El gobierno de Filipinas ya combatía en la sureña isla de Mindanao a dos organizaciones insurgentes islámicas y afronta ahora la amenaza del gobernador de esa región autónoma, el musulmán Nur Misuari, que podría incorporarse a la lucha armada.
Misuari denunció a las autoridades filipinas ante la Conferencia de la Organización Islámica (OIC) y sugirió el regreso a las armas del separatista Frente de Liberación Nacional Moro (MNLF).
El MNLF, el primer grupo secesionista musulmán en tomar las armas contra el gobierno, encabezó una rebelión que alcanzó su pico en los años 70, pero concertó la paz con el gobierno en 1996.
Misuari comunicó la semana pasada a la Conferencia de la OIC que su grupo podría reanudar la lucha por la independencia de Mindanao, debido a la mala voluntad que atribuye al gobierno en la implementación del acuerdo de paz, según informes en poder de las autoridades.
El gobierno de este país mayoritariamente católico ya se enfrentaba en Mindanao al desafío del grupo extremista Abu Sayyaf, que retiene a varios rehenes en la isla, y al separatista Frente de Liberación Islámico Moro (MILF).
La OIC, reunida la semana última en Jeddah, Arabia Saudita, exhortó al gobierno filipino a "poner fin inmediatamente a la ofensiva militar contra el pueblo de Bangsamoro (musulmán) y alcanzar una solución pacífica al problema de Mindanao".
Hay seis millones de musulmanes en Filipinas, un país de 80 millones de habitantes.
Abu Sayyaf, que significa "portador de la espada", fue organizado en 1992 por jóvenes estudiantes de escuelas islámicas en el medioeste del país que afirman haber luchado en Afganistán junto a los mujaidines (guerrilleros musulmanes) que resistieron la ocupación militar soviética.
El grupo rebelde más importante, el MILF, cuya fuerza está estimada entre 15.000 y 40.000 miembros, comenzó como una organización disidente del MNLF. Propone la realización en Mindanao de un plebiscito de autodeterminación como el que llevó a Timor Oriental a separarse de Indonesia.
Funcionarios del gobierno exigeron a Misuari su renuncia como gobernador de Mindanao y que rinda cuentas por los 20.000 millones de pesos (470 millones de dólares) que fueron destinados al desarrollo de esa empobrecida región.
Otros señalan que la experiencia de la región autónoma de Mindanao, creada para atender a las demandas históricas de autonomía de los filipinos islámicos, demuestra que Manila no puede simplemente dar recursos a la gobernación y confiar en que serán usados de la forma apropiada.
El Poder Ejecutivo no ignora que una de las razones por las que la rebelión continúa en el sur es por la pobreza, así como la marginación de las minorías, incluso de los musulmanes.
El poder central expuso en enero un "plan para la paz y el desarrollo", destinado a enfrentar el separatismo musulmán y la persistente rebelión comunista, que propone acompasar la represión contra los guerrilleros con proyectos de desarrollo para las regiones en guerra.
La provincia de Sulu, donde el movimiento Abu Sayyaf mantiene cautivos a extranjeros y dos filipinos secuestrados en abril, es la de menores ingresos, desarrollo y educación del país.
Globalmente, la región autónoma de Mindanao presenta una alfabetización de 73,3 por ciento, frente a 98,8 en la capital Manila.
Víctor Corpus, presidente del comité redactor del plan contrainsurgente, advirtió que los problemas de Mindanao se deben a la pobreza, la ignorancia, las epidemias y la corrupción.
Corpus, un soldado que se rebeló contra el régimen dictatorial de Ferdinando Marcos (1965-1986), dijo que, si bien la acción militar es necesaria para enfrentar a los insurgentes, la tarea más importante coresponde a instituciones civiles, que deben llevar los servicios básicos a esas zonas.
"No hay solución militar al problema de Mindanao. Durante muchos años se ha dado énfasis al enfoque militar para resolver los problemas, pero ahora es tiempo de enviar al frente a los funcionarios civiles", afirmó.
"No se puede convencer a los rebeldes a que se rindan a menos que vean desarrollo económico. Si siguen hambrientos, los insurgentes continuarán peleando, pero si están satisfechos, nunca más tomarán un arma", agregó.
Corpus indicó que Malasia y Tailandia, situados como Filipinas en el sudeste de Asia, acabaron con focos de lucha armada mediante la concesión de recursos a las áreas en conflicto.
El gobierno de Fidel Ramos (1992-1998) intentó hacer de Mindanao un destino para el turismo y la inversión, procurando la paz con el MNLF y destinando importantes recursos financieros a la región. Pero el país ahora se da cuenta de que eso no era suciente.
Los analistas coinciden en que una de las razones por las cuales incluso un grupo extremista como Abu Sayyaf logra reclutar combatientes es la desesperación en que éstos viven en sus comunidades.
Abu Sayyaf fue visto inicialmente como un grupo ideológico que buscaba la creación en Mindanao de un estado islámico independiente. Pero poco después de su surgimiento comenzó a recurrir al secuestro con fines extorsivos, y fue rechazado por los musulmanes.
Las autoridades creyeron que los militantes de Abu Sayyaf depondrían las armas cuando su carismático fundador, Abdurajak Janjalami fue asesinado en 1998. Pero el hermano menor del jefe muerto, Khaddafy Janjalani, se puso al frente de la organización.
El periodista Rigoberto Tiglao, quien se ha dedicado a analizar el conflicto, sostiene que el MILF en particular "considera su insurgencia como una 'jihad', una guerra santa para restablecer luego de muchos siglos un califato islámico en las zonas dominadas por musulmanes de Mindanao".
"De acuerdo con la versión medieval del Islam del MILF y la creencia en el fundamentalismo musulmán, que un régimen secular gobierne sobre musulmanes contradice la palabra de Alá", explicó Tiglao en el periódico Philippine Daily Inquirer.
El error de Manila, dicen analistas, es que no consideró seriamente al MILF, creyendo que moriría de muerte natural luego del pacto de paz entre el gobierno y el MNLF y de la creación de la región autónoma de Mindanao. Pero el MILF se fortaleció.
El presidente Joseph Estrada prometió un "inmediato y amplio" esfuerzo para reconstruir las viviendas, los caminos, las escuelas y las mezquitas destruidas en Mindanao por la guerra civil.
"No deberíamos atender sólo el gasto militar", dijo el secretario de Presupuesto, Benjamin Diokno. "Las instrucciones del presidente son dar pleno apoyo a los planes de reconstrucción y desarrollo de Mindanao", agregó. (FIN/IPS/ap-ip-cr- dv/mm/ccb/js/rp-ff/ip/00