La Organización de las Naciones Unidas (ONU) definirá la semana próxima el envío de una fuerza de mantenimiento de la paz para controlar que se cumpla el cese del fuego firmado la semana pasada por Eritrea y Etiopía.
El conflicto entre ambos países del Cuerno de Africa está planteado desde que un movimiento insurgente independizó a Eritrea de Addis Abeba en mayo de 1993, tras una guerra de 31 años, y dejó a Etiopía sin salida al mar.
Eritreos y etíopes han mantenido una disputa fronteriza en los dos últimos años, y reanudaron sus enfrentamientos armados el mes pasado, hasta firmar en Argelia un acuerdo de paz que los compromete a cesar las hostilidades y resolver su conflicto por "medios pacíficos y legales".
El acuerdo, alcanzado con la mediación de la Organización de Unidad Africana (OUA), estableció la creación de una zona de control de la tregua de unos 25 kilómetros de ancho y del lado eritreo a lo largo de la frontera, que abarca 998 kilómetros, que será patrullada por la fuerza de paz de la ONU.
Los 15 miembros del Consejo de Seguridad de la ONU se reunirán la semana próxima para definir con precisión la magnitud y las tareas de la nueva fuerza de paz, que tendrá entre 2.000 y 3.000 integrantes, en su mayoría africanos, y patrullará se instalará en territorio y patrullará la frontera entre Eritrea y Etiopía.
Abdelaziz Bouteflika, presidente de Argelia y de la OUA, indicó que la fuerza de paz será desplegada con apoyo de la organización africana.
Una Comisión de Coordinación Militar de la ONU y la OUA coordinará y resolverá asuntos relacionados con la implementación del mandato de la fuerza de paz.
El linde entre Etíopia y Eritrea, que nunca se había definido con precisión, será demarcado por cartógrafos de la ONU que la semana pasada trazaron la frontera entre Israel y Líbano, tras la retirada israelí de territorio libanés.
La misión de la fuerza de la ONU finalizará cuando el proceso de demarcación se haya completado.
Tras la firma del acuerdo, el secretario general de la ONU, Kofi Annan, dijo que el cese de hostilidades exige que el foro mundial cumpla un "papel importante", y prometió que la ONU apoyará todos los esfuerzos orientados a lograr un arreglo pacífico del conflicto.
El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) señaló el año pasado que el conflicto entre Eritrea y Etiopía era "la mayor guerra del mundo", involucraba a 250.000 soldados y había causado decenas de miles de bajas y el desplazamiento de más de 60.000 civiles.
El embajador estadounidense Richard Holbrooke, quien encabezó una delegación del Consejo de Seguridad al Cuerno de Africa el mes pasado, describió la guerra entre Eritrea y Etiopía como una de las peores en el continente africano.
Un equipo de la ONU ya partió hacia la zona de conflicto para evaluar en forma directa la situación, y el Servicio de Acción Antiminas del foro mundial realizará pronto operaciones de limpieza del área, con la cooperación de ambos países, para facilitar el despliegue de la fuerza de paz.
Una resolución adoptada por el Consejo de Seguridad el mes pasado prohibió la venta a Etiopía y Eritrea de una amplia gama de equipo militar, incluyendo municiones, vehículos, piezas de recambio y otros materiales, para forzar a Addis Abeba y Asmara a iniciar negociaciones.
Los representantes en el Consejo de China y Rusia insistieron en que se fijara un plazo para el embargo, que en principio durará 12 meses.
El Consejo indicó que la prohibición podría levantarse antes, si ambos bandos cesaban toda actividad militar, retiraban las tropas trasladadas a la zona fronteriza y se abstenían de acciones que puedieran agravar la situación.
"Es una desgracia que haya estallado esa guerra. Las diferencias entre los dos países son relativamente pequeñas y pienso que, con un poco de paciencia, esfuerzo y voluntad, podrían haberse resuelto en forma pacífica", declaró Annan en aquella ocasión. (FIN/IPS/tra-eng/td/da/ego/mp/ip/00)