La suspensión de las elecciones retrasó en Venezuela el nacimiento de la República Bolivariana consagrada por la nueva Constitución, y dejó en evidencia que aún queda camino por recorrer en el traumático proceso de cambios políticos impulsado por el presidente Hugo Chávez.
"No es un acto para sonreírnos ni para felicitarnos", advirtió este viernes el fiscal general, Javier Elechiguerra, al anunciar que está en marcha una investigación para determinar las responsabilidades por la acumulación de errores causantes de la postergación de los comicios que estaban programados para este domingo.
La decisión del Tribunal Supremo de justicia, anunciada apenas tres días antes de que 11,7 millones de venezolanos salieran a votar en las elecciones más grandes de la historia del país, impactó severamente a los actores políticos, que ahora buscan una salida honrosa para el proceso.
La comisión legislativa que reemplaza al parlamento en esta etapa de transición deberá fijar en los próximos días una nueva fecha para los comicios, en los cuales 36.000 candidatos competirán por 6.241 cargos, y que fueron previstos para adaptar los poderes de elección popular a la Constitución vigente desde el 30 de diciembre.
En medio del limbo comicial y de incertidumbres sobre la responsabilidad por las fallas técnicas que provocaron la medida judicial, sectores de oposición y representantes de la sociedad civil critican duramente al Consejo Nacional Electoral (CNE).
Los miembros del CNE sorprendieron a la opinión pública al no renunciar este jueves, cuando se produjo el descalabro electoral, pese a las críticas a su actuación, a la presunta falta de transparecia y a numerosos pedidos para que abandonen sus cargos.
Toda la acción del CNE en la preparación de estas complejas elecciones estuvo afectada por una crisis de credibilidad, cuyo origen se relaciona con la forma en que sus miembros fueron designados.
Chávez llegó al poder en febrero de 1999 decidido a impulsar un proceso de cambios políticos que denomina "revolución pacífica y democrática" y cuya piedra angular fue la aprobación de la Constitución que consagra la República Bolivariana de Venezuela.
Este militar retirado que en 1992 encabezó un fallido golpe de Estado, obtuvo la Presidencia con un contundente triunfo electoral que desplazó a los partidos que habían dominado el escenario político durante 40 años de democracia.
Los venezolanos participaron el año pasado de tres instancias de votación relacionadas con el proceso constituyente. Todo eso se produjo en un ambiente de intensa conflictividad entre actores políticos e institucionales, que provocó una fuerte politización del país.
Chávez, quien obtuvo victorias impactantes en esos comicios, los calificó de "batallas" y llegó a dividir al país entre los patriotas que apoyan su proyecto y los antipatriotas que lo rechazan.
La oposición a Chávez se unió contra la Constitución por considerar que había sido redactada en forma apresurada, pero la fuerza del "Si" a la nueva carta fundamental quedó demostrada cuando la propuesta oficialista logró 71 por ciento de los votos.
A comienzos de este año, la Asamblea Constituyente, de aplastante mayoría oficialista, diseñó un régimen de transición que incluyó la eliminación de instituciones representativas de los poderes públicos, para reemplazarlas por organismos provisionales.
Las críticas no se hicieron esperar: los nuevos funcionarios fueron nombrados "a dedo", han dicho desde entonces los principales portavoces de la oposición. En ese proceso fueron elegidos los directivos del CNE y también los magistrados del Tribunal Supremo, lo que los convirtió en foco de dudas sobre su imparcialidad y transparencia.
El Tribunal Supremo había rechazado previamente media docena de recursos presentados por grupos de electores y de la sociedad civil pidiendo la postergación de las elecciones al menos por un mes, para cumplir con el plazo previsto por la Constitución de seis meses para su convocatoria.
Pero el máximo tribunal recordó que la Asamblea Constituyente era "supraconstitucional" y por lo tanto tenía atribuciones para fijar esa fecha.
Las organizaciones de la sociedad civil que a comienzos de esta semana intentaron un nuevo recurso de amparo ante el Tribunal, advirtieron a los magistrados que se estaban violando los derechos del ciudadano a elecciones de calidad y a la información sobre los candidatos,
Para entonces ya era evidente que existían graves problemas en la preparación de las máquinas para la lectura de los votos automatizados, pues habían fracasado todos los simulacros.
Chávez fue uno de los primeros en admitir la posibilidad de suspensión, antes de que deliberara el Tribunal. En un mensaje televisado, dijo posteriormente que la caótica jornada de este jueves le había parecido "un día muy pedagógico", y que la decisión del Tribunal fue "sabia".
El presidente también consideró que la medida comprueba la transparencia de las instituciones. "Lo importante es que hubo un árbitro que, evaluando las dificultades, tomó una decisión", dijo el mandatario.
La actitud de Chávez, favorito para la reelección, contribuyó a bajar la tensión en torno del aplazamiento de los comicios, pero también despertó suspicacias de sus críticos. El vespertino de oposición Tal Cual consideró este viernes que Chávez dio "la seña" antes de la decisión judicial.
Un editorial de primera página de Tal Cual, un periódico dirigido por Teodoro Petkoff, de larga trayectoria política en Venezuela, sugirió que "las instituciones no se atrevieron a actuar por su cuenta". (FIN/IPS/lc/ff/ip/00