Los países del Golfo esperaban desde hace tiempo que el cambio de gobierno en Siria, precipitado el sábado por la muerte del presidente Hafez Al Assad, mejorara sus relaciones con Damasco y la situación en Medio Oriente.
Esas expectativas se reforzaron durante la gira por el Golfo realizada a comienzos de este año por Bashar Assad, el hijo y sucesor del fallecido presidente sirio.
Se espera que Bashar mantenga la línea política de su padre en relación con el proceso de paz en Medio Oriente, y en especial la demanda de restitución a Siria de las alturas del Golán, ocupadas por Israel desde 1967, pero también se piensa que la actitud siria en la negociación con los israelíes será más moderada.
"Todos suponen que habrá cambios para adaptarse al espíritu de estos tiempos", señaló un funcionario diplomático de Arabia Saudita, y muchos expertos prevén que esos cambios tendrán un efecto estabilizador en la región.
Las ricas monarquías petroleras del Golfo nunca llegaron a estar satisfechas por completo con las actitudes del fallecido presidente sirio.
Durante la Guerra Fría, los seis países miembros del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), Arabia Saudita, Bahrein, Emiratos Arabes Unidos (EAU), Kuwait, Oman y Qatar, se alinearon con Estados Unidos y las potencias occidentales, mientras Siria se acercaba a la ex Unión Soviética
Las naciones del CCG admiraban la tenacidad y firmeza de Assad en sus negociaciones con Israel y Estados Unidos, pero también se inquietaron a menudo por sus posiciones radicales.
En 1991, durante la Guerra del Golfo, el alineamiento de Siria con la coalición multinacional conducida por Washington para expulsar a las tropas iraquíes de Kuwait marcó el inicio de una nueva fase en las relaciones de los integrantes de CCG con Damasco.
Bashar Assad puede construir mejores vínculos con sus vecinos sobre esa base, ya que tiene excelentes relaciones personales con los integrantes de la nueva generación de gobernantes del Golfo, muchos de los cuales asistieron al funeral de su padre en Damasco el martes.
En los días posteriores a la muerte de Assad, los periódicos de los países del Golfo, que expresan el punto de vista de las autoridades de sus países, dedicaron extensos comentarios a elogiar la idoneidad de Bashar para gobernar.
"Bashar observó de cerca el estilo de negociación de su padre, su firmeza y su resistencia a realizar concesiones. No tendrá dificultades para mantener a Siria en su rumbo", se sostuvo en un editorial del diario Al Ittihad, de EAU.
Los primeros pasos para mantener ese rumbo se darán dentro de Siria en los próximos meses, para formalizar la sucesión de Assad por su hijo, apuntaron diplomáticos y analistas del Golfo.
Horas después de la muerte del presidente, el parlamento sirio aprobó una enmienda de la Constitución, que establecía un mínimo de 40 años de edad para ocupar la presidencia, y habilitó que Bashar fuera elegible a su edad actual de 34 años.
Al día siguiente la dirección del gobernante Partido Baas designó a Bashar como candidato a la sucesión de su padre.
El mismo domingo, el ejército, que es el otro pilar del poder en Siria, ascendió a Bashar del cargo de coronel al de comandante en jefe.
A fines de esta semana un congreso del Partido Baas debe ratificar la postulación de Bashar, para que sea considerada en una sesión especial del parlamento el 25 de junio. Si el parlamento aprueba el nombramiento, se realizará un referendo para que los ciudadanos confirmen la designación.
La mayoría de los expertos en la política siria pronostican que no habrá inconvenientes de importancia para que ese proceso conduzca a la presidencia a Bashar, quien parece haber superado sin dificultades el desafío desde el exilio de su tío Rifaat.
Rifaat el Assad, quien intentó derrocar a su hermano en 1983 y fue expulsado de Siria tres años después, expresó su oposición a la designación de Bashar como sucesor, y reclamó elecciones directas para presentarse como candidato a la presidencia, pero no ha logrado apoyo.
Los analistas opinan que la capacidad de Bashar para mantenerse en el poder en el largo plazo dependerá de las medidas que adopte para aliviar el férreo control que el Estado ha mantenido durante décadas sobre todos los sectores de la sociedad.
De todos modos, se espera que al comienzo Bashar se apoye mucho en quienes fueron colaboradores de su padre, y que eso marque una importante continuidad en la política nacional e internacional siria.
"Bashar tendrá que gobernar en consenso con los colaboradores más cercanos de su padre, al menos en el corto plazo", comentó un diplomático residente en Bahrein.
Con el tiempo, los puntos de vista propios de Bashar, que se consideran más liberales que los de su padre, pueden determinar algunos cambios de importancia, y muchos esperan que aumenten los vínculos de Siria con el mundo árabe, en busca de apoyo diplomático y económico.
Así ocurrió cuando el rey Abdullah de Jordania sucedió el año pasado a su fallecido padre, Hussein, quien había irritado a muchos gobernantes del Golfo al alinearse con el presidente de Iraq, Saddam Hussein, tras la invasión iraquí a Kuwait.
Esa decisión congeló las relaciones de Amman con las monarquías del Golfo, las cuales dejaron de brindar asistencia a Jordania y expulsaron a miles de trabajadores jordanos y palestinos.
Las expulsiones causaron una importante crisis económica en Jordania, que se vio privada de valiosas remesas de dinero enviadas desde el exterior por esos trabajadores.
Tras la asunción de Abdullah, países clave de la región como Arabia Saudita y EAU brindaron a Jordania créditos de emergencia para superar la crisis.
Los expertos piensan que Siria también necesitará el significativo apoyo financiero que las monarquías del Golfo son capaces de brindar.
Bahrein y EAU pueden ser los principales modelos de Bashar para liberalizar la economía, estimular la inversión extranjera y promover el desarrollo de las nuevas tecnologías informáticas, según los analistas. (FIN/IPS/tra-eng/ra/mu/mp/ip/00