Una ola de violencia contra la minoría cristiana en India creó nuevos problemas para la coalición de gobierno encabezada por el partido nacionalista hinduísta Bharatiya Janata (BJP).
El BJP del primer ministro Atal Bihari Vajpayee negó estar implicado en los ataques contra cristianos que se produjeron durante las últimas semanas en los estados meridionales de Andhra Pradesh y Goa.
Sin embargo, un importante aliado del BJP, el partido regional del sur Telugu Desam, amenazó con retirarse del gobierno si los líderes cristianos demostraban sus afirmaciones de que radicales hindúes afiliados al partido de gobierno perpetraron los ataques.
Líderes eclesiásticos acusaron al grupo fundamentalista hinduísta Rashtriya Swayamsewak Sangh (RSS), conocido como el mentor ideológico del BJP.
El partido oficial tiene motivos para preocuparse luego que el jefe del TDP y gobernador de Andhra Pradesh, Chandrabu Naidu, declaró a la prensa que existe un nexo entre los seis ataques con bombas a iglesias perpetrados en mayo y junio.
Naidu dijo que "los seis incidentes son similares en su naturaleza, y una sola organización estaría detrás de ellos."
El 8 de junio, bombas de tiempo estallaron en la Iglesia Bautista Gewett Memorial, en la ciudad de Ongloe, y en la Iglesia Católica Madre Vandini, en la ciudad de Tadepalligudam. Naidu viajó a los dos centros urbanos para tranquilizar a la población.
También se produjeron atentados con bomba el mismo día en una pequeña iglesia católica en la ciudad de Wadi, en Karnataka, y en la Iglesia de San Andrés, situada en Goa, el antiguo enclave portugués en India, predominantemente católico.
La amenaza de Naidu, complementada con declaraciones del arzobispo de Delhi, Alain de Lastic, obligaron a Vajpayee ordenar una investigación sobre la responsabilidad de los ataques y la distribución de literatura antieclesiástica.
Naidu advirtió a los enemigos del BJP, especialmente al Partido del Congreso, principal fuerza opositora, que no convirtieran los atentados en un asunto político. El Congreso ya creó un panel de dirigentes para investigar el origen de los ataques.
Según Naidu, del BJP, los atentados fueron parte de una conspiración política para desestabilizar al gobierno de Vajpayee. "La verdad saldrá pronto a flote mostrando la campaña centrada contra el BJP y el gobierno", afirmó.
El BJP y sus afiliados acusaron a las agencias de inteligencia paquistaníes de haber tramado las explosiones, pero los grupos cristianos se mostraron renuentes a aceptar esa explicación.
"Los cristianos ya están enfermos de esas declaraciones", expresó un comunicado del Consejo Cristiano de Toda India.
El Consejo recordó acusaciones similares a una "mano foránea" por la peor demostración de violencia anticristiana ocurrida en este país, cuando el misionero australiano Graham Staines y sus dos hijos fueron quemados vivos en el estado costero oriental de Orissa a comienzos de 1999.
Según John Dayal, secretario nacional de la Unión Católica de Toda India, el gobierno federal y el BJP fueron "directamente responsables" de los ataques.
En abril, la organización defensora de los derechos humanos Amnistía Internacional acusó al BJP de no denunciar claramente los actos de violencia perpetrados contra miembros de minorías religiosas.
Un documento de Amnistía, titulado "Perseguidos por Desafiar la Injusticia", acusó a afiliados del BJP como el RSS, el Vishwa Hindu Parishad (VHP) y el Bajrang Dal de violencia contra las minorías y formular declaraciones públicas que incitan a perpetrar actos de odio sectario.
El gobierno indio está obligado a defender a todos los ciudadanos contra la violencia, ya sea incitada por funcionarios estatales o por otros individuos y grupos, destacó Amnistía.
La violencia anticristiana comenzó en abril con una serie de ataques en la semana de Pascua contra misioneros cristianos en el estado septentrional de Uttar Pradesh.
Esto estuvo en consonancia con los ataques desatados contra minorías, especialmente la cristiana, ni bien la coalición de Vajpayee asumió el poder en marzo de 1998.
Si bien los cristianos constituyen apenas dos por ciento de los 1.000 millones de indios, la comunidad tiene gran influencia porque administra escuelas públicas y hospitales como parte de su labor misionera.
Grupos hinduístas acusaron a los misioneros cristianos de inducir a tribus pobres y miembros de castas inferiores a convertirse.
Los misioneros negaron los cargos pero insistieron sobre "su derecho constitucional de propagar la religión y trabajar entre los pobres". (FIN/IPS/tra-en/rdr/mu/ego/mlm/hd-cr/00