Un investigador venezolano recibirá por el desarrollo de la orimulsión el primer premio que concede la Corporación Andina de Fomento (CAF) a científicos de la zona, pero el novedoso combustible que contribuyó a crear aún debe vencer resistencias en los mercados internacionales.
La CAF invitó el miércoles a Hercilio Rivas a recibir el galardón, tras elegirlo entre 150 candidatos de Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela, los cinco países integrantes de la Comunidad Andina de Naciones (CAN).
La Corporación, brazo financiero de la CAN y principal organización multilateral en la zona, decidió premiar con 50.000 dólares los esfuerzos de investigación en los países del área.
Rivas, especialista en fenómenos interfaciales, destacó que el premio corresponde a un equipo de investigación de la industria petrolera estatal venezolana, que en busca de una fórmula para utilizar y transportar crudos extrapesados descubrieron una mezcla con agua, cuyo resultado es la orimulsión.
La orimulsión fue introducida en los mercados a fines de los años 80, como una alternativa barata y limpia frente al carbón para la producción de energía, principalmente en las centrales eléctricas.
Pero más de una década después, la empresa estatal Bitor, productora del combustible, continúa enfrentada al reto de consolidar un buen nivel de demanda para la orimulsión, que ha sido cuestionada por sus efectos ambientales y atacada por sectores relacionados con la producción de carbón.
El premio a Rivas, quien ha participado en casi todo el proceso de desarrollo y evolución de la orimulsión, llega precisamente cuando el gobierno venezolano ha lanzado una nueva ofensiva en busca de mercados, comandada en persona por el presidente Hugo Chávez.
El mandatario es un convencido de las ventajas y las posibilidades de la orimulsión como generador de divisas, y lo hizo notar en todas las escalas de una extensa gira realizada en octubre por países asiáticos, considerados consumidores potenciales, por sus necesidades de generación de energía.
Las oportunidades más claras de estimular el negocio aparecieron en China.
A mediados de abril, una delegación de la Compañía Nacional de Petróleo de China visitó Caracas para suscribir un acuerdo destinado a determinar la "factibilidad y viabilidad" técnica, económica y financiera de la construcción de una nueva planta de orimulsión para abastecerse de energía.
La planta, que podría ponerse en marcha dentro de unos tres años, produciría hasta cinco millones de toneladas del combustible en Venezuela, un volumen que sería embarcado directamente hacia China. En la práctica, se duplicaría la capacidad de producción actual de orimulsión.
"Este es un gesto de apoyo a Venezuela, y eso hay que reconocerlo", dijo Chávez, cuando fue visitado por la delegación petrolera China.
Según trascendió, la gira asiática del presidente también abrió las oportunidades de aumentar ventas a Japón y la posibilidad de realizar negocios con este combustible en Corea del Sur y Filipinas. Así mismo, se ha hablado de interés por parte de India.
La orimulsión es "proyecto bandera" de Venezuela, según ha señalado el mandatario. El mayor desafío del sector es lograr que se cumplan los pronósticos de hace algunos años, cuando incluso se previó una demanda internacional de unos 20 millones de toneladas.
En la actualidad, Venezuela vende orimulsión a una decena de naciones, entre ellas Italia, Dinamarca, Canadá, Lituania y Japón, que consumen de cuatro a cinco millones de toneladas anuales.
El principal obstáculo para el comercio de la orimulsión fue una serie de campañas de grupos ambientalistas, que conjuraron la posibilidad de cerrar contratos de suministro en Estados Unidos y Gran Bretaña.
Venezuela ha argumentado que esas campañas fueron injustas y que estuvieron alimentadas por empresas productoras de otro tipo de fuentes de energía. Al respecto, Chávez aseguró que las argumentaciones contrarias a la orimulsión fueron concebidas "para proteger el carbón".
El desafío de penetrar mercados también estimuló el mejoramiento en la calidad del combustible, que en su última generación, conocida como "orimulsión 400", podría considerarse como "verde", sin impacto en el ambiente. (FIN/IPS/lc/ff/st en/00