El sol alumbró hoy nuevamente la zona central de Chile, mostrando el desolador panorama de viviendas, calles y servicios públicos dañados por el temporal del miércoles, que obligó al presidente Ricardo Lagos a cancelar su viaje a la cumbre del Grupo de Río en Colombia.
El mandatario había anunciado el miércoles que abreviaría su presencia en la cumbre, viajando este viernes a Cartagena de Indias, pero en la noche del jueves informó al país que la magnitud de la catástrofe lo obligaba a permanecer en el país. "Aquí está mi puesto", dijo, tras una reunión del Comité de Emergencia del gobierno.
La delegación chilena a la cita presidencial del conglomerado de 19 países de América Latina y el Caribe quedó encabezada por la canciller Soledad Alvear, mientras Lagos lamentaba su forzada ausencia, recordando que Chile será el anfitrión de la cumbre del Grupo de Río el año próximo.
El presidente chileno se comunicó telefónicamente con su par colombiano, Andrés Pastrana, para excusarse por su inasistencia a la reunión de la principal instancia de coordinación política de América Latina, a la cual Chile se incorporó tras el restablecimiento de la democracia, en 1990.
Este viernes se sumó un nuevo factor de alarma a la emergencia que vive el país, cuando a las 03:55 hora local (09:55 GMT) un fuerte temblor de cinco a seis grados en la escala abierta de Richter sacudió a la zona central.
El temblor, que tuvo su epicentro unos 40 kilómetros al sureste de Santiago y a 100 kilómetros de profundidad, no provocó víctimas ni graves daños, pero causó pánico, especialmente entre las 38.000 personas damnificadas por los temporales en la región Metropolitana (Santiago).
Las autoridades iniciaron el jueves un plan de salud de emergencia en las devastadas barriadas populares y en unos 40 albergues donde permanecen unos 2.200 damnificados, para prevenir los riesgos de proliferación de enfermedades respiratorias.
Los peligros se presentan por la caía de la temperatura que se produjo en la zona central una vez que se desplazó hacia la cordillera de Los Andes el fenómeno climático causante de las intensas lluvias.
Las actividades educacionales, que estuvieron suspendidas en Santiago el miércoles y jueves, se reanudaron este viernes, salvo en 40 colegios que en la emergencia fueron habilitados como albergues para los damnificados.
También fue normalizado el servicio del metro (ferrocarril subterráneo), que en los momentos de más intensidad del temporal quedó con dos de sus tres líneas parcialmente inutilizadas, a raíz del anegamiento de numerosas estaciones.
Estudiantes secundarios y de las universidades volvieron a las aulas, luego de trabajar durante el jueves como voluntarios en la recolección de ayuda para las víctimas del temporal, que se concentraron en las barriadas periféricas de Santiago.
Reclutas del Ejército y voluntarios civiles trabajaron también en las primeras labores para evacuar el agua acumulada en calles y conjuntos habitacionales y remover el lodo y las piedras.
El gobierno llamó a mantener la campaña de solidaridad y a donar sobre todo frazadas, estufas, pañales y leche en polvo para atender las necesidades más urgentes de las personas destinadas a albergues transitorios y de quienes permanecen en viviendas anegadas o semidestruidas.
La campaña de solidaridad se canaliza también mediante cuentas bancarias que reciben aportes en dinero y el llamamiento de instituciones sociales, deportivas, religiosas y de empresarios para asistir con ayuda a los damnificados.
Los dos equipos más populares del fútbol profesional chileno, Universidad de Chile y Colo-Colo, que se miden este sábado en el estadio Nacional de Santiago, exhortaron a los aficionados a donar alimentos no perecederos cuando asistan al partido.
También se entregará como ayuda para las víctimas del temporal la recaudación del partido que la selección chilena jugará el domingo 25 contra el equipo de Coquimbo Unido, como parte de su preparación para el encuentro con Paraguay del día 29, válido para la eliminatoria del Mundial de Fútbol Corea-Japón 2002.
De acuerdo con estimaciones adelantadas por el propio presidente Lagos, se necesitará invertir en los próximos ocho años unos 1.500 millones de dólares para construir colectores de aguas que impidan el riesgo de inundaciones en Santiago. (FIN/IPS/ggr/ip hd/00