/Integración y Desarrollo/ AMERICA CENTRAL: Expertos proponen rediseñar la integración

El proceso de integración de América Central debe ser reformulado, porque sus instituciones están trabadas y afrontan su momento más crítico, dijeron expertos y diplomáticos de la región.

"Debemos sentarnos y reinventar la integración, porque actualmente no responde a una visión de desarrollo regional", dijo a IPS René León, embajador de El Salvador en Estados Unidos.

León es considerado uno de los principales gestores de la ampliación de privilegios comerciales que Estados Unidos otorgó en mayo a la Iniciativa de la Cuenca del Caribe y que le permitirá a los países del istmo exportar algunos productos textiles con arancel cero.

"El modelo de integración como se inventó ya se agotó", comentó León, quien cree que el sistema sólo funciona de crisis en crisis.

El diplomático entiende que la integración debe rediseñarse con objetivos realistas y sobre proyectos concretos, pues en la actualidad las instituciones regionales son "gigantes con pies de barro".

El proceso de integración del istmo se inició formalmente en diciembre de 1960, cuando Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua firmaron el Tratado General de Integración Centroamericana.

En ese tratado se estableció una zona de libre comercio para los productos originarios de la región, se fijó la necesidad de crear un arancel uniforme para terceros países y se fundó el Banco Centroamericano de Integración Económica.

La estrategia de formar un bloque llevó después a crear organismos especializados, como el Sistema de Integración Centroamericana, el Parlamento Centroamericano (Parlacen), la Corte Centroamericana de Justicia y el Sistema de Integración Económica Centroamericana (Sieca).

Sin embargo, su aceptación no ha sido unánime, como ocurrió con Guatemala y Costa Rica, que decidieron no integrar la Corte Centroamericana, y con Costa Rica, que tampoco aceptó formar parte del Parlacen.

Además, en este afán por crear un marco institucional de integración se han instaurado otras dependencias y oficinas burocráticas, que en muchos casos no han cumplido sus objetivos originales.

"Hay instituciones y oficinas que no funcionan, sencillamente son cadáveres insepultos", indicó el analista y asesor político hondureño Jorge Ramón Hernández, ex vicecanciller y ex embajador ante la Organización de las Naciones Unidas.

Hernández, quien ha seguido de cerca el funcionamiento del sistema de integración regional, añadió que hay secretarías con 30 años de existencia que nunca tuvieron un rumbo definido ni una verdadera organización.

"En la actualidad hay despachos que yo llamo virtuales, porque en ellas no hay ni siquiera un funcionario que conteste el teléfono", acotó.

Los críticos del actual sistema de integración señalan que las trabas y la descoordinación se deben a la falta de voluntad de los gobiernos y a la ausencia de una fuerza política que encabece los esfuerzos integracionistas.

"Lo que pasa es claro: la integración no avanza por falta de voluntad" de los países miembros, explicó el historiador y analista político Luis Guillermo Solís, gerente técnico del proyecto de Cooperación Transfronteriza de la no gubernamental Fundación para la Paz y la Democracia (Funpadem).

Solís arguyó que, a pesar de que muchas veces se entiende por "integración" lo que hacen o dejan de hacer los gobiernos, lo cierto es que ya hay un proceso en marcha de integración humana que se refleja en la actividad de las inversiones, las relaciones comerciales y las migraciones.

Muchos sectores sociales y económicos le reclaman a las autoridades de la región la urgente necesidad de agilizar el sistema y de crear los reglamentos que han quedado pendientes por años y las cuestionan por no tomar represalias comerciales entre países.

Este llamado radica en la importancia económica que representa el istmo, con un mercado de 35 millones de habitantes, en el que el comercio intrarregional asciende a 2.400 millones de dólares al año.

"El problema es que le estamos dando más peso al proceso de apertura internacional y a las alianzas con terceros países que al proceso de integrarnos primero internamente", sostuvo Edgar Chamorro, coordinador general del Programa Regional de Modernización del Mercado Laboral del Sieca.

Chamorro admitió que "el proceso de integración está en su peor etapa" y que hoy el panorama es más complejo que hace 25 años, debido a muchos factores, entre ellos la pobreza extrema, que se ha ido agigantando con el paso del tiempo.

"En Guatemala, por ejemplo, esta pobreza alcanza a 50 por ciento de la población. Entonces, el gran desafío es cómo conciliar las políticas hacia fuera, o sea hacia la integración, con las políticas internas que lidien simultáneamente con la pobreza de cada país", añadió el funcionario.

Los expertos entienden que hay temas pendientes que por años han impedido el avance real de la integración en el istmo, entre los que se pueden contar la ausencia de una modernización en las aduanas y la falta de un mecanismo de resolución de conflictos comerciales.

También economistas de la región consideran indispensable eliminar el proteccionismo a los cinco productos que han sido excluidos de la zona de libre comercio de América Central, como es el caso del azúcar, café, alcohol etílico, harina de trigo y ciertos derivados del petróleo.

Otros obstáculos que se han sumado para entorpecer la integración de América Central son los últimos conflictos limítrofes, como el surgido entre Honduras y Nicaragua, y entre Nicaragua y Costa Rica.

Especialistas académicos y políticos de la región, reunidos los días 8 y 9 en San José por la Funpadem, coincidieron en que la integración implica una verdadera asociación entre países, que requiere confianza política.

También destacaron que para garantizar la permanencia de inversionistas es necesario consolidar la estabilidad política en la zona. (FIN/IPS/nms/dm/if ip/00

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