El flamante presidente de Rusia, Vladimir Putin, recibe una herencia de crisis económica, corrupción, burocracia ineficaz y falta de orden en el país más grande del mundo.
"Putin ahora se parece al heredero de un millonario que sólo heredó deudas. El problema de Rusia es una crisis de anarquía, y el país necesita autoridad", dijo el analista político Vyacheslav Nikonov.
Pero en la actualidad el país parece experimentar un renacimiento económico. Economistas sostienen que la devaluación de 75 por ciento que sufrió el rublo frente al dólar en 1998 dio un fuerte impulso a la industria nacional, sacándola decisivamente de su parálisis.
La economía está en auge. Creció seis por ciento en marzo y ocho por ciento en el primer trimestre del año, declaró Putin antes de tomar posesión de la presidencia este domingo.
El alto precio del petróleo, la exportación más importante del país, que impera desde marzo del año pasado también estimula la economía, que en 1999 creció 3,2 por ciento, según cifras oficiales.
El Ministerio de Economía vaticinó que serán posibles 15 años de crecimiento económico fuerte y estable, siempre que el gobierno se atenga a los planes para crear los cimientos de la expansión.
Entre esos planes están eliminar los subsidios a la vivienda privada para el 2008, reducir los impuestos y depreciar el rublo con un retraso entre 15 y 20 por ciento con respecto a la inflación.
El gobierno también planea reestructurar el sector energético para impedir que la extracción de gas descienda por debajo de los 600.000 millones de metros cúbicos y para elevar la producción de crudo a 350 millones de toneladas, de las actuales 308 millones.
El programa económico de Putin tiene el propósito de duplicar el producto interno bruto (PIB) en un plazo de 10 años, dijo Alexei Ulyukayev, economista del Centro de Investigación Estratégica.
Putin designó asesor económico al economista liberal Andrei Illarionov, quien está a favor de reducir el aparato burocrático para impulsar el crecimiento del PIB a entre ocho y 10 por ciento anual.
El gasto estatal se calculó oficialmente en 37 por ciento del PIB ruso, pero la cifra real podría ser de hasta 70 por ciento si se incluyera el gasto extraoficial, como las viviendas, automóviles y vacaciones gratuitas que reciben funcionarios privilegiados.
En abril, el gobierno decretó la destitución de 4.000 funcionarios para el 1 de agosto, una cantidad mínima en la cifra total de 1,1 millones de empleados públicos en este país de casi 150 millones de habitantes.
Funcionarios del Centro de Investigación Estratégica, al cual el presidente encargó idear la reforma de la economía, dijeron que ya planificaron la reducción del aparato estatal y de su función en la economía.
El plan, que será revelado a fines de mes, supuestamente hace hincapié en la modernización económica, la transparencia y la competencia justa.
Sin embargo, a pesar del optimismo oficial, el Banco Mundial predice que el crecimiento económico en Rusia y en los países vecinos será menor este año.
"Eso es porque la recuperación rusa orientada a la sustitución de importaciones podría tener corta vida, a medida que retroceden las consecuencias de la devaluación de agosto de 1998, y no se tradujo en la recuperación de demanda doméstica", señaló el Banco Mundial en su informe anual sobre el estado de la economía del mundo.
El Banco Mundial también manifestó inquietud por la persistencia de la fuga de capitales, ya que 1.500 millones de dólares siguen saliendo del país cada mes.
Muchos observadores consideraron que la victoria de Putin en la primera ronda de las elecciones presidenciales fue la primera señal de posibles cambios rápidos en este país.
El presidente tiene la ventaja de contar con apoyo popular, la mayoría en el parlamento, relativa estabilidad política y las primeras señales de recuperación económica, señalaron.
Pero algunos políticos advierten que el énfasis en imponer el orden podría llevar al país a un rumbo autoritario.
"El federalismo actual ruso prácticamente no es viable, y por esa razón la idea de un estado fuerte y autoritario adquiere cada vez más apoyo", dijo Alexander Uss, presidente de la asamblea legislativa en la región de Krasnoyarsk.
Es muy probable que el gobierno opte por el autoritarismo, principalmente porque no hay protestas sociales que se le opongan, argumentó Sergei Karaganov, director del Consejo de Política Exterior y de Defensa.
Pero el Consejo ideó una estrategia alternativa para el país en las 350 páginas del libro "Agenda para el Presidente 2000". Allí se incluye la lucha contra la corrupción, estabilidad económica, una política exterior más activa y reformas militares.
"Ahora Rusia se enfrenta a dos escenarios, uno conservador y otro autoritario", sostuvo Alexey Salmin, director de la Fundación Social y Política.
"El primer escenario implica conservar el sistema actual de oligarcas… lo cual podría llevar a Rusia al borde del colapso total".
"El segundo incluye la interferencia del Estado para restaurar el orden y asegurar la transparencia económica", agregó. (FIN/IPS/tra-en/sb/sm/aq/ip/00