ZIMBABWE: Invasión de granjas no afecta seguridad alimentaria

La reforma agraria de Zimbabwe no pondrá en peligro la seguridad alimentaria del país pues su objetivo es dar tierras a quienes producen la mayoría de la comida, aseguró Joe Made, secretario ejecutivo de la paraestatal Autoridad para el Desarrollo Agrícola y Rural (ARDA).

Made afirmó, incluso, que aun si todos los granjeros blancos dejaran de producir en Zimbabwe, el país todavía mantendría 70 por ciento de su producción de maíz.

El funcionario agregó que se lograría 65 por ciento de la distribución habitual de algodón, 40 por ciento de la de trigo y algo menos de 10 por ciento de la de tabaco, si la temporada es buena.

El director de la ARDA se niega a considerar "invasión" o "robo de tierras" a la toma de las propiedades de blancos por parte de los ex combatientes en la independencia de Zimbabwe en los años 70. Unas 1.000 haciendas han sido ocupadas en últimos dos meses.

Por el contrario, Made habla de una "readquisición de lo que justamente les petrenece".

El parlamento de Zimbabwe aprobó hace dos meses un impuesto que establece a la otrora metrópoli colonial, Gran Bretaña, el pago de una compensación por las tierras agrícolas tomadas por la fuerza para ser colonizadas.

Si Gran Bretaña se resiste a pagar la compensación, entonces Zimbabwe no tiene obligación de pagar por las tierras que invadieron los ex combatientes. Mientras, Londres afirmó que desconoce la obligación impuesta por la nueva ley.

Los blancos constituyen menos de uno por ciento de la población del país africano, pero aún poseen 70 por ciento de las tierras, mientras un millón de familias negras están en tierras áridas tras haber sido expulsadas por el poder colonial de las áreas fértiles que habitaban.

Made no teme que la redistribución de tierras derive en una disminución de la cosecha, como afirman los opositores de la reforma agraria.

"Aunque tenemos que afrontar la realidad y saber que vamos hacia un período doloroso, no debemos exagerar argumentando que habrá una reducción en la cosecha debido a la expropiación de granjas", dice Made.

"En general, los zimbabwenses tienen mucha experiencia en el trabajo de la tierra pero carecen de posesiones. Nuestros servicios de extensión agrícola son los mejores del mundo. Para confirmarlo uno sólo tiene que mirar cómo se produce maíz con una agricultura en zonas suburbanas", dijo.

Pero la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) sostuvo que la inseguridad alimentaria se agravará a medida que los problemas económicos se profundicen y los disturbios afecten la producción.

Según la FAO, el panorama de seguridad alimentaria en Zimbabwe es desfavorable debido al efecto combinado del clima adverso, los serios problemas económicos y la inquietud en torno de la reforma, que ha afectado la actividad de las granjas de producción a gran escala.

"Las inundaciones a fines de feberero dañaron los cultivos extensivos del sur y el este. En las últimas semanas, veteranos de la independencia y otras personas atacaron a propietarios de granjas y a sus empleados, hiriendo de gravedad a muchos, matando a algunos y quemando cosechas en campos y graneros", dijo la FAO.

Tres productores blancos y un policía negro fueron asesinados por veteranos de guerra en el curso de los violentos combates en las granjas.

La FAO advirtió que estos episodios crearon un clima de miedo entre los productores blancos, muchos de los cuales abandonaron sus posesiones y dejaron sus actividades para refugiarse en áreas urbanas.

"Aunque es cierto que el impacto de los disturbios en la situación alimentaria puede no ser muy grave este año, se sentirá con más dureza el próximo", dice la FAO.

Pero Made dijo que "es más probable que el clima impacte en la seguridad alimentaria antes que lo haga a expropiación de las tierras", y "aun así, si las lluvias cesan en unos siete días, habrá todavía tiempo para cultivar".

A su juicio el verdadero problema es la escasez de combustible. "Lo más crítico es que el suministro de combustible continúa igual, porque los granjeros tienen que trasladarse y trabajar", dice Made.

En Zimbabwe escasea el combustible desde comienzos de año, a causa de la aguda falta de divisas extranjeras causada por grandes servicios de deuda externa, la suspensión de préstamos internacionales por incumplimientos, la intervención en la guerra de la República Democrática de Congo y la caída de los ingresos por exportación.

"Una interrupción en la actividad agrícola en este momento podría tener serias consecuencias en la seguridad alimentaria de Zimbabwe y en su economía en general", afirmó la FAO.

Pero Made no está de acuerdo. "El informe de FAO es infeliz e inoportuno. En Zimbabwe el panorama se tornará claro en junio y julio. Entonces se tendrán cifras concretas de cuánto maíz habrá para la venta. La ocupación de las granjas no afectará la seguridad alimentaria", concluyó.

Los dos principales grupos del sector agrícola de Zimbabwe son los granjeros comerciales y los campesinos de las áreas colectivas, que representan 70 por ciento de la producción anual de maíz, a pesar de estar situados en una tierra semiárida y de suelo rocoso que dificulta el cultivo.

El 30 por ciento restante procede del sector comercial, en el cual trabajan unos 700 negros y unos 4.300 blancos.

La ARDA, organismo paraestatal que acuerda con el gobierno la producción agrícola e implementa grandes proyectos de desarrollo rural, también produce maíz a gran escala.

La entidad posee la mayor superficie de tierra irrigada del país y emplea a un personal permanente de 3.000 personas y a 45.000 trabajadores zafrales.

"Treinta por ciento del maíz que procede del sector comercial no es exclusivamente producido por los blancos", dice Made.

El jerarca afirma que cerca de 65 por ciento de la producción de algodón corresponde a los campesinos. "En una buena temporada alcanza la marca de 70 por ciento. El resto procede de productores comerciales, que tampoco en este caso son solo blancos. Un total de 15 por ciento es de ARDA", agregó.

El trigo procede fundamentalmente de los granjeros comerciales, mientras que ARDA produce 15 por ciento y los campesinos 40 por ciento.

"La mayor parte del ganado se encuentra en las zonas comunales. Los productores comerciales compran este ganado, lo engordan y lo venden como si fuera de ellos", explicó.

Made disipó además el temor de que la reforma agraria transforme Zimbabwe en una nación de granjeros. "Tenemos muchos agrónomos vagando por las calles porque no pueden obtener un trabajo. ARDA está dispuesta a poner a sus expertos para darles entrenamiento y prepararlos", sostuvo.

"Debe haber un acuerdo regional al respecto. Una vez que la Comunidad para el Desarrollo de Sudáfrica aplique una redistribución equitativa de la tierra, nosotros, como región, estaremos capacitados para tener un superávit, si la temporada es buena", aseguró.

Cerca de 87 por ciento de la tierra agrícola en Sudáfrica está en manos de una minoría blanca, según Made. Lo mismo sucede en Namibia. (FIN/IPS/lm/sm/mj/dv/00

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe