Salvador Allende, el presidente de Chile derrocado por Augusto Pinochet en 1973, enfrentó un año antes un dilema entre soberanía nacional y justicia internacional para los crímenes de lesa humanidad, similar al que se planteó desde octubre de 1998 con la detención en Londres del propio Pinochet.
Allende se negó en 1972 a otorgar la extradición a Alemania Federal del criminal de guerra nazi Walter Rauf, residente entonces en territorio chileno, según el libro "Los nazis en Chile", del historiador chileno Víctor Farías, quien reside en Berlín.
Farías reveló que Simón Wiesenthal, sobreviviente de un campo de concentración nazi y especializado desde 1945 en investigar el paradero de ex criminales nazis, pidió al entonces mandatario que facilitara la extradición de Rauf, rechazada en 1963 por la Corte Suprema de Justicia chilena, pero Allende se negó a hacerlo.
Wiesenthal argumentó que las convenciones internacionales sobre crímenes de lesa humanidad estaban por encima de las leyes de los países, y la negativa de Allende se basó en argumentos acerca de la independencia del Poder Judicial y de la soberanía nacional.
Los términos de aquel debate, desconocido hasta ahora, se volvieron a plantear en Chile en forma pública desde que el ex dictador Pinochet (1973-90) fuera detenido en Londres el 16 de octubre de 1998, por un pedido de captura de la justicia española, que deseaba juzgarlo por crímenes de lesa humanidad.
El juez español Baltasar Garzón reclamaba al ex dictador por su responsabilidad en crímenes de la Operación Cóndor, el operativo conjunto de represión que montaron en los años 70 las dictaduras del cono sur de América Latina.
La constante en las polémicas chilenas sobre el caso Pinochet fue la contradicción entre el concepto de soberanía nacional y los criterios de extraterritorialidad de la justicia y de jurisprudencia internacional para perseguir y juzgar a violadores de los derechos humanos.
Mientras la justicia británica resolvía si correspondía la extradición de Pinochet a España, el gobierno de Chile encabezado por Eduardo Frei, quien dejó la presidencia el 11 de marzo de este año, alegó en forma sistemática que la jurisdicción en el caso del ex dictador correspondía a Chile.
Los tribunales de Gran Bretaña decidieron que la extradición correspondía, pero el gobierno de ese país decidió enviar a Pinochet a Chile por razones humanitarias, con base en informes sobre su presunto estado de salud, nueve días antes del término del mandato de Frei.
El intercambio de 1972 entre Allende y Wiesenthal es uno de los pasajes más polémicos de la obra de Farías, quien es amigo personal de Wiesenthal, pero el libro también revela datos históricos acerca del apoyo recibido desde Chile por el régimen de Adolfo Hitler.
Las imputaciones son graves y a veces escalofriantes. Farías asegura, por ejemplo, que 479 niños chilenos huérfanos o de familias pobres fueron entregados a médicos nazis para estudios y experimentos sobre razas y genética, entre 1934 y 1940, por instituciones católicas jesuitas, salesianas y de los Padres Franceses.
El historiador afirma que Claudio Arrau, un famoso pianista clásico chileno fallecido hace pocos años, fue un fiel admirador del nazismo en la época previa a la Segunda Guerra Mundial, y que incluso firmaba su correspondencia con el saludo de "Heil Hitler".
Farías también aporta antecedentes sobre vinculaciones con el nazismo de Pinochet, cuyo aparato represivo tuvo un fuerte apoyo en la Colonia Dignidad, una hacienda agrícola de emigrantes alemanes instalada en la zona centromeridional de Chile.
Pinochet rechazó iniciativas para juzgar a Rauf en Chile o extraditarlo, y el criminal de guerra nazi falleció a causa de una enfermedad en 1983.
Farías indica que la magnitud de la inmigración alemana hacia Chile, que comenzó a fines del siglo XIX y fue la mayor en América del Sur en términos relativos, es fundamental para explicar la influencia del nazismo en el país.
La diputada socialista Isabel Allende, hija del presidente derrocado el 11 de septiembre por Pinochet, rechazó las afirmaciones de Farías acerca de la posición de su padre en el caso de Rauf.
La legisladora citó escritos de Wiesenthal en los cuales se afirma que Salvador Allende tuvo buena disposición a analizar alguna fórmula para juzgar en Chile a Rauf o expulsarlo del país, tras el episodio de 1972.
En todo caso, la posibilidad de aplicar alguna fórmula con ese objetivo se vio frustrada por el golpe de Estado, durante el cual Allende se suicidó en el palacio de gobierno de La Moneda.
Para Farías, sin embargo, el elemento central en este caso fue la negativa de Allende en 1972, mediante una "carta arrogante" a Wiesenthal, a gestionar la extradición del criminal nazi y a aceptar que en estos casos "la justicia internacional tiene primacía sobre la nacional".
El historiador enfatizó que la controversia del entonces presidente de Chile con Wiesenthal no puede ser interpretada de ninguna manera como una señal de que Allende tenía simpatía por los nazis o vinculación con ellos.
El derrocado presidente fue en su juventud uno de los fundadores del Partido Socialista, en los años 30, y activo participante en las milicias que creó ese partido para enfrentar a los grupos de choque nazis que se desarrollaban en Chile.
La diputada Allende, quien fue firme partidaria de la extradición a España de Pinochet, apuntó que la realidad de 1972 era muy diferente a la que existe en la actualidad, cuando se busca consolidar el Tribunal Penal Internacional para juzgar a violadores de derechos humanos y criminales de guerra.
La legisladora acusó de "falta de ética" a la estatal Televisión Nacional de Chile, que en uno de sus espacios informativos destacó las afirmaciones sobre Salvador Allende contendias en el libro de Farías, pero omitió las referencias a Pinochet en la misma obra.
La emisora de televisión alegó que había prescindido de las alusiones al ex dictador en una segunda difusión de la noticia, por razones de tiempo disponible, y que su actitud tuvo justificación periodística.
El libro de Farías será presentado el día 20 en España, y el historiador anunció desde Alemania que piensa viajar a Santiago en julio, cuando se lance su obra en Chile. (FIN/IPS/ggr/mp/hd ip/00