El caso del niño Elián González podría llevar a la crisis los estratégicos acuerdos migratorios entre Cuba y Estados Unidos, el único asunto que en 40 años de hostilidad obligó a las dos partes a negociar.
Fuentes oficiales confirmaron en La Habana, aunque sin mayores comentarios, que el gobierno cubano postergó la revisión de los convenios firmados den 1994 y 1995, prevista entre los días 26 y 29 en Nueva York.
"Efectivamente, las conversaciones no se van a realizar", dijo el lunes, Aymée Hernández, portavoz alterna de la cancillería cubana, quien hasta el momento había desviado hacia el gobierno estadounidense toda interrogante al respecto.
Richard Boucher, portavoz del Departamento de Estado (cancillería) de Estados Unidos, comentó que la única razón esgrimida por Cuba al anunciar el lunes su decisión oficial apuntó a su preocupación por la demoras en el regreso de Elián.
El niño de seis años, quien el 25 de noviembre fue rescatado de un naufragio cerca de la costa del estado de Florida, permanece hace casi siete meses en Estados Unidos.
La declaración de Boucher sustenta la versión de que el gobierno cubano no está dispuesto a dialogar sobre asuntos migratorios mientras el menor no sea repatriado.
El naufragio de la embarcación clandestina en que viajaba Elián derivó en la muerte de 11 de sus 14 pasajeros, entre ellos la madre del niño, Elizabeth Brotons.
Dos días después, el menor quedó al cuidado de su tío abuelo paterno, Lázaro González, quien con el apoyo de exiliados cubanos anticastristas en Miami se embarcó en una batalla legal para impedir la repatriación del niño, dispuesta el 5 de enero por el Servicio de Inmigración y Naturalización (INS) de Estados Unidos.
El gobierno de Fidel Castro atribuyó la tragedia a la Ley de Ajuste Cubano aprobada por Washington en 1966, que promueve la emigración clandestina al garantizar residencia y trabajo a todo ciudadano de Cuba que llegue a territorio estadounidense.
Medios diplomáticos recordaron que la parte cubana insistió con fuerza en la derogación de esa ley en la reunión realizada en La Habana en diciembre, en el contexto de las evaluación periódicas de los acuerdos firmados para asegurar una emigración legal, ordenada y segura a Estados Unidos.
Una reunión propuesta por la parte cubana para tratar ese asunto al mes siguiente, pero que nunca llegó a realizarse, hubiera acortado el plazo de las citas, previstas cada seis meses y centradas exclusivamente en asuntos migratorios.
La postergación, al parecer indefinida, de la ronda de junio coincidió con el vencimiento este martes del plazo dado al Departamento de Justicia estadounidens y a Greg Craig, abogado del padre de Elián, Juan Miguel González, para responder a una nueva apelación presentada la semana pasada por Lázaro González.
Con ese recurso, el tío abuelo de Elián intenta una reconsideración del fallo emitido el 1 de junio por el Tribunal de Apelaciones de Atlanta, que desestimó el derecho del menor para acogerse al asilo político contra los deseos de su padre.
Mientras, una orden judicial emitida por ese mismo Tribunal impide a Juan Miguel González, en Washington desde abril, regresar con su hijo a Cuba.
Expertos en La Habana advirtieron que la familia de Miami se propone llevar el caso a la Suprema Corte de Justicia, si es necesario, y que ahora juega "la carta del tiempo" para mantener a Elián en Estados Unidos tanto como se lo permitan las leyes.
"Al gobierno estadounidense le interesan los acuerdos tanto o más que al cubano. Por eso veo esta postergación como una fórmula de presión de Castro", comentó a IPS un diplomático latinoamericano que reclamó reserva de su identidad.
El informante recordó que el mandatario cubano convirtió el caso del niño en un asunto de Estado y previó que "no descansará" hasta traerlo de vuelta, aunque descartó, por el momento, una nueva "crisis migratoria" en el país.
"Yo creo que Castro quiere que el gobierno de Clinton solucione este problema de una vez por todas", finalizó el diplomático.
Emigrar es para muchos cubanos una estrategia más de sobrevivencia frente a la crisis económica iniciada en los años 90, que disminuyó de manera dramática la calidad de vida.
Los acuerdos con Estados Unidos buscan encauzar de manera ordenada la emigración a ese país, donde residen más de un millón de cubanos y descendientes, y se lograron después de la "crisis de los balseros" (1994), con la salida masiva de casi 40.000 personas.
Según lo convenido, Estados Unidos debe conceder unas 20.000 visas anuales para emigrantes y repatriar a los indocumentados interceptados en el mar, los cuales Cuba se obliga a recibir sin represalias.
Sin embargo, La Habana ha acusado a Washington en más de una ocasión de no cumplir los acuerdos, que, por otra parte se suscribieron con la oposición de sectores del exilio cubano anticastrista. (FIN/IPS/pg/mj/ip pr/00