Sólo ocho de los 188 estados miembros de la ONU lograron la igualdad de género en materia educativa y otorgaron a las mujeres al menos 30 por ciento de las bancas legislativas, según el Fondo de las Naciones Unidas para la Mujer (Unifem).
Siete de los ocho países que cumplieron con los tratados internacionales acordados en los años 90 son industrializados: Alemania, Dinamarca, Finlandia, Holanda, Islandia, Noruega y Suecia. El único país del Sur en desarrollo es Sudáfrica, según un informe de Unifem.
Aunque 100 por ciento de las niñas están matriculadas en la enseñanza pública en Estados Unidos, sólo 12 por ciento de los legisladores del Congreso son mujeres, lo cual lo ubica en el lugar número 10 entre 24 países industrializados.
"Unifem pide con urgencia a los gobiernos, instituciones financieras y compañías internacionales que confirmen sus compromisos con el estatuto económico de la mujer en vista de los límites y oportunidades que representa la globalización", dijo la directora ejecutiva de Unifem, Noeleen Heyzer.
"Debemos aprender de los países donde las mujeres consiguieron 30 por ciento de las bancas en el parlamento y participan en el proceso de decisión, sobre todo en el ámbito del gasto gubernamental y la formulación de la política económica", dijo Heyzer, principal redactora del informe.
El primer informe semestral de Unifem, titulado "Progreso de las mujeres del mundo", es uno de los más cabales y actuales sobre la situación de las mujeres en el mundo.
Publicado en coincidencia con el inicio el lunes de la sesión especial de la Asamblea General de la ONU "Mujeres 2000: Igualdad de género, desarrollo y paz en el siglo XXI", el estudio emplea tres factores para evaluar el avance de la mujer: igualdad de género en la educación secundaria, aumento de mujeres en el poder legislativo y participación en el trabajo remunerado.
La sesión especial, también conocida como "Beijing más cinco", analizará la Plataforma de Acción adoptada en 1995 en la Cuarta conferencia mundial sobre la mujer, celebrada en Beijing.
Unifem apoya y financia varios programas innovadores de gobiernos, organizaciones no gubernamentales y otros protagonistas para poner en práctica la Plataforma de Acción.
"Aún queda mucho camino antes de que la promesa de la Plataforma de Acción de Beijing se cumpla", dijo Heyzer.
El estudio destaca que la región donde más disminuyó el número de mujeres en el parlamento fue Europa oriental.
"Esto se vincula probablemente a la mala situación económica y al desmantelamiento de los sistemas de cuotas", dijo Diane Elson, coordinadora del informe y profesora de la Universidad de Manchester, Gran Bretaña.
"La desigualdad en el ingreso del hogar también aumentó en la región, lo que sugiere la brecha creciente entre mujeres ricas y pobres", agregó.
Elson dice que muchas mujeres que trabajan tiempo parcial o zafral reciben salarios más bajos, tienen perspectivas limitadas de trabajo y menos derechos laborales que aquellas con empleos de tiempo completo.
Aunque la cantidad de empleos puede haber aumentado, la calidad del trabajo de las mujeres no lo ha hecho, argumentó.
"Las mujeres aún contribuyen 70 por ciento de su tiempo a labores sin remunerar, cuidando a sus familias y comunidades. En comparación, los hombres sólo dedican 30 por ciento de su tiempo a ese tipo de trabajo", señaló.
El empleo de la mujer descendió en muchos países de Europa oriental durante la transición a las economías de mercado.
De 1985 a 1997, el trabajo de la mujer descendió 40 por ciento en Hungría, 33 por ciento en Letonia, 31 por ciento en Estonia, 24 por ciento en Lituania, 21 por ciento en Rusia, 16 por ciento en Eslovenia, 12 por ciento en República Checa y 13 por ciento en Polonia.
El estudio revela que el mayor aumento de la participación de la mujer en el trabajo remunerado de la industria y los servicios se dio en Italia (23 a 38 por ciento), Portugal (30 a 46 por ciento), Eslovenia (34 a 49 por ciento) y Sri Lanka (24 a 44 por ciento).
En épocas de transición económica, o sea cuando la economía centralizada cede el paso a la privatización y la economía de mercado, son las mujeres las que suelen pagar el precio, sobre todo cuando se retiran los fondos para la salud y la atención de los niños, explicó Heyzer.
Gran parte de la labor de las mujeres es invisible para los políticos, sobre todo la atención que brindan a sus familias y la labor en el sector informal, como vendedoras callejeras y trabajadoras independientes, agregó.
El estudio critica que los acuerdos internacionales de la última década no incluyeron la igualdad económica de la mujer o su pobreza y en su lugar se concentraron en la igualdad de género en materia educativa.
Unifem recomendó la adopción de metas acordadas internacionalmente específicas del progreso económico de la mujer, como elevar su participación en los puestos jerárquicos en el sector privado al menos a 30 por ciento para el 2005 y a 50 por ciento para el 2015.(FIN/IPS/tra-en/td/da/aq/hd/00