MEXICO: Los jóvenes, candidatos al suicidio

El suicidio se ha convertido en la tercera causa de muerte entre los jóvenes de México, que están agobiados por trastornos psíquicos o desórdenes de tipo familiar o social, según estudios médicos.

La conducta suicida es considerada ya un grave problema de salud pública en este país, donde viven cien millones de personas, 60 por ciento de las cuales tienen menos de 30 años.

Cecilia Bautista, directora del Hospital Psiquiátrico de la Secretaría (ministerio) de Salud, explicó a IPS que el tema es centro de una profunda investigación para identificar a los grupos de alto riesgo.

La cantidad de suicidios aumentó de 554 en 1979 a 2.459 en 1997. Más de 50 por ciento de los casos de este último año correspondió a personas de entre 20 y 30 años y otro 20 por ciento a menores de 20 años, según datos oficiales.

En la escala mundial, Sri Lanka ocupa el primer lugar en número de jóvenes suicidados en la franja de 15 a 24 años, seguido de China y Estados Unidos.

En México, como en casi todo el mundo, la muerte por esa causa es más frecuente entre los hombres, con una relación de tres a uno respecto de las mujeres, mientras que éstas intentan suicidarse cuatro veces más que la población masculina.

Esa circunstancia obedece, entre otros motivos, a que los varones recurren a métodos más contundentes y agresivos que los utilizados por las mujeres para quitarse la vida, señaló Bautista.

Las autoridades calculan que el intento es entre 10 y 20 veces mayor que el suicidio consumado. El problema para determinar esta relación está en que sólo las muertes deben ser reportadas, explicó la médica.

También explicó que, ante la grave tendencia que afrontan los jóvenes, el programa de salud mental de la Secretaría de Salud pone el acento en la prevención de los principales factores que predisponen a esa patología.

Estudios oficiales determinaron que 40 por ciento de los jóvenes que se suicidaron habían sufrido un episodio depresivo mayor.

También se comprobó que 50 por ciento de los que segaron su vida lo hizo bajo los efectos de drogas o alcohol y entre 10 y 35 por ciento tuvo algún trastorno de personalidad límite o antisocial, según esos informes.

Otra investigación realizada entre niños y niñas de entre ocho y trece años mostró que 66 por ciento tenía ideas suicidas y nueve por ciento registraba un intento claro.

A pesar de que no existen estudios precisos, la experiencia indica que a los cambios físicos y del pensamiento de los adolescentes, que comienzan en esa etapa a forjarse una personalidad, se suman ahora nuevos patrones de conducta familiar.

"Los padres mexicanos, que tradicionalmente no acostumbraban a promover demasiado la autonomía de los hijos, afrontan hoy el desafío de llenar las largas horas en las que sus hijos adolescentes están solos", señaló Bautista.

"Cada vez son más las mujeres que por necesidad económica y de desarrollo profesional se incorporan al mercado laboral", lo cual obliga a los hijos menores a pasar mucho tiempo solos, y eso "genera un riesgoso sentimiento de vacío", añadió.

Bautista agregó que en las grandes ciudades mexicanas, incluida la capital, "crece en sigilo un fenómeno denominado 'tendencia dark', de adoradores de la 'santa muerte', que presenta gran arraigo entre los jóvenes".

Rituales que ponderan la obscuridad y promueven conceptos como el vacío, la desesperanza o "la utilización de la vida en favor de la muerte" aglutinan una cantidad indeterminada de jóvenes mexicanos en un movimiento que no ha sido transitorio, afirmó.

En general, los habitantes de las ciudades son candidatos a padecer algún trastorno mental, como la angustia, la depresión o el pánico, contrario a lo que sucede en las zonas rurales, donde el fenómeno del suicidio es prácticamente inexistente, señaló.

Las autoridades han registrado un alto consumo de benzodiacepinas, tranquilizantes cuya enorme demanda hizo surgir un importante mercado paralelo. En esas condiciones, es imposible establecer el consumo real de esos medicamentos, explicó la funcionaria.

El programa de salud mental de la Secretaría de Salud pretende incidir en los grupos de alto riesgo mediante medidas de prevención y terapéuticas. En centros comunitarios, instituciones de salud y escuelas son impartidos servicios de orientación.

Bautista precisó que los médicos también constituyen un estrato de riesgo, por ser la profesión en el país con mayores índices de alcoholismo, además de proclive al consumo de anfetaminas para evitar el sueño.

"Los médicos trabajan cotidianamente con gente gravemente enferma y, al convivir con la muerte, acumulan altas cuotas de frustración y estrés. Un oncólogo puede controlar el mal de su paciente, pero la mayoría de las veces no lo cura", explicó.

La milenaria cultura maya, asentada en el sudeste mexicano y en otras áreas de este país y América Central, adoró a la diosa Ixtab, encargada de conducir a los suicidas al paraíso, según cuenta la tradición en México. (FIN/IPS/pf/dm/he pr/00

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