Jubilados de todo Brasil fundaron hoy en Playa Grande, cerca de Sao Paulo, lo que consideran el "mayor sindicato del país y quizás del mundo".
Unas 5.000 personas se reunieron dos días en un congreso, que concluyó este viernes, para formalizar el Sindicato Nacional de Jubilados y Pensionistas, en representación de 18 millones de trabajadores retirados, elegir su primera dirección y discutir problemas del sector.
La preocupación central fue el sistema de previsión social, cuyo déficit creciente el gobierno apunta como el obstáculo a un aumento del ingreso del salario mínimo nacional.
Dos tercios de las jubilaciones y pensiones pagadas a los 18 millones de retirados del sector privado equivalen al salario mínimo legal, que en la actualidad es de 151 reales (84 dólares), uno de los más bajos del mundo.
Su corrección anual, que se realiza en mayo, es siempre precedido de una batalla política, con el gobierno resistiendo las presiones por un aumento.
Los jubilados en Brasil "son menospreciados como persona desechables", por eso uno de los objetivos del sindicato es "rescatar la dignidad de todos", explicó Joao Batista Inocentini, coordinador del Congreso.
Aunque ya había asociaciones y federaciones que representan a los trabajadores retirados, la constitución en forma de sindicato "tendrá más fuerza para negociar con el gobierno", añadió.
Aumentos de remuneración y soluciones para esparcimiento y salud son temas sensibles. Los más viejos tienen absoluta necesidad de medicamentos, que a veces cuestan por mes el doble del salario mínimo que la mayoría recibe, arguyó Batista Inocentini.
La organización empieza con una campaña nacional de afiliación de jubilados y pensionistas, que pagarán una cuota mensual de solo 50 centavos de real (27 centavos de dólar), con la meta de alcanzar un millón de adherentes cada año, por lo cual se estima que en dos años será uno de los sindicatos de mayores recursos.
En el congreso participaron representantes de unos 1.000 municipios, un quinto del total de Brasil, lo cual permitirá una movilización nacional por el rápido crecimiento de la sindicalización.
El sindicato de Jubilados nació como miembro de Fuerza Sindical, la segunda central más importante del país. En realidad representará a 17 millones de trabajadores, porque un millón de jubilados brasileños son privilegiados que ganan mucho, según Paulo Pereira da Silva, presidente de la central.
Su creación, que sigue el ejemplo de la Unión de Trabajadores Italianos Jubilados, soluciona la debilidad de representación de ese sector en Brasil, hasta ahora dividido por sindicatos de muchas categorías profesionales, que no atienden a sus intereses específicos, sostuvo Pereira da Silva, líder metalúrgico de Sao Paulo.
La primera misión de los dirigentes del nuevo sindicato será un encuentro el martes en Brasilia para defender junto al ministro de la Previsión Social, Waldeck Ornellas, una propuesta que modifica radicalmente la financiación del sistema.
La idea es sustituir el cobro de contribuciones, que incide principalmente sobre salarios, por un tributo sobre el consumo. De esa forma, el costo se distribuirá en toda la población, con mayor aporte de los grandes consumidores.
Pero falta aún definir los productos que serán más gravados y el porcentaje del impuesto, indicó el primer presidente del sindicato, Antonio Carlos Domingues da Costa.
La propuesta busca abrir una alternativa a la posible quiebra del sistema de previsión en Brasil, donde la cantidad de contribuyentes se reduce por la crisis de empleo que afecta al país, mientras se multiplican los jubilados, acompañando el rápido envejecimiento de la población.
El déficit del sistema de previsión del sector privado alcanzó el año pasado a 9.700 millones de reales (5.400 millones de dólares), casi el doble del año anterior.
Aunque esto represente sólo un cuarto del déficit registrado en el sector público, donde los funcionarios se jubilan ganando lo mismo que los colegas activos, se trata de gastos que el gobierno busca reducir para equilibrar sus cuentas.
De esa forma, sin una alternativa de financiación, no hay perspectivas de mejora de ingresos para los millones de viejos trabajadores brasileños, aunque puedan intensificar sus presiones a travs del nuevo sindicato. (FIN/IPS/mo/dm/if lb/00