VENEZUELA: Aceptar observadores es una fatalidad, dice gobierno

La desconfianza del mundo industrializado ante los procesos electorales de América Latina revela falta de comprensión de la madurez democrática regional y obliga a aceptar a los observadores como una "fatalidad" para disipar dudas, comentó hoy el gobierno de Venezuela.

"Me da cierta frustración como venezolano que nos tengan que supervisar", confesó el ministro de Relaciones Exteriores, José Vicente Rangel, al recordar que este país realiza comicios ininterrumpidos desde 1958 y nunca "ha ocurrido nada".

Rangel dijo que "los países avanzados deben comprender que América Latina ha madurado para la democracia", y consideró que la insistencia en la observación o supervisión electoral revela "cierto desprecio".

"Aceptamos los observadores internacionales como una fatalidad, porque si no lo hacemos nos tildan de autoritarios", afirmó el canciller este lunes, en una reunión con corresponsales de la prensa extranjera que cubren la campaña política con vista a las elecciones del domingo 28.

Estos comicios, concebidos para renovar la institucionalidad tras la entrada en vigor el 30 de diciembre de una nueva Constitución, son los más grandes realizados desde la instauración de la democracia en Venezuela, y también serán los más supervisados.

El gobierno venezolano invitó a más de 50 organizaciones internacionales a observar este proceso electoral, que debido a sus grandes dimensiones son denominadas popularmente "megaelección".

El portavoz gubernamental comentó, además, que "desde el exterior… no terminan de entender que la democracia ya no es un producto importado", y señaló que los pueblos latinoamericanos han madurado, y en ese proceso han descubierto "la importancia de vivir en democracia".

En Venezuela se realizan elecciones en forma continuada desde 1958, tras el derrocamiento de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, pero nunca antes los ciudadanos habían sido desafiados por una cantidad tan grande de candidatos, que los enfrentará con varias boletas al momento de sufragar.

Unas 36.000 personas competirán el domingo próximo por los cargos de presidente, parlamentarios, gobernadores, legisladores regionales, alcaldes, concejales y miembros de las juntas parroquiales. En total serán 6.241 puestos los que estarán en juego.

El intenso proceso de vigilancia del proceso incluye la participación de observadores locales e internacionales, así como la actuación de un comité de auditorías convocado por el Consejo Nacional Electoral (CNE), encargado de seleccionar una empresa para comprobar la integridad del proceso.

Todas estas medidas fueron adoptadas en medio de dudas planteadas por la oposición en torno a la integridad del CNE, árbitro electoral del país, al cuestionar los métodos utilizados para elegir a los directivos de ese organismo.

Los miembros del CNE fueron elegidos por una comisión legislativa de transición dominada por el oficialismo y, según los críticos, esa selección se realizó "a dedo".

El CNE destaca que, junto con los observadores, el proceso cuenta con la participación de al menos cuatro empresas internacionales en diversas etapas de la preparación y ejecución del proceso, lo cual entiende es una garantía adicional para la transparencia de los comicios.

Rangel indicó este lunes que también debe considerarse como un factor importante para esta garantía la participación de más de 30.000 candidatos. "Todos ellos tienen la mirada puesta en el proceso (comicial), incluso en los rincones más apartados del país", precisó.

El canciller comentó que la misión de la Organización de Estados Americanos (OEA), presente en el país desde la semana pasada, está integrada por hasta 70 observadores.

Los representantes de la OEA no han formulado ninguna duda en torno a la transparencia del proceso, que está automatizado en más de 90 por ciento. En cambio, observan con atención los complejos preparativos técnicos para la votación.

El simulacro de votación automatizada previsto para la semana pasada debió postergarse por presuntos errores en la base de datos, y la OEA estaba a la espera de los resultados de otra prueba para emitir una opinión sobre el mecanismo.

El jefe de la misión, Rubén Perina, comentó que, si las fallas y retrasos técnicos persistieran esta semana, deberían hacer recomendaciones concretas al respecto.

Pero en ningún momento los delegados de la OEA se quejaron de dificultades para realizar el trabajo. Perina aseguró que han tenido acceso a toda la información necesaria por parte del árbitro comicial venezolano, que por su parte asegura tener bajo control los problemas técnicos. (FIN/IPS/lc/dm/ip/00

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