La sequía y los incendios azotan a siete estados de México, declarados zona de desastre, en un cíclico ritual que obliga a emigrar cada año a unos 900.000 campesinos, pese a los esfuerzos gubernamentales.
Los siniestros superaron este año la capacidad de respuesta del gobierno federal y de las autoridades de los estados de Tamaulipas, Durango, Jalisco, Zacatecas, Morelos, Michoacán y Guerrero, para los cuales fueron autorizados recursos del fondo de desastres naturales.
La ausencia de lluvias dejó un saldo devastador en los últimos cinco años en las zonas áridas y semiáridas del país, que representan 52,5 por ciento del territorio mexicano y albergan a 25 por ciento de la población.
La erosión del suelo, insuficiente renovación de la cubierta vegetal y las secuelas de las propias actividades agropecuarias, sumado a la sequía y los incendios constituyen los factores fundamentales del desequilibrio ecológico y climático.
Para salir al paso de la emergencia, la Secretaría (ministerio) de Agricultura aplica desde comienzos de marzo un programa de prevención en esas regiones, explicó a IPS el portavoz ministerial Alfredo Garduño.
Acciones para un mejor el aprovechamiento de los recursos naturales, en especial la conservación del agua, fueron implementadas en los distintos establecimientos rurales.
Garduño informó que unos 100 millones de dólares son aplicados para tecnificar los sistemas de riego, otorgar empleos temporales y conservar suelos y recursos acuíferos.
La estatal Confederación Nacional Campesina (CNC) informó que la erosión severa que afecta a una amplia extensión del centro y norte del país mantiene a unos seis millones de campesinos enfrentados a la disyuntiva de emigrar o padecer sed y hambre.
Poblados de los centrales estados de San Luis Potosí y Guanajuato se convirtieron en pueblos fantasma, tras el abandono de todos sus moradores, señalan líderes campesinos.
Los prolongados períodos de sequía y la miseria endémica que afecta a los habitantes de zonas rurales en al menos 10 estados del país agudizaron la emigración, en especial hacia Estados Unidos.
La emigración hacia las ciudades mexicanas o al territorio estadounidense alcanza ya a unas 900.000 personas al año, según estadísticas de la CNC. Algunas zonas de los norteños estados de Baja California y Sinaloa reciben en temporadas a jornaleros del sur de México.
Desafiando los controles de las autoridades estadounidenses, cada año logran cruzar la frontera unos 320.000 mexicanos en busca de mejores oportunidades laborales.
Informes oficiales indican que 105 emigrantes ilegales perecieron entre enero y mediados de abril, en su intento por llegar a Estados Unidos, cifra que llegó a 356 en 1999 y a 323 el año anterior.
Entre 1995 y 1999 se registró el segundo quinquenio más seco desde 1945, con precipitaciones pluviales por debajo de la media histórica y épocas especialmente críticas, como en junio de 1997 y julio de 1998, precisó Garduño.
En las zonas áridas y semiáridas del norte de México la precipitación media anual es de 200 a 800 milímetros.
Sólo entre 1996 y 1999, la agricultura sufrió una merma reflejada en la paralización de actividades en 6,2 millones de hectáreas de granos básicos, informó la Unión de Productores de Maíz.
El gobierno mexicano declaró zona de desastre a siete estados a fines de la semana pasada, algunos de los cuales habían sido afectados además por el paso devastador de incendios forestales.
Tres incendios de gran magnitud socavan en estos momentos las riquezas naturales de zonas de los estados norteños de Chihuahua y Tamaulipas. Los siniestros son provocados en especial por las altas temperaturas, los fuertes vientos y la escasa humedad.
En Chihuahua, el fuego consumió ya 2.550 hectáreas de pino y encino, mientras los cuerpos oficiales de brigadistas sólo han logrado controlar 50 por ciento de los desastres.
Las 150 personas que luchar contra el fuego desde hace una semana han sido insuficientes para detener las llamas, que ya han consumido 75 hectáreas de bosques de esa entidad.
La Secretaría de Medio Ambiente informó que se registraron 6.963 incendios en el país hasta el día 11, que destruyeron 151.670 hectáreas, 50,5 por ciento de pastizales, 33,6 por ciento de arbustos y 15,7 por ciento de terreno arbolado. (FIN/IPS/pf/dm/en/00