El ejército de Brasil torturó y dio muerte en 1991 al menos a siete mineros colombianos cerca de la frontera entre los dos países, aunque aseguró que se trataba de guerrilleros, según denuncias divulgadas por el diario brasileño O Globo.
El llamado Conflicto del Rio Traíra, tema que ocupa a la prensa diariamente desde el domingo 4, puede dificultar la intención del Ministerio de Defensa brasileño de crear dos territorios bajo administración del gobierno central, en el área fronteriza con Colombia y Venezuela.
El escándalo afecta la imagen del ejército, que tendría papel decisivo en el proyecto, ya que es el poder dominante en las fronteras amazónicas, donde ejecuta hace más de dos décadas el proyecto Calha Norte, de ocupación y defensa.
La Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Diputados, presidida por miembros del izquierdista Partido de los Trabajadores, empezó a averiguar el caso y pretende involucrar en el proceso a la Fiscalía de Justicia Militar.
El jefe del Ministerio Público Federal en el Amazonas, Sergio Laura, consideró grave que el hecho no haya sido objeto de una investigación policial-militar, como es usual, y dijo que la reclamará.
El incidente comenzó el 26 de febrero de 1991, cuando las guerrilleras Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) invadieron el territorio brasileño y atacaron un puesto militar, matando a tres soldados e hiriendo a otros 12. También murieron dos mineros informales colombianos que estaban detenidos.
La reacción en los días siguientes fue una operación de guerra, con movilización de tropas especiales de la Amazonia e incluso de Río de Janeiro, con apoyo de la Fuerza Aérea.
Según la versión oficial, hubo enfrentamiento y siete guerrilleros colombianos resultaron muertos el 5 de marzo de 1991.
El entonces ministro del Ejército, general Carlos Tinoco, afirmó en el Senado que nunca dudaron de que se tratara de guerrilleros, porque con ellos se encontró un arma, uniformes y bienes de la base militar brasileña atacada una semana antes.
Pero los reportajes de O Globo se basan en el testimonio de dos soldados y un sargento que participaron en la Operación Tacano, de respuesta a la agresión.
"Eran garimpeiros (mineros informales) y fueron ejecutados", después de ser torturados, según el ex soldado Vataíde Celestino do Nascimento, de 30 años, uno de los heridos en el ataque de las FARC y hoy cocinero en Tabatinga, principal ciudad en la frontera con Colombia.
La orden era matar a los mineros colombianos y quemar sus cuerpos, añadió Do Nascimento, y como se trataba de una "guerra sucia", los militares sacaron sus nombres de los uniformes, para que no fueran identificados, recordó.
Un mes y medio después, el ex soldado dijo haber visto la ejecución de otros tres mineros que habían quedado dos días atados a troncos de madera en cruz, sin comida y picados por insectos que les sacaban sangre. "Todos sabían que eran garimpeiros, pero fueron ejecutados como guerrilleros", afirmó.
Otro soldado, Antelmo Lopes Ferreira, informó que condujo en un barco a los militares y los garimpeiros hasta un lugar donde estos últimos fueron ejecutados. Pero exige la protección a testigos para revelar los nombres de los oficiales involucrados.
El sargento Alberto Carneiro, también de 30 años, dijo haber presenciado la ejecución en un puente de tres mineros que imploraban por su vida y otros testimonios revelan que los muertos y desaparecidos durante la operación del ejército brasileño ascienden a 15.
El comerciante colombiano Roosvel Calderón declaró que los tres primeros ejecutados fueron capturados en una mina del lado colombiano, cita los nombres de cada uno y asegura que nunca habían cruzado la frontera.
Preso y torturado, Calderón dijo haber visto en su celda "un cuero cabelludo y otros restos mortales quemados con gasolina", comprobando la brutalidad con que fueron asesinados. Según su versión, los pobladores del municipio de Traira apuntan 15 desaparecidos, sin ningún vínculo con la guerrilla.
Un oficial de la Fuerza Aérea que participó en las operaciones, el general Durval Neri, admitió que el número de muertos puede llegar a 12, superando la cifra oficial de siete, pero asegura que todos eran guerrilleros.
El comandante militar de las FARC en San Vicente del Caguán, Raul Regis, reconoció en entrevista a O Globo que miembros de su organización atacaron la base militar, "porque soldados brasileños maltrataban a colombianos humildes", pero aseguró que ningún guerrillero fue muerto en la represalia.
El gobierno colombiano pidió formalmente una investigación sobre la muerte de ciudadanos de su país, luego del conflicto, pero Brasil nunca respondió al pedido.
El ministro de Defensa brasileño, Geraldo QuintFo, avala la versión del ejército, considerando que los hechos están "debidamente aclarados", pero no se negará a prestar informaciones a la Comisión de Derechos Humanos.
El presidente de la Comisión, diputado Marcos Rolim, pretende escuchar a los testigos mencionados en la prensa y visitar el lugar donde ocurrieron los hechos. Parlamentarios de varios partidos opinaron que es necesario aclarar el Conflicto de Traira incluso para proteger la imagen del ejército. (FIN/IPS/mo/ag/hd ip/00