SALUD: Sal con hierro para combatir la anemia

El agregado de hierro a la sal iodada podría resolver un problema de salud que afecta a 2.000 millones de personas, incluso más de la mitad de los niños menores de cinco años del Sur en desarrollo.

La anemia por falta de hierro, que es la deficiencia nutricional más frecuente en el mundo, reduce tanto la capacidad física como mental de sus víctimas.

Pero el agregado de hierro a la sal, que se utiliza en casi todo el mundo, puede reducir notablemente ése y otros tipos de anemia.

La tecnología, desarrollada por la Iniciativa de Micronutrientes, una organización multilateral, y la Universidad de Toronto, Canadá, ya fue probada y podría estar disponible el año próximo, anunció M.G. Venkatesh Mannar, director de la Iniciativa.

El costo de fortificar la sal con hierro y iodo ascendería a unos 15 centavos de dólar por persona y por año, un monto que se alcanzaría con fondos multilaterales y de gobiernos nacionales, cuyos sistemas de salud se ahorrarían decenas de millones de dólares al año en tratamientos de anemia.

La Iniciativa de Micronutrientes, dirigida por representantes de Unicef, el Banco Mundial, el Centro Internacional de Investigación para el Desarrollo y agencias de desarrollo de Canadá y Estados Unidos, se propone ofrecer gratuitamente la nueva tecnología de doble fortificación de la sal.

El anuncio se produjo este jueves en vísperas del Simposio de la Sal 2000, que reunirá a 800 productores de sal en La Haya, Holanda.

Los productores de sal tuvieron un papel esencial en la campaña internacional lanzada en 1990 para introducir sal iodada en la mayoría de los países.

La deficiencia de iodo es la causa más común de retardo mental evitable, y también puede provocar abortos y muerte perinatal. Los niños nacidos de madres con deficiencia de iodo también pueden padecer problemas neuromusculares, auditivos y de habla.

Aunque el proceso de iodización existe desde la década de 1920, en 1990 solo de 10 a 20 por ciento de la población mundial utilizaba sal iodada.

Tras la Cumbre Mundial de la Infancia de 1990, que reclamó esfuerzos especiales para reducir la deficiencia de micronutrientes, ese porcentaje subió a más de 70 por ciento.

Se estima que el uso de la sal iodada protege cada año a unos 85 millones de recién nacidos de una pérdida significativa en su capacidad de aprendizaje.

En China, donde la cobertura de sal iodada aumentó de 54 a 94 por ciento entre 1995 y 1999, la incidencia de bocio cayó de 20,4 a 8,8 por ciento en el mismo período.

La Iniciativa de Micronutrientes cree que la meta de la iodización universal de la sal se alcanzará para el 2010, 10 años después del objetivo fijado en la Cumbre de la Infancia, pero el éxito de la campaña se considera igualmente un gran logro de la salud pública internacional.

La red establecida para iodar la sal por la Iniciativa, Unicef, Kiwanis International, gobiernos nacionales y productores de sald debería facilitar la generalización de la sal fortificada con hierro, según Mannar.

Esa red "nos provee la infraestructura necesaria para llevar la sal doblemente fortificada a las zonas más remotas del planeta", señaló.

Muchas personas padecen actualmente alguna forma de anemia porque sus dietas tienen bajo contenido de hierro o les impide absorber la cantidad necesaria de ese importante mineral, en especial en los niños pequeños, que requieren altas cantidades de hierro para su crecimiento.

Además de los niños pequeños, las mujeres, y en particular las embarazadas, son especialmente vulnerables a la anemia. Más de la mitad de las mujeres grávidas padecen anemia en los países pobres, y en algunos casos la proporción llega a 75 por ciento.

Unas 250.000 mujeres mueren cada año durante el parto por problemas relacionados con la anemia, que también es responsable de muchas muertes perinatales y de bajo peso al nacer.

La nueva tecnología resuelve un antiguo problema de la comunidad científica: cómo combinar el hierro y el iodo en la sal sin disminuir el efecto de cada nutriente.

Mediante la dextrina, un sustancia utilizada para recubrir tabletas, los investigadores lograron impedir que cada sustancia entre en contacto con la otra o con el agua de los cristales de sal.

Las pruebas completadas el año pasado en Ghana e India revelaron que la nueva sal tiene una larga vida útil, es fácilmente aceptada por los consumidores y puede producirse a bajo costo en la mayoría de los países pobres.

"La sal ha sido siempre un excelente vehículo para proveer nutrientes a grandes poblaciones, porque su consumo es casi universal, y su fortificación es relativamente barata", destacó Mannar.

La nueva sal ofrecería de 30 a 40 por ciento de los requerimientos diarios mínimos de hierro, en base a la presunción de que aun las dietas más pobres ofrecen dos tercios del hierro que todo organismo necesita, explicó el científico.

Investigadores de la Iniciativa de Micronutrientes y la Universidad de Toronto anunciaron que están trabajando en el agregado de otro nutriente a la sal, la vitamina A.

La deficiencia de vitamina A mata hasta dos millones de niños pequeños cada año y es la principal causa de ceguera en el mundo.

"La triple fortificación convertiría a la sal en una especie de 'arca de Noé' de la salud pública mundial", destacó Mannar. (FIN/IPS/tra-en/jl/da/mlm/he/00

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