DESARROLLO: Igualdad de género equivale a crecimiento

Igualdad de género y desarrollo van de la mano y los países con menores diferencias entre hombres y mujeres logran los mejores resultados socioeconómicos, aseguró el Banco Mundial.

El Banco Mundial difundió su informe en vísperas de la sesión especial prevista por la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para evaluar los progresos logrados desde 1995 para el fin de la discriminación de género.

El documento respalda a las organizaciones no gubernamentales que han advertido el alto precio social de la discriminación de género, expresado en pobreza, lento crecimiento económico, malos gobiernos y baja calidad de vida.

Los resultados de la investigación "no sorprenden a los abogados de la igualdad de género", comentó Karen Mason, directora de Género y Desarrollo del Banco Mundial.

"Esperamos que ayuden a convencer a todos que la atención sobre temas de género es crucial para el desarrollo y la reducción de la pobreza", dijo Mason.

Los participantes en la sesión especial de la ONU, llamada "Mujeres 2000: Igualdad de género, desarrollo y paz en el siglo XXI", revisarán desde el lunes al viernes la implementación de la Plataforma de Acción acordada hace cinco años por la comunidad internacional en la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer, de Beijing.

Se cree que 15.000 personas se congregarán para la sesión de la Asamblea General, que también es denominada "Beijing más cinco", por los cinco años transcurridos desde la aprobación de la Plataforma de Acción.

La desigualdad de género en derechos básicos y en materia de educación, acceso a recursos y participación en la vida pública afecta el desarrollo y es mayor en países de bajos ingresos y de injusta distribución del ingreso, según el informe.

El Banco Mundial también comprobó en otro estudio, destinado a examinar los factores que contribuyeron a la desnutrición infantil en 63 países entre 1970 y 1995, que los buenos resultados en educación femenina tuvieron la consecuencia indirecta de mejorar la nutrición infantil.

En Brasil, el impacto positivo en la nutrición de los niños y niñas de ingresos adicionales de las madres es entre cuatro y ocho veces superior a los efectos causados por ingresos extraordinarios de los padres, de acuerdo con la investigación.

En países en que las niñas incorporadas al sistema de educación son 50 por ciento menos que los varones matriculados, la motalidad infantil cada 1.000 nacimientos es en promedio 21 puntos superior al de naciones sin brecha de género.

En Africa subsahariana, si la relación de años escolares entre niñas y varones hubiera sido igual en 1990, la mortalidad de niños menores de cinco años se habría reducido 25 por ciento.

Las pruebas citadas en el nuevo estudio, que fueron tomadas de investigaciones en el área rural de Africa subsahariana, sugieren que la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres en el acceso a recursos productivos habría elevado un quinto la producción agrícola.

"Las pruebas que examinamos sugieren que el desarrollo económico y el cambio institucional son complementarios y, por lo tanto, necesarios", señaló Elizabeth King, coautora del informe.

Esos hallazgos son corroborados por otras evidencias del impacto de la desigualdad de género en la educación en Africa subsahariana, Africa del norte, Asia meridional y Medio Oriente.

Si esas regiones hubieran comenzado a zanjar la brecha en el promedio de años escolares entre 1960 y 1992, como lo hizo Asia Oriental, su producto por habitante habría aumentado anualmente entre 0,5 y 0,9 puntos, concluyó el informe.

En ninguna región las mujeres gozan de total igualdad con los hombres en derechos sociales, económicos y legales. En muchos países, las mujeres aún carecen de independencia para poseer tierras, administrar propiedades, incorporarse al mercado formal de trabajo o viajar sin el consentimiento del marido.

En ciertas zonas de Africa, las mujeres obtienen derechos sobre de la tierra a través de su marido, y mientras dure la unión conyugal, y los pierden cuando se divorcian o enviudan. De todas maneras, la condición de la mujer mejoró en los últimos 25 años en el mundo en desarrollo.

La tasa de matriculación de niñas en escuelas primarias se duplicó en Medio Oriente, Asia meridional y Africa subsahariana. Creció más rápidamente que la escolarización de los varones y de ese modo se redujeron las grandes diferencias de género en la educación.

La esperanza de vida de las mujeres del mundo en desarrollo aumentó entre 15 y 25 años en el último medio siglo y por primera vez superó en Asia meridional el promedio de vida de los hombres, señaló el Banco Mundial.

No obstante, todavía es mínima la presencia de mujeres en el campo de la representación política en los países en desarrollo. En asambleas nacionales y regionales, las mujeres ocupan menos del 10 por ciento de los escaños, excepto en Asia oriental.

En Europa oriental, la representación femenina en los parlamentos disminuyó de 25 a siete por ciento desde el comienzo de la transición política y económica.

El Banco Mundial advirtió que en aquellos lugares en que la influencia femenina en la vida publica es alta, la corrupción es menor. Esto se sostiene incluso cuando se comparan países con iguales libertades cívicas, educación, instituciones legales y producto interno bruto. (FIN/IPS/tra-eng/gm/da/ego/ff/hd dv/00

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