El presidente de México, Ernesto Zedillo, llega al último tramo de su gestión como empezó, bajo el fuego de grupos humanitarios que lo acusan de los problemas de violencia, militarización, pobreza y destrucción ambiental del sureño estado de Chiapas.
El grupo Agustín Pro Juárez invitó este martes a la comunidad internacional a protestar ante las embajadas de México contra las políticas diseñadas para Chiapas, solicitar a otros gobiernos que intercedan para detener la violencia y pedir la desmilitarización y castigo para los paramilitares.
Desde el 1 de mayo se registraron en zonas selváticas y montañosas de Chiapas tres emboscadas de campesinos, organizadas al parecer por paramilitares, en las que murieron cuatro indígenas supuestamente simpatizantes del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).
Además, el gobierno ordenó el ingreso de más patrullas policiacas a zonas de conflicto con la guerrilla, con lo que se reforzó la presencia militar y policial, ya antes masiva.
También se desalojó a campesinos, algunos prozapatistas, de la selva de Montes Azules, cuya destrucción por incendios y asentamientos humanos avanza a paso agigantado.
De los dos millones de hectáreas de esa zona, donde vive la cuarta parte de las especies de animales y plantas que existen en México, hoy quedan en estado natural menos de 500.000 hectáreas y se destruyen 33.000 promedio cada año.
Zedillo, quien empezó su gestión en diciembre de 1994 y termina en diciembre próximo, sostuvo que hace lo necesario para sacar a Chiapas de su atraso, frenar la violencia y establecer el diálogo con el EZLN, grupo con el que suspendió negociaciones en 1996 por desacuerdos sobre una ley de derechos indígenas.
Pero en los hechos, la pobreza se mantienes y la violencia se agudiza, según indican informes de grupos humanitarios locales e internacionales.
Al igual que al inicio de la gestión de Zedillo, los grupos humanitarios responsabilizan hoy al gobierno de los problemas de Chiapas, donde se registraron continuos crímenes los últimos años, entre ellos una matanza de 45 campesinos en 1997 a manos de un grupo paramilitar.
En lugar de buscar mecanismos de distensión, la respuesta gubernamental es enviar más policias y militares que causan aun más violencia, dijo Agustín Pro Járez.
El EZLN se dio a conocer el 1 de enero de 1994, cuando comenzaba el último año de gobierno de Carlos Salinas, al capturar tres poblados de Chiapas, el estado mexicano más pobre y menos alfabetizado pese a las abundantes reservas de petróleo y gas que posee.
La violencia insurgente duró 12 días, y el gobierno, que había restado importancia al alzamiento, aceptó el diálogo cuando los muertos sumaban más de 1.000. Desde entonces no se registraron choques directos entre guerrilleros y fuerzas de seguridad.
El EZLN acusó la semana pasada a Zedillo de azuzar la violencia con la nueva irrupción de policias y militares y preparar el ataque a las bases sociales de su grupo.
Esa será la forma de enterrar cualquier posibilidad de diálogo y de "recomponer la desastrosa campaña electoral" del candidato presidencial del gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI), Francisco Labastida, afirmaron.
Por primera vez en 70 años, el candidato del PRI aparece en segundo lugar en varias encuestas previas a las elecciones presidenciales del 2 de julio. Según esas encuestas, el opositor Vicente Fox, del conservador Partido Acción Nacional, camina seguro hacia un triunfo.
En el marco de la campaña previa a la elecciones generales, la violencia en Chiapas avanza y puede llegar a extremos lamentables, si el gobierno continúa con sus estrategias, advirtió el Centro de Derechos Humanos Agustín Pro Juárez.
Las acusaciones son absurdas y la presencia de policías y militares tiene el único objetivo de garantizar la paz en la zona, respondió Emilio Rabasa, comisionado del gobierno para la Negociación y el Diálogo en Chiapas.
Las milicias del EZLN, integrado por menos de 10.000 hombres mal armados, están rodeadas por más de 30.000 militares y policías, según las estimaciones más conservadoras.
Gracias a la Ley de Pacificación vigente desde 1995, los guerrilleros no pueden ser detenidos ni atacados, a menos que reactiven sus hostilidades y el diálogo se declare roto.
El EZLN es un guerrilla indígena atípica que niega aspirar a la toma del poder y cuyo líder, conocido como subcomandante Marcos, llama la atención de artistas e intelectuales de diversas partes del mundo por sus dotes literarias.
La organización afirma que el gobierno lleva adelante una "guerra de baja intensidad" en su contra, postura con la que coinciden grupos opositores y organizaciones humitarias.
Para promocionar su estrategia en Chiapas, el gobierno de Zedillo difunde hace varios meses propaganda en los medios de comunicación con la consigna de que "ningún problema es más grande que la voluntad de los mexicanos para resolverlo".
Los seis candidatos a la Presidencia de México prometen que de llegar al cargo promoverán el diálogo para pacificar Chiapas y que nunca usarán la fuerza. (FIN/IPS/dc/mj/ip/00
