VENEZUELA: Chávez frente al desafío de la conciliación

La necesidad de impulsar un ambiente de diálogo después de 15 meses de enfrentamientos políticos será uno de los desafíos más importantes para el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, si logra su reelección el próximo domingo.

Tras impulsar un fuerte cambio en el mapa político venezolano, a Chávez "le falta demostrar su condición de estadista, que reside en la capacidad de diálogo", admitió este lunes a la prensa extranjera el ministro de Relaciones Exteriores, José Vicente Rangel.

Rangel, considerado portavoz clave del gobierno, aseguró que Chávez es consciente de que luego de las elecciones comenzará "una nueva etapa", y predijo que el diálogo será posible "una vez superado el conflicto político" del último año y medio.

Los 11,7 millones de electores venezolanos fueron convocados a elegir presidente, parlamentarios, gobernadores, asambleas legislativas regionales, alcaldes, concejales y miembros de las juntas parroquiales en los comicios de este 28 de mayo.

El objetivo de este proceso, que por sus dimensiones es llamado popularmente cmo "megaelección", es renovar la institucionalidad del país, para adaptarla a la nueva Constitución vigente desde el 30 de diciembre, eje de la estrategia de cambio impulsada por el mandatario.

Chávez, un militar retirado que encabezó un fallido golpe de Estado en 1992, asumió la presidencia en febrero de 1999 tras un contundente triunfo electoral. Ahora aspira a relegitimarse a la cabeza de la República Bolivariana de Venezuela, el nombre propuesto por él y consagrado en la nueva carta fundamental.

Su principal retador es el también militar retirado Francisco Arias, que compartió con él el liderazgo del fallido golpe y que en su campaña por la Presidencia le cuestiona logros y estilo de gobierno.

Aunque la candidatura de Arias ha tenido un notable avance, todas las empresas encuestadoras señalan como favorito a Chávez, quien tiene previsto cerrar su campaña el miércoles, con una manifestación masiva.

Rangel descartó este lunes la posibilidad de fraude y comentó a los corresponsales de medios extranjeros que al gobierno no podría interesarle la manipulación del voto, "porque tiene ganada" una elección presidencial "que no es reñida".

Agregó que el contricante del actual mandatario no superará el tope de 40 por ciento, "el nicho (electoral) del antichavismo".

Pero también consideró que las "megaelecciones" dejarán como resultado "un cuadro plural y representativo de un nuevo liderazgo del país", ya que el oficialismo o "chavismo" obtendría sólo mayoría relativa.

Si bien Chávez aparece como favorito para ganar la Presidencia, aún no está claro el peso futuro de sus partidarios en el parlamento o en las regiones y municipios, donde otras fuerzas opositoras mantienen importante presencia.

En la eventualidad de un nuevo gobierno de Chávez, "vamos a bajar la persiana a la política", para iniciar una etapa concentrada en lo económico y lo social, y eso exige superar las tensiones, dijo el canciller.

La llegada de Chávez al poder desplazó de la escena política al socialdemócrata partido Acción Democrática y al socialcristiano Copei, las dos fuerzas que habían dominado el escenario democrático durante 40 años.

Pero "la revolución pacífica" puesta en marcha por el presidente ha estado inundada por lo que analistas políticos llaman la "pugnacidad" entre el oficialismo y la oposición.

El proceso de redacción y aprobación de la nueva Constitución incluyó tres convocatorias a elecciones, que fueron el eje del enfrentamiento entre las dos partes.

La llegada de las "megaelecciones" reactivó ese escenario de pugnacidad y numerosos actores nacionales, entre ellos el Consejo Nacional Electoral y la Iglesia Católica, han realizado llamados a la ponderación.

El canciller descartó por completo la posibilidad de que Chávez pueda actuar en el futuro contra del orden democrático, pero al mismo tiempo comentó que será necesario eludir riesgos propios del ejercicio del poder: el sectarismo, la prepotencia y la arrogancia.

"El poder en esencia es arrogante y sectario, todos los poderes son así", comentó Rangel, un dirigente político de larga trayectoria que también ejerció el periodismo.

El viraje hacia lo económico y lo social como prioridad de un eventual segundo gobierno de Chávez implicaría asumir lo que muchos observadores de la realidad venezolana consideran la asignatura pendiente de los 15 meses de su actual gobierno.

La crisis económica se profundizó en 1999, con una caída de 7,2 por ciento del producto, y el desempleo llegó a 16 por ciento, aunque fuentes independientes consideran que en realidad es cercano a 20 por ciento. Numerosos analistas han dicho que Venezuela no tiene la confianza de los inversionistas.

El desempleo y la inseguridad pública son las principales preocupaciones de la población venezolana, de acuerdo con las encuestas. (FIN/IPS/lc/ff/ip/00

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