BRASIL: Estadísticas y participación contra inseguridad pública

La policía militar en Belo Horizonte, una de las grandes ciudades de Brasil, desarrolla un programa que podrá revolucionar la seguridad pública, con el uso intensivo de informaciones y la participación popular.

Los problemas de inseguridad ciudadana que agobia a las urbes latinoamericanas obliga a implementar planes de prevención, como ocurre con cualquier epidemia.

Por eso, esta fuerza de seguridad brasileña trató de armarse de conocimientos geográficos y estadísticos, para impulsar en Belo Horizonte, capital del estado de Minas Gerais, el proyecto "Policía de Resultados".

En base a los datos recogidos, se dividió la ciudad en 25 áreas policiales y llamó a la corresponsabilidad ciudadana. En cada zona se instalará a partir del 7 de junio un Consejo Comunitario de Seguridad Pública, conformado por líderes y representantes locales.

Estos consejos contarán con poderes para planificar, junto con las autoridades, la actuación policial y evaluar los resultados cada trimestre, para lo cual deberán conocer los recursos de que dispone la seccional local de la policía y las estadísticas de los delitos, explicó el jefe del comando policial de la Capital, coronel Severo da Silva Neto.

Esa es una nueva etapa de un proceso iniciado hace un año y medio en la capital de este estado ubicado al sur de Brasilia, en cooperación con dos institutos académicos que estudian la violencia urbana y el centro informático de la alcaldía.

La reunión de conocimientos interdisciplinarios y la recopilación de muchos datos estadísticos permitieron diseñar el "Mapa de la Violencia" de Belo Horizonte, que como las demás áreas metropolitanas del país enfrentan una grave crisis de seguridad.

Con el procesamiento en computadoras de los datos, el comando policial dividió el territorio bajo su jurisdicción, que se extiende a algunos municipios vecinos, en las 25 áreas, cada una a cargo de una compañía de la policía militar. La población involucrada se acerca a tres millones de personas.

Además, identificó las llamadas "zonas calientes de criminalidad", cuatro o cinco en cada área, donde se concentran delitos, como homicidios, narcotráfico, porte de armas, asaltos y robos.

Los tres primeros se acumulan en el área de influencia de "favelas", barrios pobres y hacinados, señaló el coronel Da Silva Neto. Los robos de automóviles se multiplican en barrios más ricos, cuyas "familias no disponen de garage para todos los vehículos que poseen y los dejan en la calle".

Los numerosos mapas que identifican los puntos críticos y las características de cada parte de la ciudad permitieron distribuir mejor a los 8.000 efectivos de la policía militar de la capital, concentrando esfuerzos en las zonas calientes, explicó.

El aumento del delito intensificó la demanda de la población por mayor presencia policial, pero "nuestros recursos materiales y humanos no acompañan el avance delictivo", lo cual obliga a un mejor empleo de las fuerzas, observó Da Silva Neto, que se autodefine como "administrador de policía".

Los mapas tradicionales o informatizados de la Empresa de Informática e Información del Municipio (Prodabel) sirven de base para que la jefatura de la policía acompañe cada hecho o denuncia, conociendo el lugar preciso, y coordine las acciones desde sus computadoras.

También actualiza su banco de datos inmediatamente, con el desarrollo de cada caso hasta su conclusión, informó el capitán Luiz Carlos Martins, responsable del grupo de estadísticas de la policía militar de Belo Horizonte.

Los mapas señalizan más de cinco millones de "objetos", desde edificios y bancos, todo tipo de comercio, escuelas y hasta postes de luz y árboles. Además, incluyen el nivel de desarrollo humano de cada área y la distribución de sus capas sociales.

Esa descripción de la ciudad es útil a distintos servicios, como el de saneamiento, el servicio de energía eléctrica y de correos, y ahora también lo es para la policía, destacó Angelo Rizzo Neto, gerente de Informaciones Urbanas Básicas de Prodabel.

Sobre esa base, la policía registra todas las acciones que llevan a cabo sus agentes, las denuncias telefónicas y otras fuentes. El teléfono de denuncias a la policía recibe cerca de 4.000 llamadas diarias, destacó el capitán Martins.

La policía, con tanta información, "puede superar la actitud exclusivamente represiva y puede adelantarse al delito, haciendo un trabajo de prevención con más ciencia", sostuvo.

Pero no bastan los datos objetivos del mapa. Un buen desempeño tiene que considerar el "factor subjetivo, la percepción de la comunidad sobre su seguridad", que agrega observaciones importantes, según el coronel Da Silva Neto.

La participación comunitaria es indispensable también porque "la policía sólo actúa en los efectos, no en las causas", agregó.

El jefe policial explicó que son otros sectores de la sociedad los que deben resolver problemas de desempleo, educación, saneamiento básico y "el deterioro socioeconómico y ambiental" de las favelas, que favorece la delincuencia, según indican las estadísticas.

Hay "tareas comunitarias", como iluminar mejor las aceras y no sólo las calles, podar árboles que oscurecen vias públicas, "promover encuentros, convivencia en las plazas, ocupando los espacios públicos para no dejarlos a los delincuentes", que pueden reducir la violencia criminal, indicó.

La actitud de la policía militar en Minas Gerais de acercarse a otros sectores y compartir sus planes con la comunidad es pionera en un país acostumbrado a policías alejadas de la sociedad, afirmó el sociólogo Claudio Beato, fundador del Centro de Estudios de Criminalidad y Seguridad Pública, que se asoció al proyecto "Policía de Resultados".

El acercamiento con la Universidad Federal de Minas Gerais comenzó en los años 60, por iniciativa del ya fallecido profesor Antonio Luis Paixao, quien fue un precursor de los estudios sobre violencia y en reconocer la importancia creciente de la institución policial, contó Beato.

La policía militar pasó a estimular a sus oficiales para que hicieran cursos variados, de sociología a literatura, en las universidades.

El ejemplo comienza a dar frutos. También las policías militares de Río de Janeiro y Sao Paulo tratan de hacer sus "mapas del crimen" y enviaron más de 30 de sus oficiales a Belo Horizonte para hacer cursos en el centro dirigido por Beato y conocer la experiencia de la policía local. (FIN/IPS/mo/dm/ip/00

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