La agricultura es una actividad de alto riesgo, cercada de plagas destructivas por todos lados, además de enfrentar las eventualidades del clima y las oscilaciones del mercado.
Brasil identificó más de 240 amenazas externas contra las cuales trata de proteger su producción agrícola y también sus exportaciones, ya que el surgimiento de enfermedades en el país le impide el acceso a otros mercados.
El abejorro chino fue descubierto en embalajes de madera, haciendo sonar la alarma en el Departamento de Defensa e Inspección Vegetal (DDIV) del Ministerio de Agricultura, porque se trata de un destructor de bosques.
La reacción inmediata fue exigir el control fitosanitario también de la envoltura, la sustitución o quema de la madera.
Otro peligro es la mosca de carambola, o bactrocera carambolae, que viene de Guyana Francesa. Cruzó la frontera pero se logró contenerla en el municipio brasileño limítrofe, Oiapoque, aseguró Ilto Morandini, coordinador de Protección de Plantas del DDIV.
Millones de avispas que le son enemigas naturales, trampas y control de carreteras fueron las armas para combatirla.
La sigatoka negra, una enfermedad provocada por hongos que viajan con el viento y puede anular totalmente la producción del bananero, apareció en varios puntos de la Amazonia brasileña hace más de un año. Pudo haber venido de Bolivia o Colombia, según Morandini, y ahora hay que evitar su expansión.
En este caso, la Empresa Brasileña de Investigaciones Agropecuarias promueve la sustitución de bananos vulnerables por variedades que comprobó eran resistentes a la plaga.
Es la mejor estrategia, ya que se trata de un cultivo permanente que no se puede alternar con otros y sería demasiado caro el uso de venenos químicos, observó José Clerio, responsable de investigar la resistencia de variedades alternativas.
En la Amazonia, el banano en general sirve a la subsistencia local. El temor radica en que la enfermedad llegue a las áreas de producción comercial en el centro-este del país. Brasil tiene 560.000 hectáreas de bananeros que producen cerca de seis millones de toneladas anuales.
Es la fruta de mayor consumo nacional -20 kilogramos por habitante al año- y la segunda en producción, sólo superada por la naranja. Se exporta menos de uno por ciento, pero tiene gran importancia para la alimentación de los sectores más pobres de la población.
El numeroso ejército de enemigos de la agricultura comprende insectos, bacterias, virus, hongos, otros microorganismos y plantas dañinas. Entran al país en bienes importados, en la ropa de turistas, en vehículos que cruzan la frontera.
Los desplazamientos dentro de un mismo país también pueden extender la infestación.
La guerra es permanente, sin treguas, y exige educación fitosanitaria de todos para que conozcan el riesgo de transportar plantas o flores de un área a otra, señaló Morandini.
Brasil, país extenso de clima y agricultura diversificados, enfrenta la amenaza de invasión por variadas plagas, pero cuenta con un sistema de vigilancia eficaz, con 84 puestos fijos y móviles para controlar puertos, aeropuertos y fronteras, señaló el secretario de Defensa Agropecuaria, Luiz Carlos de Oliveira.
Es es un problema mundial, que se agrava con la intensificación del flujo comercial y turístico, pero también las técnicas de combate y las normas internacionales avanzaron mucho últimamente, evaluó.
Los daños a veces son terribles y muchos ejemplos sirven de escarmiento.
En las dos últimas décadas, Brasil pasó de exportador a importador de algodón. Las pérdidas ascienden a miles de millones de dólares, sumando caída de producción, gastos con las importaciones y aumento de costos con agrotóxicos.
El culpable fue el picudo, una plaga que destruyó casi totalmente las siembras en el noreste, provocando gran desempleo en el campo, recordó el coordinador de Protección de Plantas.
El cancro cítrico ataca la fruta de mayor producción nacional. En consecuencia, Brasil es el mayor exportador mundial del jugo, pero no logra conquistar mercados para su naranja in natura.
La escoba-de-bruja puso fin a una larga prosperidad en la región productora de cacao, en el nororiental estado de Bahia. El país, que era el mayor productor de ese fruto, materia prima del chocolate, hasta los años 70, pasó a importarla en los últimos años.
El costo no es sólo económico, sino también social, por la pérdida de empleos rurales, y ambiental, por la necesidad adicional de agrotóxicos, destacó Morandini.
Todo eso aumenta el costo de producción agrícola, restando competitividad al país en el comercio mundial, y exige un seguimiento permanente, muchos técnicos especializados, equipos sofisticados y control de muchos puntos de entrada de microorganismos de dificil detección.
Una consecuencia son las barreras sanitarias con que cada país trata de defenderse, a veces generando conflictos comerciales. Hay que "usarlas de forma adecuada, dentro de los límites impuestos por las reglas internacionales", señaló De Oliveira.
Por otra parte, las plagas estimulan la búsqueda de variedades resistentes y el control biológico, fomentando el intercambio de insectos, bacterias, hongos y vegetales que combaten naturalmente a los enemigos de la agricultura.
Brasil está exportando avispas para controlar la mosca de carambola en la vecina Guyana Francesa y moscas para matar hormigas que están afectando a Estados Unidos. Por su parte, ya importó en la última década más de 80 enemigos naturales de plagas. (FIN/IPS/mo/ag/dv en/00