SINGAPUR: Deportación de mujeres con VIH causa polémica

El gobierno de Singapur justificó la deportación este mes de nueve mujeres extranjeras con VIH por motivos de protección sanitaria, pero los críticos advirtieron que la medida agrava el estigma contra los infectados y viola sus derechos.

Las nueve mujeres, casadas con ciudadanos de Singapur, fueron deportadas a mediados de este mes por ser "inmigrantes prohibidas", informó el diario de lengua inglesa The Sunday Times.

La repatriación de extranjeros con VIH (virus de inmunodeficiencia humana, que causa el sida) "es necesaria para asegurar que no presenten una amenaza para la salud pública de Singapur", arguyó un portavoz del Ministerio de Salud.

Pero Acción para el Sida, una organización no gubernamental (ONG) nacional, pidió al gobierno flexibilidad en la aplicación de esas normas en una carta dirigida al presidente S.R. Nathan.

"Esperamos que el gobierno acepte nuestro pedido de flexibilidad", declaró el presidente de la organización, Roy Chan.

Roger And, coordinador voluntario de un grupo de apoyo a personas con VIH y uno de los tres signatarios de la carta al presidente, consideró innecesaria la repatriación.

"Entiendo la posición del gobierno, pero desde el punto de vista humanitario, se trata de mujeres con familias, con hijos", señaló.

Las duras medidas de Singapur no impresionan a los activistas, quienes afirman que las normas de inmigración de la ciudad-estado asiática no son una manera sensata de combatir la epidemia del sida.

La política de Singapur hacia el sida puede ayudar a prevenir la propagación del VIH por prostitutas extranjeras, pero las mujeres deportadas este mes están casadas con singapurenses y es improbable que contagien el virus a otros, señaló John Ungpakorn, senador y secretario de Access Foundation, una ONG de Tailandia.

Así mismo, "el gobierno genera una falsa tranquilidad. La población puede pensar que porque estas extranjeras VIH-positivas fueron deportadas, Singapur está a salvo", declaró Ungpakorn en una entrevista.

Aparte de las nueve extranjeras deportadas este mes, otras 10 mujeres de Tailandia, Indonesia y Filipinas serán repatriadas y separadas de sus familias cuando venza su permiso de visita, según informes de prensa.

Los permisos permiten la permanencia en Singapur desde dos semanas hasta un año, y a menudo son utilizados por extranjeros que desean vivir con su familia en la ciudad-estado.

Las familias afectadas por la deportación estaban devastadas cuando fueron entrevistadas por The Sunday Times.

Daniel Wee trabaja en la industria naval. Su esposa Phay, una tailandesa, espera un hijo para septiembre.

"Temo que (madre e hijo) serán separados. Ella no podrá cuidar de su bebé, y éste no tendrá la posibilidad de conocer a su madre", dijo Wee.

Nan, otra ciudadana tailandesa deportada, parecía resignada. "No podemos hacer nada más que esperar que las leyes sean cambiadas y podamos vivir con nuestras familias", manifestó.

De acuerdo con una enmienda legislativa anunciada en febrero de este añ o, todos los solicitantes de residencia permanente o permisos de inmigración válidos por más de seis meses deben someterse obligatoriamente a una prueba de VIH.

La medida forma parte de un esfuerzo por "fortalecer el control de enfermedades transmisibles" como el sida, declararon conjuntamente varios ministerios.

Pero los críticos señalaron que el análisis obligatorio viola los derechos humanos y compromete la confidencialidad de la información médica.

Según cifras del Ministerio de Salud, los análisis detectaron el virus del sida en más de 3.000 extranjeros desde 1985, frente a 1.200 singapurenses en una población de 3,8 millones. El índice es muy inferior al de otros países asiáticos.

Otra enmienda realizada en 1998 a la ley de inmigración convirtió a los extranjeros con VIH o sida en "inmigrantes prohibidos".

Los activistas destacaron que las deportaciones de este mes constituyen un síntoma de un problema mayor, y es la falta de solidaridad hacia los pacientes con VIH pese a la necesidad de enfocarlo como un problema humano, y no un asunto de inmigración o de poca importancia porque afecta a pocas personas.

Además, el gobierno no ofrece subsidio alguno para el costoso tratamiento que requieren los pacientes con VIH/sida, porque considera mejor invertir en terapias efectivas "para beneficio de la mayoría de los pacientes", según un portavoz del Ministerio de Salud.

El secretario honorario de Acción para el Sida, Brenton Wong, se manifestó indignado por esas declaraciones.

"Nos jactamos de nuestras enormes reservas de divisas y nuestro desarrollo económico, pero no podemos cuidar de nuestra propia gente", lamentó.

Wong señaló además que ninguna ley impide a las empresas despedir empleados por estar infectados con el virus del sida. (FIN/IPS/tra-en/kn/js/mlm/hd-he/00)

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