está determinado a convertir la cumbre en un éxito, porque será decisiva para su futuro político", señaló Ogawa.
Ogawa encabeza un grupo de derechos humanos que exige la protección de ciudadanos japoneses y de descendientes de japoneses que se trasladaron a Corea del Norte hace varias décadas, muchos de los cuales se creen desaparecidos. El grupo pretende que la cumbre intercoreana aborde esta cuestión.
Pero Corea del Sur, temerosa por la reacción del Norte, prefiere mantener los temas espinosos bajo la alfombra.
Esto hace prever que la próxima cumbre solo significará ventajas para los coreanos que fueron separados de sus familias cuando la península fue dividida y para la paz general en Asia, que depende para su estabilidad de la península de Corea. (FIN/IPS/tra-en/sk/js/mlm/ip/00